- "Los libros hablan despiertos"
- Ariete
- Desde niño JD
- Triangulo de la pobreza
- Montalvo
- Exaltacion al trabajador
- La libertad
- El mayor placer de la literatura es la lectura
- Con escribir vuelvo a vivir y me anima
- Corín Tellado
- Ayer
- Bruno Betelheim
- "Arte de ensayar"
- El método Nehmitz para solucionar conflictos
- Galileo
- ¡Golpeado por la injusticia!
- La campaña electoral
- Gandhi
- La palabra más bella de nuestro idioma
- Política, valores y cultura
- Borges
- Pasa el tiempo y ese tiempo hay que vivirlo, hay que acariciarlo, hay que vivvirlo feliz en democracia
- Marketing político
- He pedido que deje de latir mi corazón
- Entre la razón y la locura
- Escazas propuestas en la campaña política
Gracias a la emoción por beber en recuperación al hablar de estos temas.
"El poder de la palabra en la emocion"
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"Los libros hablan despiertos"
"Desgraciado el que en presencia de un libro queda mudo y absorto" escribió Santiago Ramón y Cajal. Dicen los biógrafos que Disraeli, anciano y arrinconado por la política, viajaba a su chagra a acariciar en su biblioteca, trasplantada al campo, la epidermis de sus libros. Nada más grato, ni alegría mayor, que echar mano de las obras leídas, releer aquellas frases resaltadas y los comentarios insertados al pie de las páginas. Así lo hizo Napoleón con "El Príncipe" de Maquiavelo dejándole a la posteridad observaciones más sagaces que las estampadas por el astuto florentino.
En miles de librerías del mundo, en cientos hogares de la tierra, tendrán a Don Quijote y las tragedias de Shakespeare como referencia intelectual. No se concibe -hoy- la existencia de un solo cerebro que no haya buscado en el abundoso manantial de Gabriel García Márquez refrigerio para las ansias espirituales. Los que escriben no mueren. Son intemporales.
Tal vez leer sea una evasión. Quizá un refugio que nos permite escoger un sendero plácido, para regodearnos en otros horizontes, a distancia de las coyunturas que nos limitan y asfixian.
Pedro Laín Entralgo apuntaba que "los libros hablan despiertos".
Y Francisco de Quevedo plasmó poéticamente este placer: "Retirado en la paz de estos desiertos, con pocos pero doctos libros juntos, vivo en conversación con los difuntos y escucho con mis ojos a los muertos.
Si no siempre entendidos, siempre abiertos, o enmiendan o secundan mis asuntos, Y en músicos callados contrapuntos, al sueño de la vida hablan despiertos".
El Hombre Mediocre.
Como toda en la vida, donde tenemos un destino que es producto de los errores de los hombres, debo manifestar mi profunda decepción de algunos personajes, que vendieron su alma y sus ideas a Mefistófeles, al subastar un arco iris del cual, yo me siento muy identificado, ya que soy pensamiento, sentimiento y corazón hacia mi gente, por mi gente y para mi gente. He sentido desde muy niño o tal vez del vientre de mi madre el amor a la justicia y la libertad. Y no puedo claudicar con los transcursos de los años. Soy el verdadero militante de mis convicciones englobadas en un movimiento del cual soy parte de su nacimiento con sus éxitos y fracasos, embanderando un proyecto no de personas sino de ideas hacia un cambio, reflejado en la plurinacionalidad y pluriculturalidad. Con la amalgama de la libertad, equidad y confraternidad. Hoy por hoy vendido al mejor postor, contaminado, y prostituido. Donde hay hombres y nombres que no reflejan y no representan a los verdaderos mentores de una alternativa hacia la conquista de un país libre. Acongojado pero no resentido, lamento tales decisiones desatinadas y pueriles; fruto de la ambición y la codicia. Sintiéndome defraudado en esta batalla, pero no vencido, ya que mi fortaleza es mi sino hacia la esperanza que representa el no mentir, el no robar y el no ser ocioso. Otra vez será. Es un error histórico parodiando a Savater.
Juan Diego. 1 de marzo 2009.
Desde niño, mi relación con los libros ha sido muy sentimental y emocionante. Tal parece que los libros son parte de mí, de mi YO interior mismo, siento que me dan vida, y que al igual, yo les doy vida al leer en sus páginas el caudal de ternura, de alegría, de tristeza y de goce.
Muchas veces pienso que la lectura es como un órgano vital de mi economía humana, la necesito como un signo vital. Mis pupilas se dilatan cuando veo un libro, mi corazón palpita más a prisa cuando comienza mi lectura, siento que rejuvenezco, soy libre, navego en mares infinitos y estoy cerca de tí mi Señor de la Luz.
Comencé con un éxodo trémulo con los clásicos desde Sócrates hasta Platón. La epopeya de la "Iliada" y "Eneida" de Homero. Con Aristóteles, "La Polis".
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