A ver si entiendo esto de la identidad
Conclusiones para seguir la conversación
A modo de introducción
Cuando me puse a escribir estas reflexiones, a pasar al papel "mis recuerdos", nunca me imagine que me vendría a la memoria tanta angustia. Siempre he buscado acordarme de las partes bonitas del exilio. Hoy me doy perfecta cuenta de que eso es parte de los mecanismos de autodefensa. Por otra parte, este rememoriar, me ha hecho ver todo el tremendo aporte que el exilio hizo a la lucha antidictatorial y a la reconstrucción democratica en Chile.
Estos apuntes no son algo acabado, pensados hasta el final. Más bien son una invitación a que pensemos individual y colectivamente lo que ha significado el exilio para nosotros y desde ahí escribamos nuestra historia. Por lo mismo, perdónenme el que más de una idea me salga un poco enredada y que muchas veces no distinga "lo temporal" y por tanto escriba indistintamente en pasado, presente y futuro. La memoria no se guía ni por reglas gramaticales o de ortografía ni por estilos. También utilizo indistintamente el "nosotros" y el "yo", sencillamente porque me siento parte de este colectivo de exiliados. Por último, los capitulos no son cerrados ni estrictos en su contenido. Son como la vida misma y sus sorpresas.
En el transcurso de estos días en que he estado escribiendo estos apuntes o reflexiones, se ha arraigado aún más mi convencimiento de que el exilio, los exiliados, también merecen un reconocimiento. La contribución, como ya lo decía más arriba, ha sido grande y no ha cesado. Quizás llame a risa, pero durante años mantuvimos vivas a organizaciones politicas y sociales a "punta de empanadas"1.
La denuncia permanente, el establecer y mantener en el tiempo relaciones internacionales, el apoyo concreto a nuestros presos y a los "clandestinos" y sus familias, costó no poco esfuerzo.
Así, como con toda justeza se reconoce a quien entregó su vida, sufrió la carcel y la tortura, debería de reconocerse el aporte de quienes, desde el exilio, sacrificaron sus proyectos de vida en función de apoyar y concretizar el proceso liberador.
Muchas relaciones de pareja se destruyeron. Otras, muchas, ni siquiera tuvieron una oportunidad, ya que las prioridades de decenas de militantes comprometidos no les dejo espacio para concretizarse. Hoy ves el dolor de muchos que se quedaron sin construir familias propias o que abandonaron sus estudios sacrificando la alegría y el futuro personal en aras del proyecto de cambios. Y uno sabe que, si hubiera que hacerlo de nuevo, estarían/estaríamos ahí otra vez, porque la Utopía sigue siendo valida.
A todos ellos, a los que durante estos más de 30 años no han dejado de aportar, de luchar, de seguir creyendo en ese cambio radical y necesario, les entrego estos apuntes como un pequeño homenaje. Vaya aqui también mi reconocimiento a aquellos que levantaron decenas de Carpas en la "Volksstimmefest" y en la "Donauinselfest", a quienes sacaron adelante ese proyecto llamado "Arauco", que comboco tantas voluntades y significó tanto sacrificio. Cientos de horas de trabajo gratis, entregadas con alegría y con compromiso.
Aqui, en estas reflexiones, no está la verdad, no es "la papa". En estas reflexiones confluye mucho de lo leido, aprendido y visto2. También de la experiencia y sobre todo de mis recuerdos, tanto tiempo guardados. Es mi memoria, que hoy, decidido a abrirla, la quiero compartir con ustedes.
El exilio ha sido para todos los que han tenido que sufrirlo, una experiencia extremadamente dura. La dignidad con que la gran mayoría lo ha enfrentado es lo que me reconcilia todos los días con mi gente.
La migracion chilena, a partir de 1973, fue un exilio fundamentalmente político, de carácter masivo, lo que lo hace diferente a otros tipos de migraciones que se basan en aspectos de carácter social o económico.
El exilio forzado, desesperado la más de las veces, que sufrieron miles de compatriotas, provocó una situación de desamparo y crisis en lo físico, material, moral y emocional. Al abandonar el país de un modo imprevisto, no planificado ni meditado en profundidad y, muchas veces, sin importar a donde, produjo quiebres en los proyectos de vida que quién sabe si alguna vez se lograron rearmar.
No sé exactamente cuantos chilenos exiliados hubo en Austria, tal ves unos 1.500, incluyendo al respectivo grupo familiar. Mucho menos sé cuantos hay repartidos por el mundo (se estima en unos 280 mil). Chilenos en general, alrededor de un millón segun el Censo de chilenos en el exterior viviendo afuera por distintas razones (alrededor del 6% de la población total chilena)
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