Vos sos una gota de lluvia escondida entre las nubes,
Sos Ágata Sofía, de corta edad, de cuarenta y seis inviernos,
Vos sos, amadora de nubes en el otoño de nuestros días.
¿Me amarás cuando de invierno a primavera surjan las nieves?
Ilusión de Sofía
Te contengo en la mirada del dios sol,
Te deseo particularmente en un año sabático
En manos del dios sol.
La infinitud de tu cabello es distintamente etérea;
La definición de tus dedos son atlantes, son
Excavaciones en Ciudad del Cairo.
La Metrópolis es venenosa: crucemos el Nilo para amarnos.
Yo te sostengo desde Ática con guerreros místicos;
Me amas y te contraes en tormenta de Júpiter.
Yo sé que eres cristiana.
Yo provengo del milenio. ¿Comprendes?
Dame tus manos y dancemos. Nada existe,
Nada nos socava, nada nos contiene.
Zafiros de diamantes te obsequiaría en idolatría por tu nombre.
Alucinación por Sofía
Te observo en la mega Orión estallando con planetas
Que colapsan.
Te observo en Urano danzando en un trillón de espejos.
Yo estoy loco, he vivido la locura en carne:
Estrello mi cabeza en Neptuno.
Aleteo en Vesubio con deseos de eternizarme en lava.
Los suspiros de Sofía me otorgan fe en el universo,
En las estrellas qué giran en mi costado:
Yo soy un Cristo, crucificado por tus ojos de flor de anís;
Yo soy un ángel, dotado de cometas con zafiros por espadas.
Te observo desde China, con muralla derrumbada;
Yo he destruido este símbolo por amor.
Caminé descalzo; pero mis pies eran ágatas de esmeraldas.
Contemplo la luna en vuestra espalda, contemplo el reino del Padre
En vuestra concavidad. Futuro de apedreamiento en Templo de Salomón.
Yo soy adúltero. Pues estoy casado con fantasmas; vos sos mi amante.
Sofía, dulzura, te contengo en Occidente luchando contra Oriente.
Te deseo feliz cópula con mis enamorados espermios.
Yo estoy loco, pues no hallo razón de existir sin vos.
Donaire de los Senos
Alejado de vos, en Persia, recuerdo vuestros senos;
¡Qué maravilla!, las mujeres aquí son estatuas;
Cubren sus cuerpos como vos cubrís el tuyo en la bañera.
Amo vuestro denso sostén que, infelizmente, os ocultan
Vuestros senos de mi vista; pero yo, poeta carnívoro, os devoro
Pensando en vos desde Persia.
He venido a recitar mis poetas orgiásticos.
Qué pena estoy sintiendo por vos; ¿me amas?
Daría mis trescientos mil años por poseerte;
En alfombra mágica atracarme a vos en mi habitación
De un pagoda persa.
Vos no me conocéis: adoro vuestros pechos; son eléctricos.
Tan bello os veis que, en Persia, no entienden mi llanto;
Me traen concubinas para mi semblanza en los periódicos;
Pero yo, un cristiano, no acepto; hasta que el mismo sultán,
Mostrándose magnánimo, su esposa me ofrece en festín;
Dulce hembra mía, no llores, ya que mi cabeza pende
De mi alegría. Me acostaré con todas las concubinas;
Mi poética fluye seminalmente en vuestras ancas:
Adoradoras del Sultán.
Vos, amada, no comprendéis lo triste que estoy.
Alondra Amada
Sueños de Poeta
Dulce Amada
Ágata en pleamar,
Daría mi talento de ruiseñor
Por amarte.
Deseo comprenderte,
Deseo estar en vos, deseo
Contener el flujo
De vuestra armonía celestial.
Yo no comparto lecho
Con diosas, yo busco una compañera
Para amar, busco
Una cabaña en bosque de abedul,
Busco compañía para mis deseos
De hombre.
Ágata, yo te encuentro dulce,
Vos posees un aroma a aceite de oliva,
Vuestras manos son delicadas,
Acarician mi alma, acarician
Mis ojos.
Ágata, te daría mis besos
En una nube
En una cabaña perdida
En bosque de abedul.
Me abrazas y, completamente,
Soy feliz. Me amas, me seduces,
Estoy ciego, ya que vuestras manos
Me queman. Ágata,
Inocente dama:
¿Deseas ser mi amada por siempre?
No respondas;
Ya que por vos soy eterno.
Enamorado estoy de mi Ágata Alondra.
Golondrinas son vuestros ojos
De niño jugaba con golondrinas,
De niño las acariciaba, les llamaba: Ágata, Emperatriz, Sofía.
De niño yo encontraba bellas las alitas de las golondrinas.
De niño escribía en el vaho de las golondrinas.
Ahora que poeta soy: tus ojos… tus ojos, bella mía,
Son como dentelladas de aliento de golondrinas de invierno.
Vos, Sofía, a vos amo, ya que vuestros ojos
Me recuerdan mis golondrinas de infancia.
Una tarde de invierno, enfermé. Dos semanas en cama.
Una golondrina, la más bella, se posó en mi corazón.
Mi madre, que era pagana, la degolló y me la entregó en la sopa.
En aquel momento supe, que te devoraría cada atardecer.
Vos sos aquella golondrina. Sos aquella; Vuestros ojos
Os delatan.
Ya sabrá el mundo que una madre celosa es capas de asesinato.
Dilema de Amor
Tengo mucho amor por dar:
Cada emoción, cada rasgo, cada beso
De amor. Vos sos mi mujer:
¿Comprendes, Sofía?
Vos duermes en mi altar devoto del Padre;
Vos sos originaria de Cataluña pero me amas en chileno;
Vos posees la escultura bellísima del busto renacentista;
Posees los dientes más bellos
Del pobre Chile
De Allende.
Tengo mucho amor que dar:
Sé que soy torvo, ciego y altanero;
Sé que, en amores incontables, he fraguado
Vuestro destino;
Historias que la gente de Chile murmura;
Yo no soy pagano: las concubinas no son permitidas;
Vos sos mi dama; a vos nada más amo;
Ágatas hay por mil;
Pero; juro por Cristo, juro por mí; que vos sos
La inmortal.
Tengo mucho amor en remoliendas:
Pero vos son la guitarra ecléctica,
Sos España peninsular,
Sos la estridencia de vuestros enojos,
La calma de vuestras dudas;
Vos no amas; vos idólatras.
Conforme a las reglas de cortesía:
Os declaro mi mujer.
Yo devoto de vos soy.
Ángel Sofía
A vos daría la eternidad
Por tus ojos
Celestiales.
A vos daría el Caucazo
Por vuestras mejillas
En pleamar.
Originaria de España
Vos sos la guitarra del trovador.
Vos son eterna,
Sos mi adoradora, sos
Sofía
De la Luz
Gómez
Aravena.
Tuve amores en cien mil paisajes de vidente,
Tuve a mil Ágatas.
Estoy cansado de tantos devaneos:
Ática sos vos.
Por una eternidad
Daría mi poética.
Por vuestras manos
Daría el Pacífico.
Vos sos inmortal,
Sos Ágata Sofía.
Que nadie dude de mí:
Soy un poeta
Enamorado
De la vida.
Soy Uribe; poeta de la musas amantes de…
Golondrinas. Soy
Uribe, marido legal
De Ágata adoradora.
Sofía, querida, vos sos mi compañera.
Ilusión
Sofía, ¿te comprometes en amarme?,
Sofía, yo estoy ciego de amor, tanto,
Que confundo el sol con vuestros ojos.
Me arrodillo en plena calle para nombrarte mi reina.
Celestial encaje: te desnudas por mí, te desnudas
En los aposentos donde duerme la luna.
Cantaría a vos una canción de amantes;
Donde el hijo es sacrificado por verdugos;
Yo te he dado hijos; vos me has dado placer.
Sofía, ¿deseas vivir en la eternidad, deseas ser
Mi esposa? Yo me he condolido por vos,
Ya que de cuando en cuando soy viento
Entre los acantilados.
No me niegues el vivo retrato de los dioses.
Soy poeta; y habrá momentos en que, rodeado de verdor,
Quisiera yo estar muerto;
Pero resucito, ya que soy rumor del viento.
¿Cuántas veces más no amaremos?;
En la tierra un millón;
Pero en Edén un número tan vasto
Como puedas imaginar.
No desconfíes de mí; toma mis manos;
Te sostendrán en el prodigio de los cactus.
Atacama será nuestro cuna en siglos de amor.
Delirio por Vos
Intento de amarte, intento de serte fiel, intento de
Armonías casamenteras.
Los hombres son bestias: amamos a nuestra esposa
Pero nos acostamos con la secretaria.
Juro que seré fiel en la más vasta soledad.
A María, mi gatita; a Samuela, mi hada de cristal;
A mi Feromona, que conquista; a mi Almendra Rumorosa, juvenil;
Muchas son pero una la inmortal.
Vos, querida, vos Sofía sos la primordial.
Un día moriré; y a mi entierro habrá concubinas de luto.
Sabrás entonces que fui fiel a mi manera.
No lloréis, no supliquéis, no dudéis que por mil habrá
Concubinas; intentando a vos quitar la preeminencia.
Por vos, el testamento hecho está:
Ruego a los presentes silencio:
Te cedo mi vida,
Te obsequio mis poemas.
Con esta tierra vos sos la posesa.
Arruinada estás, querida, por haber confiado en mí.
Perdonadme
Yo inclino los ojos para no morir.
Inclino el tórax para no arder.
He amado intensamente a Ágata,
He amado a Emperatriz,
He enloquecido por Almendra Rumorosa;
Todas estas mujeres sos vos;
Exceptuando a Almendra Rumorosa; ella es
Un ángel.
He vivido como hombre inventando
El cosmos. He escribo mil poemas
Inventando el verbo amar.
Solitariamente os pido clemencia
Por haberte motejado.
Vos no sos adúltera, vos sos
Inmortal.
Padre nos ha desposado en la tierra
Como hombre que debe cuidar por su hembra.
Vos sos mi esposa, con la ley del hombre,
Por verruga; pero por la ley de Padre
En diadema.
Ágata es vuestro sobrenombre; Ágata sos vos.
Ahora que las cosas están en su justo lugar:
Os prometo fertilidad en vuestra simiente.
Vos lleváis en el vientre ovarios que darán vida
A nuestra causa.
Vos lleváis a mis hijos por buen camino.
Perdonadme: soy un poeta delirante,
Inventando poemas para concubinas sagradas.
Almendra Rumorosa es un ángel;
De ella, la humanidad pronto sabrá.
Ahora me despido, sos bella, sos mi compañera,
Mi adorada Luz de Sofía.
Autor:
Mauricio Uribe
© 231212
Domingo, 08 de noviembre de 2009; jueves 29 de abril 2010.
Santiago de Chile;
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |