La persona que habla en público necesita convencimiento ante todo, Tanto para convencer a una multitud recalcitrante como para vender un seguro a un cliente indeciso, debe haber seguridad en lo que se dice.
El convencimiento, ante todo, tiene dos enemigos mortales: el titubeo y el tartamudeo. El primero es un defecto moral y el segundo es un defecto físico, pero ambos tienen remedio.
El titubeo esta provocado por la vacilación y la indecisión que no sea la adecuada o que moleste u ofenda al auditorio. Semejante defecto debe ser previsto y eliminado previamente mediante un estudio sólido de lo que los proponemos decir. Debemos estar seguros de lo que expresamos para no manifestar ningún tipo de vacilaciones. La voluntad puede servirnos de mucho para evitar que un titubeo suicida anule el objetivo propuesto.
Por otra parte, la tartamudez, que es corregible, no depende de factores morales sino orgánicos. Existe un procedimiento sumario para curar el mal y es muy sencillo. El mismo ser humano que adolece la tartamudez persistente no tartamudea nunca si canta una canción. La línea melódica excluye el tartamudeo. ¿Por qué no imaginar que estamos cantando lo que estamos diciendo? Este experimento se ha practicado con óptimos resultados.
Sugerencias para vencerlos
Después de haber preparado suficientemente la exposición oral, llega el momento de hablar, de desarrollar el tema.
El conferenciante debe tener en la meza a mano todo el material que va a utilizar, dispuesto alrededor ordenadamente para ir tomándolo cuando lo vaya necesitando.
El guión debe estar escrito con letra muy clara y grande, para verlo rápidamente y no tener que detenerse mucho en él y para que, con una mirada, se pueda seguir su orden.
El guión conviene destacar los aspectos más importantes mediante un esquema breve.
Sugerencias sobre pronunciación, entonación y gesticulación
La dicción debe ser clara y precisa. No debe haber prisa al decir las cosas. Hablando pausadamente y sin premura, pueden expresarse correctamente las todos los sonidos.
Conviene disertar de pie, en lo posible, moviéndose con naturalidad.
No debe darse la impresión de que se ha aprendido de memoria el contenido del tema y se está recitando. Hay que decir las cosas con naturalidad y convencimiento. Ante todo hay que buscar la espontaneidad.
Para conseguirlo, conviene cambiar de tono cuando lo exige la expresividad, pues con un tono monótono y sin variaciones no se distingue la mayor importancia que pueden tener unas ideas sobre otras.
El hombre no habla solo con los sonidos de su boca sino que con sus miradas, los movimientos y gestos de su rostro, y muy especialmente, sus manos, son una ayuda expresiva fundamental.
El movimiento de las manos es importante, pero usándolo con cuidado.
Es también importante mirar a diversos lugares del auditorio. Nunca permanecer con la vista baja ni mirando siempre al mismo sitio.
Sugerencias sobre léxico y sintaxis
Resulta conveniente anotar en el guión algunas palabras que deben utilizarse durante la disertación. Indudablemente, serán palabras especialmente significativas, tecnicismos necesarios o alguna otra que por su dificultad, por que sea desconocida, o por alguna razón se teme que sea difícil recordar en el momento de la disertación.
Si debe utilizarse algún término en lengua extranjera, hay que enterarse antes de su correcta dicción, para pronunciarlo bien. Si no es así no debe inventarse una pronunciación que puede ser errónea; es preferible pronunciar como se lee en español.
Hay que ensayar lo suficientemente la pronunciación en la que se tenga la dificultad, evitando al máximo tartamudear.
Voz, respiración y dicción
Importancia de la voz
Aun cuando tengamos ideas claras y precisas acerca de lo que se quiere decir, la comunicación verbal no se inicia hasta que el emisor se dispone a hablar ante el grupo especifico, que se apresta a escucharlo y que asume ante el una actitud mas o menos expectante.
Con razón se habla de pronunciar una charla, un discurso o una conferencia. En si duda porque en esta fase de la comunicación está envuelto un aspecto físico y en cierta forma material, constituido por la voz que hemos de emitir, lo que explica la importancia de una buena dicción.
A su vez la voz depende en gran medida de que el emisor pueda respirar bien, lo cual ayudará no sólo a atenuar o suprimir su tención nerviosa, sino que le permitirá además disciplinar su voz, de suerte tal que pueda variarla a su antojo de intensidad, expresión y entonación, al mismo tiempo que graduar los ritmos y pausas, que son obligados en la comunicación oral.
Una buena voz, además de proyectar una imagen favorable del emisor, contribuye a que este pueda presentar sus palabras en forma más interesante y significativa.
La Respiración y La Voz
Es sabido que no existe propiamente un mecanismo específico productor de la voz. La lengua, las cuerdas vocales, por ejemplo, aunque contribuya a la formación de la voz, tiene otras funciones principales. Por eso se afirma que el mimo hecho de que hablar sea únicamente una función secundaria de estos órganos, "realiza la importancia de un programa para la educación de la voz, pues si cuando nacemos sabemos ya respirar, en cambio tenemos que aprender a hablar".
En la caja torácica se encuentra los pulmones, colocados entre las clavículas por la parte superior, y la diafragma por la inferior. Unos músculos hacen que cuando las costillas se eleven y ensanchen cuando efectuamos una inspiración; mientras que cuando se espira, las costillas descienden y se contraen, elevándose el diafragma y saliendo el aire, de tal manera que solamente durante la espiración se emite el sonido que representa la palabra.
Cuando se habla en publico es preciso pode inspirar aire rápidamente – y sin ruido– y ser capaz de espirarlo durante 20 segundos o mas. Es importante aprender a respirar en el habla.
El Vibrador
El aire comprimido de los pulmones recorre la tráquea y pasa a la laringe, que es una especie de caja situada en la parte superior de la primera y formada por un conjunto de cartílagos ligados entre si, de modo que pueden moverse igual que las articulaciones de los huesos del brazo. En el interior de la laringe, extendidas entre cartílagos, están las cuerdas vocales, donde tiene origen la fonación.
En la emisión de la voz, o fonación, la glotis – el espacio comprendido entre las cuerdas vocales- se abre y cierra periódicamente, con gran rapidez, bajo la acción antagonista de los músculos que la encierran y de la presión el aire aspirado que la obliga a abrirse.
Los resonadores-amplificadores
Las cuerdas vocales por sí solas no emiten ningún sonido, por lo que necesitan de unas cavidades de resonancia, de igual manera que los instrumentos de cuerda requieren su correspondiente caja.
Las cuerdas vocales abiertas (1) dejan pasar el aire y no emiten sonido; al cerrarse la glotis (2) las hace vibrar.
Dichos resonadores por una parte, amplifican el sonido y por otra modifican el timbre.
Articulación. Su Importancia
Articular bien es pronunciar distintamente todas las consonantes. Por definición, las vocales son los sonidos producidos por la vibración de las cuerdas vocales, amplificados por resonadores de la faringe, la boca y nariz, y no modificados de modo apreciable por los órganos de la articulación.
La lengua, los labios, los dientes, el maxilar, el paladar y velo palatino actúan como agentes capaces de modificar el sonido producido por el mecanismo de la voz. La calidad del tono se puede lograr cuando a través del movimiento conjunto de dichos órganos, se varía el tamaño y la forma de la cavidad bucal. La lengua es el órgano que contribuye de modo más importante a la claridad de los sonidos de las palabras porque, aunque la boca tenga la apertura necesaria, los sonidos producidos no pueden modularse si la lengua permanece inactiva o se mueve con torpeza. La diferencia de los sonidos de las vocales depende, en parte, de la posición que ocupa la lengua.
Otra de las funciones de dichos órganos es la formación de los sonidos de las consonantes, que se logra con el cierre brusco, la apertura súbita y progresiva, o cualquier otra interrupción del flujo que forman los sonidos vocálicos. La precisión y nitidez de la articulación se logra a través de del empleo apropiado de este conjunto modificador.
Articular bien permite, entre otras cosas, hacerse comprender claramente incluso cuando se habla en voz baja. Una articulación (descuidada por no pocos oradores, locutores de radio y aun por ciertos actores), proporciona la debida comprensión de lo que se diga, lo cual constituye la única manera de mantener y desarrollar el interés público.
Bibliografia
- Comunicacion de Luis fuentes, pag: 33 al 35, 63 al 65, 93 y 94.
- Como hablar correctamente en público de gaston fernandez de la torriente paginas; 10,12,13 y 29 al 33.
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