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Cristóbal Colón y el enigma de la primera recalada


Partes: 1, 2

  1. La llegada a Guanahaní
  2. ¿Dónde desembarcó Cristóbal Colón?
  3. Diversos sistemas para identificar el escenario de la primera recalada
  4. Diversas teorías
  5. ¿Existe la posibilidad de confirmar el lugar exacto de la primera recalada?
  6. Bibliografía:

Es tanto lo que se ha escrito sobre Cristóbal Colón que pareciera haberse dicho todo. Se ha escrito sobre cada aspecto de su vida pero, a su vez, cada uno de estos aspectos se ha convertido en una polémica. Casi no existe tema alguno referente a algún aspecto de la vida del Almirante de la Mar Océana sobre el cual no surjan dudas u opiniones opuestas, posiciones enfrentadas; a veces hasta decenas de ellas. Es probable que no exista otro personaje histórico que haya suscitado tantas controversias, ya que existen otros, incluso de épocas de las cuales prácticamente no existen registros, sobre los cuales se dan por ciertos casi todos los datos de su vida. No es este el caso.

Cristóbal Colón es uno de los personajes históricos de mayor trascendencia de la historia universal, mas allá, obviamente, de que se pueda valorar, criticar o desmerecer sus realizaciones. La realidad es que llevó a cabo la labor de un visionario que proporcionó al mundo la posibilidad de su definitiva unificación, revelando los conocimientos geográficos que nadie se había animado a revelar por miedos a mitos y leyendas que él decidió ignorar. Su pasión, su audacia, su capacidad visionaria y su extraordinaria personalidad, lo llevaron a ponerse frente a frente con la oportunidad de su vida y no fueron las circunstancias azarosas las que lo pusieron en ese lugar, sino que fue él mismo el que se puso, luego de años de intensa lucha para lograrlo. Y el resultado, más allá de los beneficios personales obtenidos, fue que hizo pasar al mundo de la edad media a la moderna, al arrinconar definitivamente los conocimientos que intentaban seguir rigiendo la vida de las personas en la época, basados en las supersticiones y en el miedo. Dejando de lado caprichosas y estructuradas categorizaciones, no sería desatinado decir que cuando él dejó el puerto de Palos en dirección a las indias, el continente europeo estaba en la edad media, cuando él regresó, estaba en la edad moderna.

¿Cómo es posible que un personaje que llegó a adquirir semejante notoriedad en su época, alcanzando lo más altos honores y reconocimientos posibles, no haya dejado un tendal de reliquias, datos, información, al menos suficientes para confirmar los hechos más destacados de su vida? Se pone en duda la fecha y el lugar de su nacimiento, su nacionalidad, los hechos de su juventud, la lengua que hablaba, su verdadero nombre, su rostro, su religión, sus actividades previas a su llegada a España y el modo en que entró en allí, la forma en que obtuvo los datos que le permitieron llegar a las indias, sus conocimientos previos sobre la existencia de las islas, el sitio donde arribó aquel memorable 12 de octubre de 1492, el lugar de descanso de sus restos… En fin, es realmente asombroso que ni siquiera exista un retrato de su rostro realizado en la época, y que sólo existan miles de ellos, cada uno con diferentes características físicas, basados en relatos, imágenes de segunda mano o sólo en la propia inspiración de laboriosos pintores de épocas posteriores, aunque es menester destacar que suena aventurado afirmar, como muchos lo hacen, que Colón jamás fue retratado en la época, pareciendo más prudente pensar que ningún retrato original ha llegado a nuestros días. Se estima que es probable que una serie de motivos se conjugaron para configurar este misterio de difícil resolución, entre los cuales se destacaría la probabilidad de que el propio Colón se haya encargado de no dejar demasiados rastros sobre su pasado, de tergiversar hechos, e incluso de inventar ciertos elementos, todo ello pensado con el propósito de ocultar, entre otras cosas, un origen humilde que habría representado un importante obstáculo para sus planes de escalar socialmente. Si a esto se suma que sus descendientes pueden haber actuado de igual forma, con el mismo propósito, y posteriormente pensando en no permitir que se conociera nada que pudiera entorpecer la marcha de los interminables pleitos colombinos, y, además, a que los numerosos enemigos que el almirante cosechaba permanentemente en la corte y en la nobleza toda, se esmeraron en perjudicarlo cuanto pudieron, intentando destruir sus méritos y crecimiento social e impedir su perpetuidad, la situación parece tener algo más de sentido.

Sea como fuere, prácticamente nada de lo que se diga sobre él se apoya en pruebas irrefutables, a pesar de que muchos historiadores e investigadores a menudo se declaren en condiciones de revelar datos absolutamente confirmados sobre algún tema controvertido.

Ante esta situación, resulta lógico que el enigma de Colón se torne fascinante, apasionando a escritores, historiadores y aficionados, tanto así, que este afán por lograr respuestas ha traspasado el límite de las obras literarias pasando a convertirse en temas de debate en congresos internacionales colombinos.

Dentro de tantas preguntas, uno de los enigmas que se discuten con más vehemencia es la identificación del punto exacto de la primera recalada de Colón en el nuevo mundo, el 12 de octubre de 1492. Precisamente fue este uno de los temas principales de discusión en el Primer Congreso Internacional Colombino, llevado a cabo en la ciudad de Sevilla, en noviembre del año 1988, reinstalando con fuerza este tema en el escenario internacional.

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