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La simulación de profundidad en diferentes expresiones de las artes plásticas (página 2)

Enviado por Guerrero Marco


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La posición de las figuras respecto al borde inferior del cuadro.

Considerando que la línea del horizonte está siempre a la altura de los ojos y representa la distancia máxima que la vista puede alcanzar, se conviene que cuanto más cerca de la línea del horizonte esté una figura más lejos se encuentra del observador.

El Tamaño:

Se basa en el conocimiento que tenemos del tamaño de las cosas y en la experiencia, comprobada infinidad de veces, de que se ven más pequeñas a medida que se alejan. Por tanto se presupone que la pintura de un objeto de mayor tamaño que otro es porque el primero está más cerca de nosotros.

Los Escorzos.

Los objetos alargados que se ven oblicua o perpendicularmente al plano del cuadro, parecen acortarse. Este acortamiento aparente se llama en artes plásticas escorzo.

Los Valores:

Al alejarse un objeto de nuestra vista, la masa de aire interpuesta entre él y nosotros es mayor, lo cual influye en el color y las sombras, degradándolas en proporción a la distancia, se hace más pálido, y los valores más claros.

Otros efectos visuales produce también la lejanía de los objetos, tales como la disminución de luminosidad de los colores, la mayor vaguedad de los perfiles y la pérdida de los detalles de la superficie.

Evolución Histórica de los indicios de profundidad:

En las pinturas prehistóricas, las figuras se presentan aisladas, sin vinculación entre sí, lo que excluye toda pretensión de crear espacio. En algunas pinturas, como en las del Levante español, se emplea una especie de perspectiva a vista de pájaro para darnos una panorámica pero sin ningún propósito de establecer distancias.

En la antigüedad preclásica, en las pinturas precolombinas de Mesoamérica y en la pintura oriental, el medio usual para sugerir profundidad es la diferente elevación de las figuras respecto al borde inferior del relieve o la pintura. Cuando nos encontramos con figuras de diferentes tamaños, esta diferencia significa mayor o menor jerarquía social, nada más.

En la pintura romana, ya encontramos la perspectiva geométrica y atmosférica. Esto se pierde en las épocas posteriores, y, en el arte cristiano, bizantino y medieval, el recurso que se emplea para establecer distancias es la superposición de figuras. En realidad, no se trata de crear la ilusión tridimensional, sino de establecer un sistema de relaciones que la sugiera sin salirse del concepto plano de la pintura. El objetivo de crear el espacio profundo aparece en el Renacimiento, cuando se redescubren las leyes de las perspectivas y se estudian y aplican con todo rigor. Este concepto del cuadro como espacio cúbico se mantiene en el barroco, donde llega a alardes especulares.

El Impresionismo alcanzará los más seductores efectos de profundidad haciendo uso de las propiedades psicofísicas del color y de los valores de sus infinitos matices.

En los años finales del siglo, el Fauvismo, el Expresionismo, el Cubismo, el Futurismo y otras escuelas rechazan los principios renacentistas sobre la tridimensionalidad y proponen la aplicación de otros recursos plásticos que cumplen el mismo objetivo sin romper la condición plana de la pintura.

Esta es la tónica que prevalece en la pintura moderna, que ha perdido todo interés por los trucos ópticos con que se produce la ilusión de profundidad, aunque sin abandonar por eso la separación de planos, con los que vuelve a emplear en ocasiones procedimientos muy viejos que las nuevas técnicas presentan con gran eficacia.

 

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