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Latencia

Enviado por Luciana Carballido


Partes: 1, 2

    1. Principales características del período de Latencia
    2. Concepción del latente en la actualidad
    3. Análisis de la letra de Canción del despertar y de Niños del 2000
    4. Conclusión
    5. Anexo
    6. Bibliografía

    Introducción

    Este trabajo realiza un abordaje del período de Latencia desde el análisis de la letra de Canción del despertar, de Alejandro Lerner, y da cuenta de las falencias en el desarrollo de este período en la actualidad. Se adjunta un CD que incluye este tema y también el tema Niños del 2000, que refleja la necesidad de cuidar la infancia para poder pensar en un futuro mejor.

    La idea de hacer un trabajo de esta índole surgió porque en un teórico de la materia Psicología del Ciclo Vital I, cátedra Zlotnik, trabajamos y debatimos bastante sobre un texto llamado "¿Se acabó la infancia?", de Cristina Corea, e Ignacio Lewkowicz.

    Ese día tuve muy presente mi experiencia de trabajo en colonias de verano, en las que reconocí en los chicos muchos rasgos "adultos": Era común que se suponga que debían asumir determinadas responsabilidades (que vengan sin el protector solar puesto, las nenas muchas veces con mallas difíciles de poner adentro de las mochilas en lugar de puestas, su merienda sin etiquetas con los nombres, etc.). Además entre ellos eran considerados los "cancheritos" del grupo los que cuando se les proponía algún juego que no sea fútbol no participaban y se quedaban en un costado charlando…

    Y claro, jugar es cosa de chicos.

    El problema es que un nene de 6, 7, 8 años es un chico, y necesita jugar.

    Hay una falla en su identidad de chicos, está desprestigiada entre ellos esta imagen, y considero este desprestigio fruto, en primer lugar, del concepto de "niño" que se difunde en el discurso de los medios masivos de comunicación, y en segundo lugar, de lo que la familia le transmite al niño, que es en general la imagen que recibe de la cultura, influenciada por el factor citado anteriormente.

    Antes del análisis mencionado al principio, considero necesario citar una breve reseña sobre los principales rasgos de este período integrando los contenidos pertinentes propuestos en la materia con datos obtenidos en una investigación propia.

    El objetivo es que, una vez planteadas las características que los niños en este período presentarían normalmente y cuál es el desarrollo (físico, psíquico, social y cultural) que tendrían que poder alcanzar, se puedan comparar estos ítems con la concepción que se tiene sobre los niños en la actualidad y con la posibilidad (casi nula) que se les da ce crecer como verdaderos niños, contemplando sus necesidades.

    · Desarrollo ·

    Principales características del período de Latencia

    La latencia se inicia con el sepultamiento del Complejo de Edipo y está atravesada por los procesos de constitución del Superyó, instalación de los sentimientos de asco y pudor y barreras éticas y estéticas en el interior del yo. Se extiende hasta la pubertad, en la cual niños y niñas se encuentran con un nuevo cuerpo y con una nueva energía pulsional orientada hacia lo sexual que había quedado justamente latente, reorientada hacia tareas de aprendizaje, por ejemplo.

    "(…) En el cuarto y quinto años de vida se alcanza la primera culminación, [de la vida sexual humana] (…) las aspiraciones hasta entonces vivas caen bajo la represión y sobreviene el periodo de latencia, que se extiende hasta la pubertad y en el que se instituyen las formaciones reactivas de la moral, la vergüenza y el asco (…)"[1]

    Este período se caracteriza por la disminución del interés por las actividades sexuales y el ocultamiento de aquellas que permanecen. El deseo de aprender toma el lugar de los intereses y la curiosidad sexuales previos y el niño y la niña invierten esa energía para descubrir aspectos del mundo en el que viven y para integrarse en nuevos grupos sociales fuera del ámbito familiar.

    La exclusividad de la importancia de las figuras parentales queda acotada por el conocimiento de otras familias y la relación con otras figuras de autoridad, principalmente los maestros. Estos vínculos provocan simpatías o apatías, basadas en las huellas de la memoria de los modelos parentales, que dejaron su marca y pondrán en juego las relaciones de amistad y escolares. Freud (Op. Cit.) afirma que las actitudes afectivas se establecen en forma definitiva en los primeros seis años de vida. La forma y el tono afectivo que se ha fijado en la relación con los padres y hermanos van a ser transferidas a todas las relaciones que en el futuro establezca con otros adultos y niños; podrá desarrollarlas y orientarlas en otros sentidos pero ya nunca abandonarlas.

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