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Discurso de Thomas Macaulay sobre la intervención del Estado en la educación del pueblo (página 2)

Enviado por Silvia Martínez


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En las segunda mitad del Siglo XIX, y en contra de las aspiraciones de la burguesía, el liberalismo evolucionará, aunque lentamente, hacia la democracia, fundamentalmente en Inglaterra y Francia. La causa de esto es la aplicación, tanto por las masas populares como por el propio Estado, de aquellas ideas programáticas  del programa liberal que reclamaba derechos políticos para la totalidad de la ciudadanía.

B.3 – INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LA EDUCACIÓN DEL PUEBLO

Es un discurso de 1847. Se había solicitado a la Cámara de los Comunes, por parte de una Comisión del Consejo de Educación,  un crédito cuyo destino era la educación del pueblo. Un miembro del Parlamento propuso una enmienda, referida a nombra una comisión que informara sobre la justicia y utilidad del Proyecto y de su probable costo anual, así como investigar si no era una excesiva influencia de la Corona, invadiendo el área del Parlamento e interviniendo en las convicciones religiosas y derechos civiles de los súbditos. El discurso de Macaulay fue pronunciado con el objetivo de combatir dicha enmienda (la cual resultó, finalmente, derrotada)

Macaulay expresa, en el inicio del discurso, que "el Estado tiene derecho y  deber de proporcionar medios de educación al pueblo llano". También que es deber de todo gobierno proveer seguridad de las vidas y haciendas de quienes componen la nación.

A continuación, cita palabras de Adam Smith, el gran pensador. éste no era partidario de que existiera Iglesia oficial, opinaba que el gobierno no debía inmiscuirse en la educación de los ricos, pero la de los pobres es materia muy de la competencia de la República; se debe velar por la detención de los progresos de la perversión moral, que es inseparable de la ignorancia. Si se descuida este deber, se pone en peligro la paz pública (a la ignorancia de los pueblos se pueden atribuir los motines de 1780 contra el papismo).

A continuación, compara Macaulay a los ingleses ignorantes con cualquier salvaje de Nueva Zelanda, o un grupo de bestias de mercado, quitando características humanas a quien no tiene conocimiento.

Continúa dando ejemplos (motines de Nottingham, saqueo de Bristol) de ataques que no se hubieran producido de haber existido una educación para el trabajo.

Reclama después que se proteja a la masa popular de la ignorancia, para poder evitar castigos, cárceles y pena de muerte.

Expresado esto, hace alusión al bajo nivel de enseñanza y carencia de materiales en algunas escuelas y la consecuencia de éste ínfimo nivel de instrucción: la violencia y la rebelión contra la autoridad.

Cita también el ejemplo de Massachusetts, donde, apenas establecidos los colonos puritanos establecieron que cada cincuenta casas, una debía dedicarse a la enseñanza de la lectura y la escritura.

 En las ciudades de cien casas, debería haber una escuela de gramática/postprimaria.

Quienes establecieron éstas disposiciones por ley, sostenían que es obligación de la autoridad pública proporcionar al pueblo medios de instrucción. Incluso Thomas Jefferson, en América, habiendo siempre aborrecido la intervención del Gobierno en lo que fuere, se ocupó especialmente en sus últimos años de establecer un buen sistema de educación en Virginia.

Macaulay compara la educación con la provisión de azúcar, la cual se deja totalmente libre a las necesidades de la demanda. Y expresa que la educación de los ricos puede ser objeto de libre competencia, pero no la de los pobres, que son demasiado pobres para poder pagar por sí solas los servicios de un maestro.

Sostiene que, así como el Gobierno paga los sueldos militares, debe sostener los de los maestros de escuela del pueblo, de modo de asegurar también una remuneración equitativa, imposible si se deja librada al poder económico de quienes hacen uso del servicio educativo.

Ofrece datos sobre el nivel de instrucción de los presos, la inmensa mayoría de los cuales son analfabetos. De la misma manera, la mayoría de quienes contraen matrimonio (fundamentalmente las novias) no saben escribir, debiendo firmar con una señal en lugar del nombre.

Recuerda también que el saber firmar no es garantía de que exista un buen nivel de instrucción, pues en muchos casos tienen maestros de muy bajo nivel académico

Pasa después a decir que, si se admite la educación como inversión, deben desaparecer las objeciones al proyecto, ya que nadie puede considerar excesivo el gasto previsto en educación, ya que se obtendrá un producto de calidad (el pueblo instruido).

Plantea, además, que porcada libra que se ahorre en educación, se gastarán cinco en persecuciones, cárceles, no pudiendo Macaulay creer que la Cámara, que nunca ahorró en seguridad, lo haga ahora que tiene la posibilidad de obtener un pueblo más instruido.

Por último, hace un llamado al sentimiento de patriotismo, no importa cual sea  la religión que se profese, el único interés debe ser rescatar al pueblo de la barbarie. Apela a concientizar a sus oyentes sobre la cuestión de que es obligación de todos, cualquiera la secta a la que pertenezca, de sostener la educación, que es tan responsable como los arsenales de la seguridad de Inglaterra.

B.4 – COMENTARIO FINAL

Nos parece que este discurso tiene vigencia actualmente, ya que hay diferencias de oportunidades para quien tiene medios económicos y quien no. No hay una igualdad, pues quien posee más medios accede a un nivel mayor de instrucción. Pero tampoco estamos, en el caso de nuestro país, en una situación tan trágica como plantea Macaulay en su discurso.

Creemos firmemente que todos los gobiernos deben velar por la instrucción de su masa popular, que colaborará con el progreso de cada nación si tiene un buen nivel de instrucción que le permita vivir dignamente, además de ejercer uno de sus derechos fundamentales.

Autora:

Silvia Martínez

Montevideo, Uruguay

Setiembre 2008

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