Perspectiva sociológica de la novela "Managua Salsa City: Devórame otra vez" de Franz Galich
Enviado por Luissiani Cruz C.
"Eran las seis en punto de la mañana. Dios volvía ponerle la llama a Managua y le amarraba nuevamente las maños al Diablo. Diablos y diablas volvían a sus madrigueras después de una vertiginosa noche. Los que habían descansado de noche, sumidos en los sueños y la locura de las ansias por tener algo, salían a las calles: unos a trabajar en las oficinas, otros a las fabricas, otros a las entrañas del Gobierno y los demás a vivir de la caridad, el robo o la estafa. La luz ganaba las calles. El bullicio y la acción se instalaban de nuevo como signo de vida, y eso era lo importante: estar vivos."
Franz Galich.
La construcción de la realidad social[1]vista desde la perspectiva de Managua, Salsa City (¡Devórame otra vez!), sirve de ejemplo para determinar la problemática social que viven los pueblos de Latinoamérica, y específicamente todo el ambiente de hostilidades vividas en Nicaragua y la gran mayoría de los países de Centroamérica. Sobre esta temática, Ignacio Martín Baro nos describe, a través de una psicología social, "la situación actual de los pueblos centroamericanos que se disputa entre la angustia de las masas levantadas en armas contra sistemas políticos injustos y la esperanza de una emancipación que engrandezca al ser humano en toda su plenitud" Toda esa violencia social, crea historicidad, vgr., "la guerra civil nicaragüense de los 80"s"; dentro de la construcción social, se incorporan esta herencia, o sea, todos los pueblos que han sufrido por guerras están marcado por la agresión y la opresión. De esta manera los miembros de la sociedad construyen el carácter social. Las anteriores premisas, nos llevan a una conclusión: "a medios violentos, ciudadanos violentos." Por lo tanto, el ambiente sociocultural nicaragüense, que nos muestra Galich en esta novela, no está exento de esta problemática que mucho ha contribuido al deterioro de las instituciones sociales y del ciudadano en sí, a través de la historia.[2]
Y aunque contextualmente, la novela se desarrolla en la ciudad de Managua en Nicaragua, nuestro país no se aleja mucho de ese mundo tercermundista, al verse reflejado aún la preeminencia del hombre sobre la mujer, narcotráfico, prostitución, delincuencia y aunado a ello, los mecánismo violentos para la resolución de las controversias, entre otros. Según Baró, aspecto que se ve reflejado radicalmente en la novela, el problema psicosocial de la guerra, y ahora modernamente el terrorismo, se graba en la identidad y en la ideología de los personajes, es por ello que se acoplan a una realidad que no es distante de ellos, y por tanto están siendo objeto y sujetos de esa construcción. Para ello, este autor, nos dice que "las personas en estos ambientes socioculturales construyen su identidad en un contexto de violencia generalizada" y es el que se vislumbra en esta obra literaria. Galich, nos muestra este panorama de la siguiente manera: ".a las seis en punto de la tarde, Dios le quita el fuego a Managua y le deja la mano libre al Diablo", de ese modo se puede apreciar los desenfrenos de una sociedad nicaragüense sin limites, en donde los delitos y las más peores indecencias pueden suceder en las periferias de los lugares más recónditos de una ciudad llena de libertinaje. Ese ambiente se ve descripto por Galich, en el siguiente fragmento: ".la Guajira no dijo nada, aunque no le gustó para nada la idea de pasar por la Calle Ocho, un enjambre de bares de mala muerte donde bajo la mascarada del licor, la prostitución y la droga eran monedas de libre circulación, además ahí la conocían; por otro lado corría el peligro de que la descubrieran sus propios compinches, era algo arriesgado andar en las inmediaciones del llamado cartelito de Santana (.)"
Siguiendo a Berger & Luckmann, la socialización, vista desde la perspectiva de la novela, se puede ver, efectivamente, desde los dos tipos de socialización que establecen estos dos autores: objetivamente y subjetivamente[3]siendo ello factores determinantes para el desarrollo del discurso. Como es el caso de los personajes, que se desarrollan en sectores marginales de la sociedad y son victimas de la una construcción social de guerra y criminalidad y no pueden aspirar a otro tipo de vida, más que asumir los roles sociales acordes con su condición. Para el caso de Pancho Rana, fue militar de las Fuerzas Armadas Sandinistas y a las Fuerzas Especiales y la Guajira fue objeto de una violación a la edad de 14 años, situación que la empuja a la prostitución y posteriormente la delincuencia.
Y nada de lo que se ha dicho hasta aquí sobre esa construcción social, sería posible, sin la presencia de esos procesos de socialización que, según la teoría, representan para los individuos los mecanismos idóneos para que desarrolle las características necesarias para poder acoplarse como miembro de una sociedad, y perteneciente a un estrato social especifico. Y digo eso, porque esa interacción entre una persona y sus semejantes, se resumen en un proceso de influencia en donde por convención se adquiere la responsabilidad de aceptar y acatar las patrones de comportamiento que van a gobernar nuestras vidas, así como la responsabilidad de ajustarnos a ellas.[4] En la novela, Galich retoma aspectos del pasado de los personajes, como por ejemplo: ".a propósito –preguntó imprudente y mal intencionado Paila"epato– ¿Quién te puso Mandrake? (.)"
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