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Etiología bacteriana de la conjuntivitis neonatal. Metrosalud. Medellín, 1994

Partes: 1, 2

    Publicación original: Colombia Médica 1997; 28: 58-61 – ISSN 1657-9534. Reproducción autorizada por: Corporación Editora Médica del Valle, Universidad del Valle, Cali, Colombia

    RESUMEN: En este estudio, durante 1994 un oftalmólogo controló 102 neonatos con conjuntivitis; 54% de las conjuntivitis se clasificaron como de etiología bacteriana. Los microorganismos más frecuentemente implicados fueron Chlamydia trachomatis, 18 casos; Hamophilus influenzae, 10; Staphylococcus aureus, 8; y Streptococcus pneumonie, 6. No se aisló Neisseria gonorrhoeae, pero Moraxella catarrhalis produjo 3 pseudooftalmías gonocócicas. El hallazgo de C. trachomatis como la primera causa bacteriana de conjuntivitis neonatal, plantea la necesidad de incluir los exámenes para su diagnóstico no sólo en el niño con conjuntivitis, sino también en la madre durante el período final de su embarazo.

    Palabras claves: Conjuntivitis. Neonato. Etiología. Chlamydia.

    SUMMARY: In this study, during 1994, an ophthalmologist followed 102 newborn with conjunctivitis; 54% of all neonatorum ophthalmias were caused by bacteria. Microorganisms more frequently associated with conjunctivitis were: Chlamydia trachomatis, 18 cases; Hemophilus influenzae, 10; Staphylococcus aureus, 8; and Streptococcus pneumonie, 6. Neisseria gonorrhoeae, was not isolated, but Moraxella catarrhalis was identified in 3 gonococcial pseudoophthalmias. Because C. trachomatis was the most important bacterial cause of neonatal conjunctivitis (18%), authors suggest screening programs for pregnant women during the last third trimester of pregnancy.

    La conjuntivitis neonatal se define como el proceso inflamatorio de la conjuntiva que ocurre durante el primer mes de vida1. Esta enfermedad constituye en la población infantil, una causa muy importante de ceguera corneal susceptible de ser prevenida y tratada. Por otro lado, su asociación con enfermedades sistémicas tanto en el niño como en sus padres justifica la investigación de su etiología específica2,3.

    El presente estudio se realizó en la ESE Metrosalud, entidad que en 1994 atendió 25% del total de partos de la ciudad de Medellín. Eran objetivos de la investigación estimar el peso que tenía la etiología bacteriana dentro del total de causas de conjuntivitis neonatal en pacientes captados por esta ESE, y establecer un protocolo de manejo de la condición.

    Se definió «caso de conjuntivitis neonatal:» todo menor de treinta días de vida con ojo rojo y con secreción conjuntival o sin ella, sin importar si había recibido tratamiento previo. Se definió «caso de conjuntivitis de origen bacteriano,» al paciente con correlación entre el Gram, el cultivo y las manifestaciones clínicas en el momento de la consulta.

    MATERIALES Y MÉTODOS

    Se diseñó un estudio de tipo transversal. El universo lo constituyeron 11,581 nacidos vivos de partos de bajo riesgo atendidos en la ESE Metrosalud. Para el cálculo del tamaño muestral se fijó en 15% la prevalencia esperada de conjuntivitis neonatal de origen bacteriano, con un error máximo admisible de 5%, con una confiabilidad de 95% y un poder de 80%, bajo estas condiciones el número mínimo de neonatos fue 83.

    En un lapso de 3 meses ingresaron al estudio 102 niños que se ajustaron a la definición de «caso.» Los neonatos fueron vistos inicialmente por médicos generales quienes refirieron los niños al oftalmólogo para evaluación y seguimiento.

    En los laboratorios del primer nivel, bacteriólogas previamente instruidas tomaron las muestras conjuntivales, y después las enviaron al laboratorio de referencia.

    La primera muestra conjuntival se tomó con aplicador de dacrón, y se sembró directamente en agar Thayer Martin; el aplicador se colocó en medio de Stuart para su transporte al laboratorio de referencia, donde se sembró en agar chocolate, agar sangre, agar eosina y caldo BHI, con el fin de cubrir cocos Gram positivos, cocos Gram negativos y bacilos Gram negativos. Los medios se incubaron durante 48 horas a 37º C, en ambiente de CO2 al 5% en jarra con bicarbonato sódico.

    La segunda muestra que tenía como objetivo demostrar antígeno de Chlamydia, se tomó y procesó según las recomendaciones estrictas del fabricante del reactivo (Chlamydiazime Abbott Laboratories).

    La tercera muestra se tomó con aplicador de algodón, se tiñó con Gram con el fin de observar la presencia de microorganismos y valorar la respuesta inflamatoria en células por CAP (1,000X).

    Los microorganismos aislados se identificaron con los métodos específicos descritos para cada uno de ellos en el Manual de Microbiología Clínica de la Sociedad Americana de Microbiología4. A cada uno de los aislamientos se les realizaron pruebas de sensibilidad a los antibióticos por el método de difusión en agar Müller-Hinton; los sensidiscos se seleccionaron de acuerdo con el microorganismo identificado y con los protocolos establecidos para la institución.

    Para el informe del microorganismo aislado se consideraron los que estuvieran como flora única o predominante, y que a su vez mostraran en el Gram la presencia de formas compatibles únicas o predominantes. La presencia de antígeno de Chlamydia se informó como positiva o negativa.

    Partes: 1, 2
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