El aprendizaje de los estudiantes y las tecnologías de la información y las comunicaciones (tic)
Enviado por zilber
El trabajo recoge la experiencia de su autor en cuanto al tratamiento del aprendizaje en una concepción desarrolladora. A partir de asumir posiciones del enfoque histórico cultural, se problematiza en el empleo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en las instituciones docentes, insistiéndose en la necesidad de adoptar una posición pedagógica y didáctica determinada. Se exponen un conjunto de exigencias didácticas investigadas a partir de la realidad educativa cubana, que podrían ser utilizadas para orientar a los docentes en la utilización de las TIC con sus estudiantes en las clases, como por ejemplo al emplear la televisión, el vídeo o los software educativos; lo presentado podría ser de utilidad para orientar a los profesores que hoy en todo el país trabajan el los programas universitarios en la "municipalización".
"(…) el hombre es noble, y tiende a lo mejor: el que conoce lo bello, y la moral que viene de él, no puede vivir luego sin moral y belleza (…) una ciudad es culpable mientras no es toda ella una escuela (…) preparar a un pueblo para defenderse, y para vivir con honor, es el mejor modo de defenderlo."[1] José Martí La Educación cubana en todos los niveles educativos, ha logrado estar a la vanguardia en América Latina y El Caribe, en una primera etapa por su campaña nacional de alfabetización y la total cobertura de los servicios educacionales, a lo que se une, en las últimas décadas, los logros mostrados en el alcance de la calidad educativa y en la formación que se logra en los profesionales que egresan de sus universidades, lo que se propone actualmente incrementar a partir de crear un conjunto de condiciones que favorecen extraordinariamente la realización del proceso docente educativo, en el marco de lo que se ha dado en llamar una "tercera revolución educacional", como parte de la cual se extiende la educación superior a todos los municipios del país; programa revolucionario que se ha denominado Municipalización.
Hoy en día, la sociedad cubana se plantea la importante necesidad de enriquecer la formación cultural integral de su población, cuya preparación le ponga a la altura del desarrollo del mundo actual; un hombre culto que comprenda los problemas de su contexto y del mundo, en su origen y desarrollo, con argumentos necesarios para asumir una actitud transformadora y creadora. El impacto social de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) toca muy de cerca a escuelas de formación básica y a las universidades, propiciando modificaciones en las formas tradicionales de enseñar y aprender (Zubiría De, 1994 y 1998, Blanco, 1999, Silvestre y Zilberstein 2000, Zilberstein 2000, Olmedo 2000). Si nos atenemos al hecho evidente de que el avance incesante de la tecnología no parece tener freno, el reto de los centros universitarios radica en prepararse como institución y preparar a su vez a sus estudiantes a adaptarse a los cambios de manera rápida y efectiva, con un mínimo gasto de recursos humanos y materiales, podría plantearse de acometer una alfabetización en las TIC, ya que es muy frecuente hoy escuchar hablar analfabetismo funcional, incluyendo en esta denominación a aquellos que no son capaces de utilizarlas en su vida profesional y/o cotidiana.
Entre las claves fundamentales para el éxito, está el lograr que el aprendizaje se convierta en un proceso desarrollador y permanente para estudiantes y docentes. Es necesario aprender a usar las TIC y usarlas para aprender, pero a mi modo de ver no desde un enfoque cognitivista, ni elitista, sino a partir de los cuatro pilares planteados por Delors (1997): aprender a aprender, aprender a conocer, pero también para aprender a ser y aprender a sentir. En este sentido, la introducción masiva de la televisión, el vídeo y la computación en los cursos regulares y en los dirigidos a partir de la Municipalización de la universidad cubana, con sedes en que hoy ya existen estos equipos, abre nuevas posibilidades para la demostración de hechos científicos, históricos y de la cultura en general, que favorecen la formación de la concepción científica del mundo, la comprensión consciente de fenómenos y procesos que quizás antes no estaban en manos del docente poderlos demostrar con facilidad. Ello en particular, tanto por su propio contenido, como por la forma de presentación, genera nuevas formas de motivación que ayudan junto a las ya tradicionales, a que el futuro profesional participe activamente en su propio proceso de aprendizaje y formación.
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