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Modernidad y transición demográfica


Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. La transición demográfica, el anzuelo de Occidente. La demografía desde una perspectiva histórica
  4. Estudios en México de la transición demográfica y la demografía histórica
  5. Conclusiones
  6. Bibliografía

La demografía histórica. Alcances y perspectivas para el caso de México.

Resumen

En este ensayo se hace una revisión de los conceptos de población y transición demográfica. Se analiza los supuestos de la teoría de la transición demográfica y el proyecto modernizador que sustenta, a su vez se refutan varios de los supuestos desde la demografía histórica. Al final se hace una revisión de algunos autores que realizan estudios de población desde la demografía histórica, asimismo, se realiza una propuesta de estudiar las tasas de fecundidad de ciertos estados desde la teoría de la difusión.

Introducción

Modernidad y población.

La modernidad, como proyecto, se propuso la generación de un determinado orden, progreso y bienestar, fundados en la razón y la ciencia. Este proyecto, surgido de la Ilustración, concibió una visión del mundo, desde cómo se había iniciado la modernidad y cómo desembocaría, con lo que dio pie a una visión teleológica de la historia. La humanidad, en un transito en algunos casos más rápidos en otros más lentos, se encaminó hacia un orden y progreso, que desde la visión de la modernidad, sólo la ciencia y la razón le podían otorgar. Sin embargo, la vía bajo la cual se podría acceder a ese "paraíso terrenal", sería la que planteara Occidente. Es así, como Occidente se concibe como propulsor y modelo de este desarrollo; desde la ciencia hasta el expansionismo colonial no dejaron de verse influenciadas por esta visión.

El concepto de población (y el de transición demográfica, más adelante veremos por qué), encuentra sus bases en ese proyecto modernizador. Dado que el proyecto modernizador tenía una visión telelógica de la historia y contemplaba que la única vía realizable sería que la proviniera de Occidente, concibió que entonces el mundo entero debía compartir patrones económicos, sociales y culturales. El concepto de población daría el primer paso, y la llamada teoría de la transición demográfica sería un catalizador del proyecto modernizador.

El concepto moderno de población, incluye a todos los sectores de la población – a diferencia de otros sociedades que sólo representaba una parte de la población-, y más que hacer referencia a distinciones de clase o culturales, significa el conjunto de habitantes de un territorio. Las ideas de la Ilustración y el liberalismo, influyeron fuertemente para la construcción del concepto, en particular la Revolución francesa, ya que frente a un régimen que planteaba que sólo determinado sector de la población podía gobernar, ser amo, poseer la riqueza y tener acceso a la educación, el concepto moderno de población rompe ese monolito e incluye a todos los sectores de la población.

Se opone a la ley frente a "la naturaleza", y se plantea que todos los hombres (no mujeres, en principio) son iguales ante la ley. Sin embargo, este concepto de "igualdad", está enmarcado en el proyecto modernizador, todos pueden ser iguales como Occidente y alcanzar el desarrollo que éste se propone. Es por ello, que el concepto de población a la vez de incluirlos en el proyecto modernizador de Occidente, diluye su historia, los deslocaliza, los homogeiniza, el concepto de población, se convierte en un cocinero sin sentido del gusto.

Para lograr esta disolución de la historia, no existiría mejor corrosivo, que el número. La cuantificación sustituye la cualificación. Poner a la población en números; cuantificar el total de ésta, fue el primer paso, y posteriormente se fueron generando parámetros en función de las necesidades tanto del Estado como del proyecto de modernidad."El 'otro' es reducido a una modalidad o expresión estadística de la población, del agregado." (Canales, p.386)

La visión moderna del mundo creyó que todo era controlable desde la ciencia y la razón, hasta la humanidad, a pesar de la heterogeneidad de ésta, por lo que la construcción del concepto de población vislumbró la posibilidad de que esta fuera controlable. Desde la antigüedad, los imperios habían mantenido cierto control sobre su población y sus colonias, no obstante no podían controlar las pautas culturales y sociales de la población, el ejercicio del control de las colonias requería que se tolerarán formas culturales diferentes a las del Imperio. El concepto de población al anular toda diferencia, permite ampliar el espectro de influencia. Si Occidente pensaba que se requería patrones culturales, sociales y económicos para alcanzar el progreso al que aspiraba, entonces esto podría ser realizable, en la medida en que se podría tener un pasado y devenir común.

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