Descargar

El amor de hijos impone el trabajo

Enviado por Pedro Sandrea


Partes: 1, 2

    1. ¿Por qué se impone el amor de los hijos?
    2. Causa metafísica del amor de los hijos
    3. Diferencias aparentes entre el amor de los padres
    4. El amor de hermanos es la ley por entero
    5. El amor privado por ley y por pasión 

        Sólo sobrevive lo que es intrínsecamente bueno, verdadero y necesario. Y como la justicia es un punto de la civilización que es buena, así el matrimonio subsiste por el fruto, que son los hijos. Luego éstos, por el amor que despiertan, imponen el trabajo, que, aunque duro, por el amor nos se elude, sino que aun se busca sin que asuste el cansancio.

         Muchos puntos hay que considerar aquí, porque es de necesidad compenetrarse en la importancia del amor de los hijos, ya que éstos son el sello que la Ley Suprema pone a los matrimonios, sin importarles que sean éstos celebrados bajo una Ley civil, ceremonia religiosa, o de libre voluntad, sin más requisito que su libre albedrío y querer.

        ¿Por qué se impone el amor de los hijos?

     Un hijo es efecto de la fusión de las almas de sus progenitores y es el sello de la ley suprema de un casamiento.

         Entonces ya se ve claro la imposición del trabajo para procurarle el sustento y cuanto ha de menester a la vida física y educación moral, porque es nuestro mismo ser  por entero, nuestro desdoblamiento o multiplicación, en la que seguiremos viviendo aun después de la desencarnación (muerte), lo que no hay necesidad de argumentar más.

        Lo que es el amor de los hijos. El amor de los hijos es nuestro mismo y propio amor, por las razones del punto anterior, ya nuestro hijo es nuestro mismo ser en la materia y el alma; pero puede ser en espíritu un afín o un enemigo. En el primer caso, la atracción, el respeto y el amor, es completo desde el primer momento; en el segundo, habrá desapego y reservas, que habrá que observa continuamente Aquí, sin embargo, hay la misma imposición del trabajo, porque la materia y el alma son los que en todos los casos impone los deberes de familia en unos y otros.

         La inocencia y la bondad del infante se van entrañando en el padre y las sonrisas hacen vibrar el sentimiento, semejándose a una dinamo productora, cuya corriente la disfrutamos en la luz, que alegra y satisface; esto es el padre, que en la madre, el niño es por entero ella misma y forman, en verdad, los potentes campos magnéticos  entre los cuales gira el inductor inducido, efecto del sentimiento Amor. Este punto lo aclarará más el siguiente.

         Causa metafísica del amor de los hijos

    Los motivos precitados en los puntos anteriores ya pertenecen a Fisiología, la Biología y a la Psicología, aunque no se pueden separar de la Metafísica. Pero es de necesidad darle a ésta los puntos que le corresponden por separado, porque es del más grande interés que se conozca la sabiduría que encierra la Metafísica sobre las familias y, por lo tanto, sobre la humanidad.

         El punto anterior, dice lo que es el amor de los hijos, que no es otra cosa que nuestro sentimiento de amor, más vitalizado y agrandado por amor remanente en los mismos hijos, que se fusionan en los padres, por la fusión de las almas y la vida común; lo que quiere decir que se metamorfosean los amores individuales, fundiéndose en un solo amor, del que se apropia cada individuo de la familia; y será tanto mayor, cuanto más individuos componen el hogar. Esto ya es un hecho de la Metafísica Universal.

         Mas esta Metafísica es sólo de la materia; y por perfectos que pudiéramos ser, habría de encontrar siempre algún grado o muchos de egoísmo aun en las madres, porque es de ley inflexiblemente que llame primero nuestra necesidad, anteponiéndose a la de los hijos; esto no tiene excepción posible, aunque se vean grandes sacrificios en la madre; pues ésta se cerciora de que, si ella se descuida por poner todo el cuidado en el hijo, resulta que luego no tendrá fuerzas para el cuidado de los otros; y esto, aunque pertenezca a la Fisiología y la Biología, es otro hecho metafísico de la ley de conservación que nos impone.

        Pero la causa eficiente del amor de los hijos emana de la menor o mayor afinidad del espíritu y es ésta la grande y máxima Metafísica. Pero aquí surge una pregunta de máximo interés. ¿Cómo, siendo todos los espíritus hermanos, desde que son hijos todos del Creador, han podido perder o cortar la afinidad? Lo voy a contestar con otro pregunta de no menor importancia.

         ¿Por qué siendo todos hijos de una familia, hijos de los mismos padres, se envidian y se odian hasta la muerte en muchas ocasiones, puesto que se registran fraticidas y parricidios?

         Una pregunta aclara a la otra; pero las dos necesitan la misma explicación.

    Esto es cierto que todos los espíritus son hermanos, hijos del Padre Creador, y cada uno es una partícula suya, y no pueden dejar de ser hermanos, ni diferenciarse en la substancia, en su principio y su fin.

        Es cierto también que la afinidad paterna no puede romper ni desconocer; pero no existe  la afinidad fundada en la fraternidad hasta que han convivido como hombres en un mismo hogar, siendo hijos de unos mismo padres; entonces se descubre la afinidad espiritual por la experiencia de la lucha de la vida en comunidad, al igual que el amor de esposos e hijos se descubre y se agranda por la misma fusión.

    Partes: 1, 2
    Página siguiente