Básicamente la necesidad de dar seguridad a los actos jurídicos, generalmente trueques de comercio, que celebraban los particulares en la antigüedad, fue haciendo necesaria la intervención de alguna persona que diera confianza, seriedad y tranquilidad a dichas personas, en el sentido de que su trueque seria seguro y sin riesgos.
En un origen dicha autoridad fue simplemente la buena fe y la invocación a dios, como ley natural.
La familia estaba fuertemente organizada y estaba sujeta a la voluntad absoluta del padre, quien era el amo, sacerdote y juez, y la sumisión y total obediencia a dicha voluntad, eran los primordiales deberes de los miembros de la familia.
En el segundo libro del pentateuco, el éxodo, (también conocido como segundo libro de Moisés), se relata la terrible ley del talión, por la cual se castigaba al delincuente con pena igual al delito cometido, o sea "ojo por ojo y diente por diente", sin embargo no se cita ningún otro ordenamiento que regulara la contratación.
El inminente crecimiento humano conjuntamente con sus inherentes actividades, hizo necesaria la búsqueda de algún signo referencial o a proveer algo que, sirviendo de medio de prueba, persistiese en la memoria de los contratantes así como de las demás personas.
Dejando a un lado la invocación de dios, los contratantes empezaron a buscar signos mas claros de celebración contractual, como determinados lugares, pronunciamientos de determinadas palabras y también la bendición del contrato.
Sin embargo todo esto aun no era suficiente; se hizo necesario recurrir al testimonio de personas que presenciaban las contrataciones, y que dio origen a la testificación que fue el primer método de dar seguridad a los contratos, pero aun eso no era suficiente; afortunadamente la humanidad invento la escritura y simultáneamente la idea de dar forma escrita al habla de la humanidad, sin embargo al través del tiempo, la escritura solo fue privilegio de una clase reducida.
Así las cosas esa clase reducida que sabia el arte de la escritura, fue quien fungió en primer termino como una especie muy rústica de "notario" hasta llegar a la institución notarial como la conocemos en nuestros días.
Es importante mencionar que existen antecedentes documentados de la actividad notarial, desde la época antigua, con los egipcios, hebreos, griegos y romanos; posteriormente en la edad media, con los italianos y los españoles, quienes fueron básicamente los antecesores directos del notariado mexicano, sin olvidar al "tlacuilo" de Tenochtitlan, quien fue el que hizo las funciones, también muy limitadas, de notario publico, en la época de los aztecas.
El notario en América
Cristóbal colon el 12 de octubre de 1492, buscando un camino mas corto a las indias, accidentalmente descubre "la nueva España" llamada posteriormente " América", en honor del expedicionario italiano "Amerigo Vespucci"; entre los integrantes de la expedición de colon, se encontraba Rodrigo de Escobedo, escribano del consulado del mar encargado del diario de la expedición, donde se registraba el trafico de mercancías, los hechos sobresalientes y la actividad de la tripulación. Rodrigo de Escobedo, se considera el primer notario publico que ejerció como tal en la América.
Durante la conquista, los escribanos dejaron constancia de la fundación de ciudades, creación de instituciones, asuntos de los cabildos y de un sinnúmero de hechos relevantes para la historia de esa época.
Hernan Cortes, antes de la conquista del imperio azteca, en Valladolid y luego en Sevilla, había sido ayudante de un escribano lo que evidentemente despertó en el una gran practica en las artes de la escribanía y gusto por esa actividad, tan es así, que ya en territorio americano, solicito en santo domingo una escribanía del rey, la cual le fue negada, aunque posteriormente se le otorgo la escribanía del ayuntamiento de Asua donde practico 5 años, mas adelante, durante la gubernatura de don Diego Velázquez, obtuvo una escribanía en recompensa a su valor en el campo de batalla, en la cual practico 7 años mas.
Hernán Cortés, aquilatando la actividad y el papel primordial del notario, se hizo acompañar en sus hazañas y empresas de guerra, por un escribano.
Narra bernal díaz del castillo, que cuando cortes llego a tabasco por la desembocadura del río Grijalva, pidió a don Diego de Godoy, escribano del rey que lo acompañaba, que requiriese de paz a los aborígenes, los que rechazaron el requerimiento, con lo cual no lograron mas que ser dispersos por su enemigo; siendo el propio diego de godoy, quien diera fe de la fundación de la villa rica de la Veracruz el 21 de abril de 1519
Evidentemente las leyes de castilla se incorporaron rápidamente a la nueva España y no tardaron en agregarse a ellas, las de la practica notarial, dándose el 9 de agosto de 1525, la primera escritura publica otorgada en volumen de protocolo, en la nueva España, un mandato.
Desde 1573 se empezó a gestar la organización del notariado con la cofradía de los cuatro santos evangelistas que no fue sino hasta 1592 que se fundo oficialmente; en dicha cofradía, se impartían clases teóricas y técnicas para ejercer la escribanía, se integraba por los escribanos y sus familiares, con la finalidad de auxiliar moral y económicamente a sus cofrades o miembros, a manera de mutualidad que los apoyaba en caso de defunción.
Años mas tarde, en 1776, un grupo de escribanos de méxico, inicio gestiones ante el rey, para erigir su colegio de escribanos, pero no fue sino hasta el 22 de junio de 1792, en que el rey don Felipe V, le participa a la audiencia de México haber concedido a los escribanos autorización para que pudiesen establecer colegio con el titulo de real, autorizado para usar sello con armas reales y gozando de los privilegios reales y el 27 de diciembre del mismo año, se erige solemnemente el real colegio de escribanos de México, primero en el continente y que ha funcionado desde entonces en forma ininterrumpida, hasta nuestros días, ahora bajo el nombre de "colegio de notarios de la ciudad de México"
Bajo la vigencia de la constitución de 1824, en la cual se establece la división de los estados, el 7 de diciembre de 1825, surge la primera constitución del estado de puebla, y el 17 de octubre de 1826, el primer esbozo de la ley del notariado poblano, que culminara con la primera ley del notariado poblano el 29 de marzo de 1890.
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