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El BIID, el cerebro vibrando, el lóbulo parietal superior (LPS)

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

  1. La convulsión tónico-clónica o Grand mal
  2. La epilepsia
  3. Datos históricos, en breve
  4. Las convulsiones musicales: Cuando escuchar una composición melodiosa puede desatar un ataque epiléptico
  5. La epilepsia musicogénica y su historia
  6. La etiología
  7. La epilepsia — sin convulsiones — que trastorna las memorias
  8. El Desorden de Identidad de la Integridad Corporal (BIID)
  9. La dicotomía psiquis-soma: ¿Realidad o fantasía?
  10. El miembro "inútil" o la apotemnofilia
  11. El "tercer brazo"
  12. En resumen
  13. Bibliografía

El BIID, el cerebro vibrando, el lóbulo parietal superior (LPS), las tormentas eléctricas del encéfalo, las memorias errantes, y la apotemnofilia

"Hay mucho que saber, y es poco el vivir, y no se vive si no se sabe" (Baltasar Gracián y Morales 1601-1658)

edu.red

(Simio con un cráneo) por Wolfgang Hugo Rheinhold (1853-1900)

Para dar comienzo a esta ponencia es necesario reflexionar acerca de esa condición, distintivamente, estremecedora, conocida como la epilepsia…

La epilepsia nos interesa porque es un modelo elocuente de la plasticidad, redundancia estructural, y mimetismo funcional del cerebro humano.

Variedades de esta condición han recibido nuestra atención en previos trabajos, los que organizáramos con el fin de explicar los aspectos neuropsiquiátricos de una enfermedad que resulta ser tan compleja y tan angustiante para quienes la sufren como, para quienes con sus víctimas conviven.

La convulsión tónico-clónica o Grand mal

Nadie, quien haya sido testigo de un episodio convulsivo, puede, muy fácilmente, olvidar lo imprevisto, lo dramático, y las secuelas devastadoras del incidente. Las incontinencias, las mordidas de la lengua, los temblores generalizados, los espasmos de la mandíbula, el espumeo bucal, las angustias por todos compartidas, la rotación de los ojos dentro del cráneo, la pérdida de control por la víctima, y la confusión de quienes la rodean.

Y la amnesia post-ictus que deja al confuso protagonista, del drama involuntario, totalmente desorientado y, a menudo, avergonzado. Porque muchos epilépticos resguardan su "secreto" aún de las personas más allegadas. Ya que es realidad que a nadie le gusta perder el control, y la epilepsia significa una pérdida inesperada y total del control de nuestro cuerpo.

Mientras preparaba este capítulo, para usarlo como bases de una conferencia al respecto, encontré el siguiente artículo que formará parte fundamental de nuestra introducción a la misma…

En la semana del 11 de abril del 2009 en la revista Newsweek, Jon Meacham escribe un editorial, aptamente titulado: A Storm in the Brain

De acuerdo al columnista, el título para su artículo fue inspirado por muchos factores — de entre éstos, el que adquiriera la mayor importancia parece que fuera la ignorancia pública acerca de una condición crónica que a tantos afecta en los Estados Unidos — y, que, asimismo aflige, a muchos más individuos por el resto del mundo.

La epilepsia

Antes de proseguir con la esencia del escrito que apareciera en la mencionada revista, brevemente examinemos las estadísticas más recientes acerca de esta condición que nos ofrecen los archivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS):

  • La epilepsia es un trastorno neurológico crónico, y relativamente común, que afecta personas de todas las edades

  • Unos 50 millones de individuos alrededores del mundo la sufren

  • Casi el 90% de quienes la padecen viven en países subdesarrollados

  • Esta condición responde al tratamiento en el 70% de los casos, sin embargo, las tres cuartas partes de las víctimas, residentes de países rezagados, no reciben tratamiento alguno,

  • Las personas que sufren de la epilepsia, y sus familiares, pueden experimentar los efectos del estigma y la discriminación, asociados con esta condición, en los lugares donde viven.

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Traga la manzana envenenada por Paula Rego

Para Meacham, el suplicio que la epilepsia ha infligido en los Estados Unidos, ha sido vastamente ignorado y los esfuerzos para remediarlo han sido fútiles

Las estadísticas por el autor ofrecidas en su artículo se consideran desconcertantes y dramáticas, especialmente para quienes permanecen poco informados. Lo que constituye la vasta mayoría de los norteamericanos y — aventuramos nosotros, asimismo, decir — del resto de la población mundial.

Veamos las estadísticas en los Estados Unidos:

  • La epilepsia es tan prevalente como el cáncer de la mama y causa un igual número de muertes anuales

  • 50,000 personas, periódicamente, mueren víctimas de las complicaciones de esta condición. Incluyendo fatalidades por ahogos y otros accidentes

  • Una de cada diez personas sufrirá de, por lo menos, una convulsión en su vida

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