Descargar

Una historia de la lucha de clases en China (1966 ? 1971) (página 2)

Enviado por Carlos Copertari


Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

I – Antecedentes históricos (1949 – 1965)

Para la comprensión de la contundente emergencia de la Gran Revolución Cultural Proletaria es inevitable la consideración de los antecedentes previos, manifestados en campañas y movimientos con diferentes o similares objetivos y también de desigual duración temporal, que posibilitaron la construcción político organizativa de esa opción transformadora que fue posteriormente la Revolución Cultural. Esto posibilita una mayor comprensión sobre la permanente preocupación de Mao Zedong por mantener su liderazgo sensible a las conductas inmediatas y futuras de las masas representadas, acorde con las numerosas críticas hacia las formas jerárquicas de administración y dirección partidaria, así como también el intento de control del aparato partidario y el desarrollo de un determinado proyecto económico.

Si enmarcamos el proceso histórico, después de la creación de la República Popular China en 1949, en la urgente necesidad de un constante crecimiento económico y el paralelo avance en el desarrollo de la conciencia ideológica y política del conjunto de las clases y los sectores sociales proclives a integrarse dinámicamente al proceso, se deberá tener en cuenta cuándo comienza a manifestarse la necesidad de plantear campañas de adoctrinamiento ideológico al nivel del conjunto de la población o particularizando su acción sobre diferentes estratos sociales.

Estas campañas no sólo permitirían el conocimiento de la larga serie de comunes y diferentes acusaciones y reproches sobre el funcionamiento de los organismos locales y provinciales del aparato partidario y administrativo gubernamental, que muy tempranamente comienza a burocratizarse, que al ser filtradas en su origen no se dejan llegar hacia la cúpula dirigente. Esa corriente fluida y constante del conocimiento de las necesidades y críticas sobre la estructura dirigente, también permitiría la construcción del modelo maoísta de Estado socialista que se intenta desarrollar que, si bien aplica las premisas marxistas-leninistas, supone el afianzamiento de un moderno nacionalismo que tendrá inocultable peso en la ideología de la República popular China, y en la defensa de sus intereses en tanto Estado-nación.

Estamos intentando adentrarnos en las manifestaciones de un país que entonces, como ahora mismo, era el más poblado del planeta y también uno de los más empobrecidos por su situación periférica y por el accionar de sus clases dirigentes anquilosadas. En 1949, la estructura económica de joven república permanecía en crisis desde hacía más de 100 años a que los sectores dirigentes políticos, militares, terratenientes y empresariales anteriores, no se habían hecho cargo de los cambios necesarios para la modernización del país.

De allí que la creación de la República Popular no fuera seguida por una guerra civil y sí por las expectativas generales de pacificación interna y la búsqueda de cierto equilibrio económico más o menos inmediato, basados en la reestructuración a fondo de un aparato productivo en decadencia y la modificación drástica de las formas de propiedad. La Reforma Agraria fue una de las reivindicaciones más deseadas en un país de mayoría campesina, y este proceso fue desarrollado dentro del enmarque político de gobierno de Nueva Democracia como se lo denominó. Al mismo tiempo, el Tratado de Amistad y Asistencia Económica con la URSS posibilitó la puesta en marcha de un Primer Plan Quinquenal que se traduciría en la aplicación casi mecánica de las premisas y modelos que los soviéticos habían desarrollado sobre su economía.

En esta aparentemente tranquila aplicación de las medidas económicas del Primer Plan Quinquenal se encuentra el esbozo de las dos principales líneas de desarrollo político ideológico que posteriormente se diferenciarán en China. En el mismo Partido Comunista Chino (en adelante PCCh) se produjo una decantación de dirigentes indispensables que terminaron conformando, junto a los especialistas, técnicos, profesionales y administradores, un sector altamente diferenciado con respecto a los sectores populares productivos que decían representar. Y esto no era coincidente con las premisas de igualitarismo y democracia interna que se promovían desde el mismo partido en el poder.

Las campañas San Fan y Wu Fan fueron los primeros antecedentes de la Revolución Cultural, desde la fundación de la república. Éstas campañas representan las incipientes manifestaciones de necesidad de diferenciación objetiva con el modelo soviético y de una educación ideológica uniforme y permanente para el conjunto de la población. Al haber colocado Mao Zedong, desde 1927, su confianza absoluta en la fuerza del campesinado como eje del proceso de masas, no había dejado de considerar el inocultable predominio de la cultura ancestral que dominaba todos los actos de la vida cotidiana campesina y popular; por lo mismo, de la constante necesidad de esa educación ideológica que paralelamente sirviera para fortalecer y dar sustento a su modelo de crecimiento económico sostenido y diferente.

La línea marxista sobre el proceso revolucionario que se aplicaba desde el PCCh indicaba con claridad estar bajo "la dirección de la clase obrera" en el camino al socialismo y al comunismo, aunque es posible detectar en los documentos de aquél momento la obsesión permanente del maoísmo por la presencia del campesinado sobre el desarrollo infraestructural y la crítica a los planes de desarrollo económico sustentados por Liu Shaoqi y sus seguidores que, basados en la urgente necesidad de crecimiento industrial e infraestructural, posibilitarían la ampliación de los márgenes de diferenciación en la calidad de vida y las oportunidades entre la ciudad y el campo.

Lo que distingue al pensamiento maoísta es la creencia plena de que el desarrollo económico moderno, y no a partir de él, puede ser producto de formas previas o contemporáneas de organización comunista, que garantizarían el paso a otros estadios sin mayores contradicciones. De allí que su crítica establezca el nexo entre la capacidad de crecimiento de un sector directivo con intereses y dinámica propios y la brecha inocultable que lo separa de los sectores populares productores a los que dirige y dice representar. Y que Mao privilegie siempre en principio que quienes establezcan contacto directo con las masas sean también los que acerquen y dirijan las críticas en el interior del PCCh para mantenerlo actualizado, establece una visión inmediata sobre los destinatarios finales de estas críticas: los que no coinciden con los esquemas económicos maoístas dentro del Comité Central del PCCh.

Es decir que, basado en los principios del centralismo democrático, que en su intencionalidad teórica observa la necesidad de aceptación de las opiniones de la mayoría sobre una determinada minoría, Mao intentaría siempre trasladar a las masas sus postulados ideológicos y políticos, y también los económicos y organizativos, para que una vez aplicados sus resultados pudieran presionar y cambiar la relación de fuerzas internas dentro de la dirección nacional del PCCh.

Su preocupación por la "crisis de representación" que pudiera enfrentar la estructura dirigente, tanto partidaria como administrativa estatal, lo hace confiar en el potencial inicial de la crítica intelectual externa al Partido Comunista. Pero sólo en principio, y siempre y cuando no se pusiera en peligro el marco estricto en que debían desenvolverse los criterios de "democracia socialista" y "centralismo", ya que desde 1949 los intelectuales fueron sometidos a continuos procesos de remodelación de su pensamiento ideológico.

Este inmenso esfuerzo de cambio de las costumbres y las formas de pensamiento y organización, que a la vez potenciaría sus resultados sobre la estructura económica de China, tiene antecedentes históricos muy antiguos. En un intento de transformación radical que permitió pasar del período esclavista al feudalista, la centralización de las decisiones que conmovieran al estado de Wei, en el período de los Estados Combatientes (475-221 a. de n. e.), tuvo características muy drásticas en la movilización social y en el enfrentamiento entre sus clases y sectores dirigentes. El reformador Shang Yang es citado como su promotor y ejemplo en una sugestiva publicación de Peking Informa de agosto de 1974. El "Grupo de Crítica de Masas de la Universidad de Beijing" que elaboró el artículo, intentaba demostrar la necesidad suprema de continuar con la "lucha de clases" en el país, pero particularmente dentro del partido, en apoyo elocuente de la línea doctrinaria maoísta.

Otro antecedente de importancia cronológica lo tenemos en el período previo al afianzamiento de la RPCh. El perfil de lo que constituye la unión entre la llamada "línea de masas" y el "movimiento de rectificación", se puede identificar en el movimiento iniciado por Mao para:

"(…) dejar al partido listo para dirigir incluso la acción de las masas. Esto lo atestigua el gran movimiento de rectificación de 1942-44 que se dirige a los cuadros del partido a fin de transformarlos en militantes capaces de moverse en el arduo contexto de la lucha antijaponesa y en el marco no menos penoso e incluso más complicado del trabajo en el medio campesino (…) La ‘rectificación’ de 1947-48 estará más abierta a la influencia de los no-militantes del partido. En realidad esta rectificación acentúa el proceso de separación del partido respecto de las masas. Porque se trata de detener una corriente ‘izquierdista’, en la que los militantes del partido (que), bajo la presión campesina, radicalizan frecuentemente la reforma agraria en las regiones que llevaban mucho tiempo bajo control del PCC(h)".

La necesidad de afianzamiento político entre los sectores populares, para diferenciarse tajantemente de todas las otras formas de dominio brutal sobre éstos que habían ejercido las administraciones anteriores, hizo que Mao dispusiera una férrea disciplina ideológica sobre el comportamiento de los cuadros dirigentes y sus fuerzas militares en contacto con el pueblo:

"(…) se había manifestado una contradicción dramática entre la necesidad de reforzar poderosamente el aparato político y militar para asegurarse las condiciones de una victoria nacional y la necesidad no menos fundamental de conservar el apoyo de las masas populares (…) Las rectificaciones aportadas a su política por el PCCh desde 1941 probaron sin embargo que no era imposible contener durante cierto tiempo esta contradicción dentro de límites tolerables, y que se podía encontrar un compromiso entre la necesidad de darle al aparato revolucionario las dimensiones suficientes y la de no entrar prematuramente en conflicto con las masas antes de que la vieja sociedad fuera derribada. Reduciendo las unidades permanentes del ejército en beneficio de los destacamentos de la guerrilla, deteniendo de golpe el movimiento de emersión de la burocracia por sobre las masas desdichadas, decapitando despiadadamente sus privilegios y, para terminar, asignando funcionarios, oficiales y soldados a tareas de obreros y campesinos, el Partido había llegado a impedir in extremis que la oposición entre el aparato y las masas le diera un golpe mortal a la revolución. Gracias a que se continuó luego imponiendo al aparato con intransigencia esta ruda política de frugalidad y de trabajo, fue posible acrecentar nuevamente desde 1943 las fuerzas del ejército y del Estado revolucionarios, sin que un derrumbe del nivel de vida de la población provocara una nueva crisis en sus relaciones con la burocracia. Por el contrario, el PCCh salió de la terrible prueba de la guerra antijaponesa aureolado de un inmenso prestigio. Sus funcionarios en blusa de algodón remendada, que vivían entre los granjeros y no recibían otro salario que una magra ración de alimento, sus soldados y sus oficiales, que no trataban brutalmente al campesino, no lo despojaban, dejaban en paz a su mujer y a sus hijas, ocupaban el tiempo libre que les dejaban los combates trabajando en la labranza, en las cosechas, reparando diques o canales de riego, hacían un sorprendente contraste con los dignatarios arrogantes y la soldadesca devastadora del GMD (Guomindang)".

1. Campañas

San Fan (Movimiento de los Tres Anti)

Wu Fan (Movimiento de los Cinco Anti) y

Sun Fan

Después de un informe de Mao Zedong ante la Conferencia Popular Consultiva Política, en octubre de 1951, en donde se analizaba la urgente necesidad de poner límites a los actos ilegales que lesionaban a la economía nacional y del Estado, fueron lanzadas dos campañas para enfrentar antiguas prácticas que comprometían el desarrollo de la naciente república, ya que entre sus funcionarios y empleados se habían incluido a muchos hombres capacitados de anteriores administraciones.

La Campaña San Fan tiene a su cargo, desde diciembre de 1951, la delimitación de responsabilidades y trata de terminar con la corrupción administrativa, el manejo burocrático y el derroche entre los responsables del gobierno y las empresas dependientes del Estado. En tanto que la campaña Wu Fan, cobró impulso a finales de 1952, tratando de ampliar los alcances de la primera para actuar contra un sector numeroso de empresarios y comerciantes privados cuyas formas tradicionales de transacción y obtención de buenos resultados económicos no podían ser coincidentes con una economía apuntada hacia el socialismo.

Esta última campaña, aunque mantenía lazos con San Fan, trató de eliminar el robo de la propiedad estatal, la evasión impositiva, la sustracción de información económica de fuentes del gobierno, el soborno a funcionarios estatales, el contrabando, el uso de materiales de baja calidad en las obras públicas y en general la especulación económica.

A la caída y enjuiciamento en diciembre de 1953 y febrero de 1954, respectivamente, de los altos dirigentes Gao Gang (Kao Kang) de Manchuria (en el norte cercano a la URSS), quien aparentemente se suicida en 1954, y Rao Shushi (Jao Shu-shih) de Sanghai (en el sur), acusados de dirigir una línea pro soviética ajena a los intereses de la nación desde esas principales zonas industriales, le seguirá la llamada campaña Sun Fan de reeducación ideológica, a fines de 1955, e inmediatamente después de una acusación por conspiración contra los intereses del Estado leída por Deng Xiaoping, el 31 de marzo de 1955. Al mismo tiempo, se disminuyó el número de integrantes de la Comisión de Planificación Estatal, cuyo director había sido Rao Shushi, dominada por profesionales prosoviéticos que se encargaban de proyectar el desarrollo industrial. Y se avanzó sobre el aparato partidario y administrativo estatal purgándolo de los que hubieran estado influenciados o formaran parte del grupo de Rao Shushi y Gao Gang.

Esta última campaña de reeducación ideológica, que se alimentó de las críticas que muchos intelectuales extra partidarios encabezados por el profesor de filosofía Hu Feng formularan, luego que éstos fueran impulsados a expresarse con plena libertad, procederá a encarcelarlos y someterlos a juicio junto a miles de cuadros políticos del partido y ciudadanos en general. Los miembros partidarios serán obligados a "rectificarse" por escrito y la mayoría de ellos serán enviados para su "reeducación" a zonas campesinas alejadas en el inmenso territorio, como una forma extrema, según se establece, de "mantenerlos en contacto directo con la realidad" que viven las masas.

Este método de supresión drástica de la libertad física y de opinión, que los aleja de los lugares donde hasta ese momento desarrollaban sus actividades, seguiría aplicándose en las posteriores campañas reeducativas. Es posible deducir que, a su retorno en el tiempo y al lugar que se determinara, generalmente el mismo, los implicados supuestamente reeducados se comportarían de acuerdo a lo aprendido con dos manifestaciones posibles aunque no contradictorias: por un lado, se esmerarían en comportarse de acuerdo al respeto a las normas organizativas y reglamentarias que habrían violado o dejado de aplicar; pero, en segundo lugar, se cuidarían especialmente en no caer nuevamente bajo la mira de futuras sanciones, modificando su relacionamiento con quienes desarrollaban desde las estructuras locales y centrales del partido y el Estado el enfrentamiento paulatino a las posiciones del maoísmo.

La pérdida de sus privilegios y posiciones de liderazgo anteriores, posiblemente habían conformado en ellos una fuerte capacidad de reubicación y supervivencia, que necesariamente los llevaron a conformar de conjunto un sector de clase diferenciada claramente dispuesta a esperar la oportunidad para expresarse y recuperar sus posiciones. Y esto Mao Zedong no lo ignoraba.

La campaña Sun Fan desatada contra Hu Feng, sus seguidores y aquellos cuadros políticos que no habían convenido a tiempo en estandarizar su espíritu crítico y su actividad, fue ampliada en el período final para permitir ejercer un estricto control ideológico sobre toda la intelectualidad china y limitar su crecimiento autónomo. Esto creó en ellos un clima de resentimiento antipartidario y de disidencia silenciosa, al serles negado algún marco de referencia de relativa integración donde pudieran expresarse y realizar aportes significativos, lo que sería observado con preocupación desde la cúpula partidaria. En resumen, Sun Fan serviría para aumentar el peso del aparato burocrático de control partidario sobre los sectores de intelectuales y profesionales calificados, que podrían haber colaborado en ese período con su experiencia para un mayor y más rápido desarrollo de los procesos industriales y agrícolas.

2. Campaña de Las Cien Flores

Al planteo de la continuidad de las pautas de crecimiento propuestas en un Segundo Plan Quinquenal, basadas en los resultados del primero, Mao Zedong propondrá su Programa de Crecimiento Agrícola, en diciembre de 1955, llamando a integrarse nuevamente a la vida económica y política a los intelectuales, bajo su eslogan "que florezcan cientos de flores y que contiendan cientos de escuelas de pensamiento", en lo que será considerado tiempo después como el inicio de la Campaña de Las Cien Flores.

Paralelamente, el Comité Central convino en realizar una conferencia especial a la que fueron invitados intelectuales no partidarios e instituciones académicas que se llevó a cabo el 14 de enero de 1956. En la reunión y después de un discurso de Mao, Zhou Enlai hará un llamado a la intelectualidad al leer un documento titulado "Sobre la cuestión de los intelectuales", revelando el profundo interés de algunos sectores del Comité Central por crear las condiciones adecuadas de integración para profesionales e intelectuales; dirigido al aprovechamiento principalmente de ese sector de técnicos ampliamente capacitado para que apoyara el proceso, que aunque estuviera separado de las actividades ideológicas y políticas no fuera opuesto al desarrollo del Estado socialista y al marxismo.

Como lo señala Maurice Meisner:

"(…) La clasificación social de los intelectuales presentaba problemas ideológicos. Para diferentes trabajadores, campesinos, o la burguesía, sus estatus de clases pueden no ser definidos por el usual criterio marxista de sus relaciones con los medios de producción. No obstante, importantes intelectuales que participaron en la vida económica, política y cultural del país permanecieron sólo como un ‘estrato’ o ‘integrantes’ sociales, y ocuparon los más ambiguos lugares en la alianza de cuatro clases sociales sobre las cuales la República popular se apoyaba. Pero si los intelectuales no constituían una clase social como tal, ellos eran portadores de ideologías de clase, especialmente de la ideología de clase burguesa, y de esta manera fueron política e ideológicamente sospechosos. Zhou Enlai intentó remover esta sospecha por la asignación de un estatus que antes a ellos no les había sido otorgado. ‘La mayoría de los intelectuales’, él anunció, ‘pueden convertirse en trabajadores del Estado en la causa del socialismo y son ya parte de la clase trabajadora’. De esta manera, el ‘problema de los intelectuales’ no fue principalmente una cuestión de formalidad política o ideológica, sino más bien de escasez de expertos y habilidad profesional. ‘El problema fundamental ahora’, afirmó Zhou, ‘es que las fuerzas de nuestra intelectualidad es insuficiente en número; la habilidad profesional y la conciencia política son los requisitos de nuestra construcción socialista’".

Se debe suponer hasta aquí, que si bien los intelectuales no eran considerados como una "clase" en sí, se los estuvo visualizando por su formación ideológica considerada "burguesa", por un vasto sector partidario, como un sector que monopolizaba importantes conocimientos "participando" en otras actividades, productivas, educativas, de gestión y político ideológicas, que no necesariamente podían ser consideradas todas como revolucionarias, incluso algunas como "no revolucionarias". En síntesis, como un estrato que ocuparía ambiguos lugares en las otras diferentes clases sociales aliadas sujeto a la posibilidad de colaborar ampliamente.

Pero Zhou Enlai también reconoce la existencia de un problema político en la existencia de:

"(…) ‘ciertos rasgos ilógicos en nuestra presente consideración y tratamiento de los intelectuales, y en particular, ciertas actitudes sectarias de algunos de nuestros camaradas hacia los intelectuales fuera del partido (que promueven) una innecesaria sospecha’".

Zhou apuntala una línea política que privilegia el cambio asentado en un rápido y moderno crecimiento de la economía industrial. Ya que en el inicio de la Campaña de Las Cien Flores y en coincidencia con el discurso de Zhou Enlai, la línea político económica sustentada por una parte sustancial de dirigentes como Liu Saoqi y Deng Xiaoping abogaba por una integración donde los intelectuales y los científicos habrían de ocupar necesariamente un rol dirigente que los diferenciaría radicalmente del resto de la población. Esta política aceleraría el proceso de estratificación de una élite de intelectuales y profesionales separados de las masas por su especialización y sus conocimientos, apoyados en una privilegiada posición social y económica que finalmente era lo que había logrado en cierta medida el Primer Plan Quinquenal.

Nos preguntamos hasta dónde Mao estaría apoyando este discurso de Zhou que apuntaba a consolidar la autosuficiencia tecnológica en el futuro, tratando de prescindir de la retaceada ayuda de la URSS, ya que Mao necesitaba que el desarrollo del socialismo tuviera sustento en esa misma masa de intelectuales y profesionales que podrían ayudar a transformar la sociedad hacia el socialismo y fortalecerlo en su posición dentro del CC. Las coincidencias eran parciales, ya que se intentaba desde el maoísmo una renovación interna de los cuadros del partido, para impulsar sus propios lineamientos de desarrollo que significaban cierto abandono de los modelos de industrialización y organización económica soviéticos, por una radical política social y económica de organización colectivista masificadora del trabajo.

En cuanto a sus originales objetivos, la Campaña de Las Cien Flores se vio afectada por el acontecimiento que significó internacionalmente en 1956, sobre todo para la vida interna de los partidos comunistas en los diferentes países, el discurso de Jruschov en el Vigésimo Congreso del PCUS en Moscú que condenaba los crímenes contra la población y el autocrático manejo de la dirección partidaria y del Estado cometidos por Stalin. El discurso de condena remarcaba el "culto a la personalidad" promovido por éste, que en China había sido considerado como un guía y amigo indiscutido:

"(…) Respecto al XX Congreso del PCUS, quisiera decir algo. A mi juicio existen dos ‘espadas’: Una es Lenin y la otra, Stalin. Ahora, una de esas espadas, Stalin, ha sido abandonada por los rusos. Gomulka (de Polonia) y algunos húngaros han echado mano de ella para caer sobre la Unión soviética y combatir el llamado stalinismo (…) Lo ocurrido con esa espada no es que haya sido dada en préstamo, sino simplemente botada. Los chinos no la hemos abandonado".

En mayo de 1956 Mao refuerza la campaña de integración reeducativa de los intelectuales, en continuidad con la Campaña de Las Cien Flores, que unifica la lucha antiburocrática como fundamento y la aceptación de cierto nivel de críticas externas al partido. Las débiles quejas que se habían expresado en marzo y abril de 1956 se tornaron en un masivo caudal de críticas en mayo y junio, que comenzaron a conmover social y políticamente al conjunto de las organizaciones partidarias al generalizarse la discusión. Mao necesitaba esta discusión desde fuera del partido para ampliar el consenso interno en éste. Situación que se intentaría acotar, al tomarse conocimiento de los desajustes sociales inmanejables que estaban provocando los acontecimientos de rebelión anti partido comunista en Hungría, lo que decididamente enfriaron la aceptación de la dirigencia del PCCh de toda crítica interna o externa.

Al dar a conocer Mao Zedong sus observaciones, en "Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo", tratará de crear una valla contundente en las formas de consideración de las contradicciones en el comportamiento de los militantes, creando un marco doctrinario que diera continuidad a la formación ideológica de las masas, pero considerando como base formativa lo que llamó la "unidad de los contrarios":

"(…) La cuarta edición del Diccionario filosófico abreviado, redactado en la Unión Soviética, refleja en su definición de la ‘identidad’ este punto de vista de Stalin. El diccionario dice: ‘Fenómenos tales como la guerra y la paz, la burguesía y el proletariado, la vida y la muerte, no pueden ser idénticos, porque son radicalmente contrarios y se excluyen mutuamente’ (…) Según la opinión de ellos, la guerra es la guerra y la paz, la paz, sin que entre una y otra haya conexión alguna sino simple exclusión mutua (…) La guerra y la paz se excluyen mutuamente y al mismo tiempo están interconectadas; además, en determinadas condiciones la una se transforma en la otra. Si la guerra no se incubara en tiempos de paz, ¿cómo podría estallar de repente? (…) Si la vida y la muerte no pudieran transformarse la una en la otra, cabe preguntarse: ¿De dónde salieron entonces los organismos vivos? (…) En el proceso total de la existencia, vida y muerte luchan entre sí incesantemente y se transforman la una en la otra (…) A Stalin se le escapó la conexión existente entre la lucha y la unidad de los contrarios. La mentalidad de ciertas personas en la Unión Soviética es metafísica; es tan rígida que, para ellos, esto es esto y lo otro es lo otro, sin que reconozcan la unidad de los contrarios. De ahí sus errores en lo político. Nosotros, por nuestra parte, nos atenemos firmemente al concepto de la unidad de los contrarios y adoptamos la política de ‘Que florezcan cien flores y que compitan cien escuelas’. Cuando se abren flores fragantes, es inevitable que aparezcan hierbas venenosas. Esto no tiene nada de temible y hasta es provechoso en determinadas condiciones".

Sin embargo, para entonces era evidente que las diferencias de concepto en la aplicación posible de las dos líneas económicas contrapuestas en el interior del Comité Central, no tenían mayores coincidencias de fondo para ser llevadas a cabo al mismo tiempo en la nación.

3. Movimiento Antiderechista (Campaña de Rectificación) y

Movimiento Xiafang

En un discurso de Lu Dingyi, hecho público el 1 de agosto de 1957, se dio por iniciado el Movimiento Antiderechista, integrado en líneas generales a la Campaña de Las Cien Flores, que remarcaría aún más la educación y rectificación ideológica empleando citas de Stalin y Lenin. Se trataba de incidir en el conocimiento de las verdaderas características de la democracia proletaria que deberían establecerse en China, en contraposición a lo solicitado por algunos sectores intelectuales que se habían expresado precedentemente.

Este movimiento se extendió hasta abril de 1958, sentando las bases para la movilización masiva que se requirió desde mayo de ese año para establecer un período de rápido crecimiento económico (el Gran Salto Adelante). Este movimiento dio lugar a la supresión y enfrentamiento con la oposición extra partidaria y alcanzó altos niveles de represión, ya que Lu Dingyi remarcó en el discurso citado que los sectores opuestos a la política del PCCh no sólo habrían intentado organizar huelgas y movilizaciones en centros superiores de estudio, sino que también habrían enviado "cartas amenazadoras y empleado bombas".

En las estructuras partidarias regionales también se efectuó una depuración al ser expulsados algunos militantes a quienes se acusó de fomentar el "nacionalismo localista, el separatismo y el chauvinismo Han como tendencia", tal como lo expresara Liu Shaoqi en su informe político ante la Segunda Sesión del Octavo Congreso del PCCh, el 5 de mayo de 1958.

El Movimiento Xiafang, o movimiento hacia los estratos inferiores, fue analizado por el mismo Liu Shaoqi en la fecha y ocasión arriba citadas, como un necesario correctivo a las diversas manifestaciones de autoritarismo y burocratismo oficial. En íntima relación con las pautas educativas propulsadas por Mao, Xiafang unía el trabajo intelectual y administrativo de oficinas con la labor manual, para una correcta formación del funcionario que de esa manera se vería consustanciado e identificado con el campesino, el obrero y los sectores populares. Este movimiento que de alguna manera había comenzado parcialmente desde 1957, dio por resultado la transferencia de más de un millón de empleados de oficinas, empresas y escuelas del gobierno a granjas comunales y fábricas, donde debieron permanecer por más de un año realizando tareas productivas directas. También funcionarios del PCCh y oficiales del ejército debieron permanecer más ligados a sus niveles subordinados durante esta etapa.

Desde el documento de Mao relativo a las contradicciones a ser tenidas en cuenta, éste había expresado su negativa a aceptar siempre como correctas a toda idea o plan propuesto desde las estructuras del PCCh. Lo que daría luz verde a remarcar dos contradicciones básicas propulsoras de lo que posteriormente sería la Revolución Cultural:

  1. las que existían entre los que "dirigen" y los que son "dirigidos" y, como su consecuencia,
  2. la contradicción entre los "dirigentes" y "el pueblo".

Esto significaba el reconocimiento de una "lucha de clases" en el interior del partido, indicativa no sólo de los extremados enfrentamientos que pocos años más adelante sobrevendrían, también señalaba que en la dirigencia y el aparato partidario se desarrollaba una ideología de resurrección del capitalismo. Era previsible entonces que el Comité Central, fuera de las manos del maoísmo en 1957, se preparaba a enfrentar las críticas que por parte del estudiantado comenzaron a expresarse espontáneamente en dazibao’s (grandes carteles murales), en manifestaciones y en los foros y reuniones de intelectuales que amenazaban extenderse a las masas trabajadoras de las otras ciudades del interior, y que podían llegar a comprometer no sólo el control social y la producción de bienes, también a la estructura y el funcionamiento partidario.

Las críticas expresadas no tenían un contenido anti socialista. Por el contrario, al estar referenciadas históricamente en el movimiento revolucionario del 4 de mayo de 1919, proponían la democratización y la anti burocratización como ejes de lucha pero señalando peligrosamente para la dirigencia partidaria que ésta había abandonado sus ideales revolucionarios por el socialismo y el bienestar popular. Y, al ser considerado ese sector como un nuevo "sector de clase burocrática privilegiada", que ésta trataría de ampliar sus diferencias de estatus y oportunidades sobre todo en lo económico, haría resurgir una nueva forma de división clasista entre explotadores y explotados.

Expresión de esto era la línea de separación que agrandaba la brecha entre las posibilidades de la vida ciudadana, cercana a la industrialización, el comercio y el estudio, y la de las zonas rurales de verdadero atraso. Las críticas maoístas desde la Campaña de Las Cien Flores, que involucraban al funcionamiento de la sociedad toda y a los organismos de Estado, preanunciaban lo que pocos años más tarde se daría como enfrentamiento directo contra la solidificada dirección del Partido Comunista Chino, primero desde el Movimiento de Rectificación Socialista en 1962, y finalmente desde la Gran Revolución Cultural Proletaria desde 1966.

Pero la democracia popular establecida como bandera por la Campaña de Las Cien Flores, no podía llevarse a cabo sin la estructuración organizativa de nuevas instituciones. Y esto no estaba considerado por el maoísmo en esta etapa, tampoco era lo que se buscaba desde cualquiera de las dos líneas que se hallaban enfrentadas, y que coincidían en la aplicación de una ortodoxia limitante.

Privilegiando la atención sobre las dimensiones del país y su extensa población, Las Cien Flores, como campaña integradora de los movimientos de reeducación que se dieran durante su transcurso, dio marco justificatorio al cambio de objetivos al haberle quitado sus características cuestionadoras, para pasar a convertirse en una herramienta de represión sobre los que habían creído en sus posibilidades renovadoras. Los que fueron acusados de "derechistas", "izquierdistas" y "antisocialistas", según el caso, para ser juzgados y condenados a "reeducarse", e inmediatamente después fue suprimida como campaña en sí.

Si Mao Zedong coincidió con esto, lo que le habría permitido tomar de nuevo las riendas del partido, resulta explicable. En definitiva, en todas las campañas de reeducación ideológica o movimientos de rectificación propuestas desde el maoísmo el objetivo prioritario fue el logro de un ascenso en los niveles de unidad social y política, y no la expresividad cuestionadora en sí misma que pudiera causar anarquía y desunión en determinada fase de su desarrollo.

Si esto ocurría es fácil prever que Mao estuviera de acuerdo en dejarla de lado. Criterio que posteriormente veremos cómo también fue aplicado sin dudar, para desacelerar y dar por terminada a la Revolución Cultural. De todas maneras, durante todo este período hubo una corriente importante de profesionales, técnicos e intelectuales que lentamente se fue integrando al partido y a las instituciones y organismos del Estado, lo que fue incrementando a su vez las inevitables contradicciones internas en el seno del Comité Central:

"(…) El resultado fue un incremento del 50% en el número de intelectuales miembros del partido, sobre el año anterior (1958)".

  1. El Gran Salto Adelante (1958 – 1959)

La aprobación por parte del CC del plan de Mao de 12 años para la agricultura, en octubre de 1957, posibilitó cierta postergación del Segundo Plan Quinquenal, éste nunca fue revocado, y la puesta en marcha desde enero de 1958 del plan económico general para toda China conocido como Gran Salto Adelante. Esto que en la práctica significó el abandono del modelo soviético de desarrollo infraestructural y el más alto grado de incidencia del maoísmo en un propio modelo de país socialista, tuvo gravísimos resultados económicos con caída profunda en la creación de PBI y grandes hambrunas seguidas por la muerte de miles de habitantes en las zonas rurales, además de un creciente desempleo y el marcado descenso en la aplicación de los derechos a la salud pública, la educación y la seguridad, lo que como resultado terminó posicionando a Liu Shaoqi como el nuevo presidente del país y desalojando otra vez más a los maoístas de los inmediatos organismos de control partidario.

Como lo señalara Maurice Meisner:

(…) El ímpetu ideológico del Gran Salto tuvo profundas raíces en el maoísmo de los años revolucionarios. Muchas de las predisposiciones intelectuales fueron originalmente moldeadas en la interpretación y la práctica maoísta del marxismo (…, que) otra vez comenzaron a destacarse después de la victoria revolucionaria. La creencia voluntarista de que la conciencia humana y las cualidades morales del hombre son los factores decisivos que determinan el curso de la historia, la creencia populista de que la verdad revolucionaria reside entre las masas campesinas, y la particular certidumbre sobre las ventajas que acarrea el atraso –tales son algunos de los elementos de la herencia revolucionaria que fueron revividos y proporcionaron una interpretación más radical. Esas creencias, combinadas con las lecciones derivadas de las experiencias de una década de historia posrrevolucionaria, tuvo su mayor expresión teórica general al ser anunciado el Gran Salto como ‘la teoría de la revolución permanente’".

El particular criterio sobre la necesidad de mantener la "revolución permanente" sobre la práctica de las ideas aplicadas, condujo a Mao a sostener una confianza desmedida en la creatividad de las masas para la resolución de los problemas de productividad en cada localidad:

"(…) En el análisis de las relaciones entre los factores económicos y psicológicos Mao describe el círculo vicioso en el que el estancamiento económico y el estancamiento mental se refuerzan uno al otro. Porque con el estancamiento económico de China, su pueblo permaneció quieto con su ‘espiritualidad restringida’ e ‘inhabilitado para tomar muchas iniciativas’. El método para romper ese círculo fue estimular la conciencia de las masas, liberar sus adormecidas energías, y encauzarlas hacia las tareas de desarrollo económico".

Es en este período cuando se visualiza con mayor claridad el esfuerzo de Mao en traspasar a las comunas rurales el rol dirigente del desarrollo económico revolucionario. Al mismo tiempo que suplantaba en la práctica, no en las declaraciones y programas, una vez más la pauta marxista que considera al proletariado como el gestor direccional de la transición hacia el socialismo y el comunismo. De allí que:

"(…) Las políticas de la campaña del Gran Salto Adelante enfatizaron ‘la industrialización de las zonas rurales’, ya que uno de los más destacados eslogan de ese período fue ‘la urbanización del campo y la ruralización de las ciudades’".

La transformación de la organización del trabajo campesino comenzó con marcado esfuerzo desde enero de 1958. Para el verano siguiente, el 90% de las estructuras de producción fueron incluidas en la transformación, lo que permitió organizar más de 24.000 comunas populares en todo el país. Ese primer período, que se prolongó hasta noviembre de ese año, y marca el mayor grado de aplicación del Gran Salto Adelante, tendría buenos resultados al coincidir con las buenas condiciones climáticas. La abundancia en las cosechas, apoyadas en los datos productivos que se daban a conocer, a lo que se agregaba un marcado entusiasmo en la aplicación de las consignas organizativas, parecía augurar un buen futuro al plan económico.

Éste había demandado espectaculares cambios en la vida cotidiana de los campesinos, quienes permanecieron sujetos a un tipo de organización disciplinada que los convocaba a realizar ingentes tareas para suplantar la marcada ausencia de maquinaria agrícola, sobre todo en la construcción de diques y canales artificiales de irrigación. La vida social en las zonas rurales se transformó en contacto con las nuevas formas comunitarias de vida, y la familia como institución se vio conmovida al ser necesaria la mano de obra masculina en gran número, en diferentes y distantes lugares.

En 1959, los resultados económicos negativos en cietas localidades comenzaron a ser comunes a todas las áreas. La tensión comenzó a manifestarse en numerosas reuniones del Comité Central que intentaba mantener el control de la situación, achacando al voluntarismo y a la descentralización en la toma de decisiones esenciales para la construcción de infraestructura, la responsabilidad de las consecuencias que:

"(…) condujeron a la construcción de obras hidráulicas ineficaces, al desperdicio de recursos y a la exageración de las cifras de producción. Gran cantidad de acero producido en los pequeños talleres (de cada localidad rural) no tuvo la calidad requerida para la fabricación de bienes acabados la que, sin embargo, se incluía en las cifras de producción. (…) La recolección, a su vez, se vio afectada por la escasez de mano de obra, ocupada en la construcción de obras hidráulicas, y porque la capacidad de almacenamiento fue insuficiente para la buena cosecha de 1958. (…) En junio de 1959, Tan Zhenlin admitió que, de los 71,3 millones de hectáreas irrigadas ese año, sólo 46,7 millones cumplían con los requerimientos estipulados para resistir una sequía de 30 a 70 días. En agosto del mismo año, Zhou Enlai expresó que sólo 33,3 millones de hectáreas podían ser debidamente irrigadas (…) Todos estos problemas tuvieron un impacto aún mayor debido a las grandes sequías e inundaciones que se presentaron de 1959 a 1961, y que fueron catalogadas como las peores del siglo (…) A principios de agosto de 1959, 82% de las presas medianas y pequeñas de las provincias de Hubei y 50% de las de Jiangsu se habían secado (…) En 1960 (…) las sequías (…) afectaron 40 millones de hectáreas. En Hebei, Henan, Shandong, Fujian y Liaoning, las tierras fueron dañadas por tifones e inundaciones. Además (…) vastas áreas fueron invadidas por insectos y plagas ".

Se volvió a considerar a la brigada campesina, que había sido dejada de lado como núcleo productivo, como el agrupamiento más efectivo para crear un camino de contención a la crisis. Y se llevaron las discusiones hacia la reconsideración de las condiciones en que se trataba de comunizar las áreas rurales, al no coincidir con las circunstancias objetivas. Los amargos enfrentamientos doctrinarios y políticos tuvieron su mayor expresión en diciembre de 1958, en la reunión plenaria del Comité Central en Wuhan que fue dominado por la posición de Liu Shaoqi. Adicionalmente, se decidió nombrar a éste como presidente de la república, cargo que asumiría recién en la primera sesión de la Segunda Asamblea Popular Nacional que se reuniría en Beijing desde el 18 de abril de 1959, al ser aceptado el retiro de Mao de su posición como jefe de Estado hecha presumiblemente por él mismo.

Por su importancia, ciertos antecedentes deben ser considerados en el desarrollo de los acontecimientos políticos posteriores. Uno de ellos fue el clima deliberativo creado por la destitución de Peng Dehuai como Ministro de Defensa en 1959, al ser suplantado por Lin Biao quien era una figura de inocultable prestigio personal que mantenía plenas coincidencias objetivas con Mao Zedong, y por la incidencia que tuviera después en los acontecimientos que conducirían a la aceleración de la Revolución Cultural.

Peng Dehuai, héroe de la guerra de Corea que tuviera a su cargo la dirección de los cientos de miles de voluntarios del EPL que enfrentaron a EEUU en territorio coreano, como integrante del sector moderado que coincidía con la postura de Liu Shaoqi de fuerte desarrollo industrial y modernización profesional del ejército, tomó distancia con Mao Zedong al efectuar en aquel año una profunda crítica contra los desastrosos resultados obtenidos con el plan económico Gran Salto Adelante. Pero su postura había sido hecha pública con anterioridad, ya que como Ministro de Defensa encabezó la delegación militar que visitó la Unión Soviética y los países integrantes del Pacto de Varsovia en la primavera de 1959. Allí habría expresado a Jruschov y a otros líderes comunistas su desagrado, coincidente con los reclamos soviéticos, sobre lo que estaba ocurriendo con el Gran Salto Adelante impulsado por Mao.

A su regreso en junio, Peng comenzó a atacar las políticas del Gran Salto Adelante, y culminó en julio con una carta enviada directamente a Mao donde hizo referencia al evidente colapso económico y a las opresivas condiciones de la práctica política sustentadas con ese plan de colectivización forzada, causadas por el "fanatismo pequeño burgués" de los maoístas. Lógicamente su posición demasiado coincidente con las críticas que los líderes soviéticos habían realizado, no podía ser aceptada por el conjunto de los sectores del partido, y tanto en la reunión ampliada del Comité Central llevada a cabo en Lushan, entre el 2 de julio y el 1 de agosto de 1959, como en la Octava sesión plenaria del Comité Central, del 2 al 18 de agosto, la pugna interpartidaria que enfrentó a sus máximas autoridades se centró en las críticas a Mao por su "izquierdismo" y en Peng Dehuai, por su "oportunismo de derecha":

(…)Ante las presiones de Mao, el 17 de septiembre de 1959, el nuevo presidente Liu Shaoqi, destituyó de su cargo a Peng Dehuai y nombró a Lin Biao, allegado a Mao, como ministro de Defensa y titular de la comisión militar del comité central del partido. A partir de ese momento, la campaña antiderechista pasó a segundo término, y desde enero de 1961 se inició una ola de reclasificación de cuadros que habían sido previamente criticados".

A finales de 1959, Mao comenzó a reconocer la gravedad de la situación de desabastecimiento, asumiendo cierta responsabilidad por la falta de centralización y control en las previsiones de la planificación. Aceptaba también que el Gran Salto Adelante debía ser frenado y postergado ante las extraordinarias penurias soportadas por las masas populares. Esto coincidía además con el retiro de los científicos y técnicos soviéticos con el argumento de sentirse amenazados, pero revelando el inmenso abismo en que habían caído las relaciones chino-soviéticas. Pese al desastre político que causó entre las filas maoístas el tener que reconocer el fracaso del plan aplicado desde 1958, Mao Zedong conservó intacto su prestigio en cuanto a su papel ideológico de dirigente máximo. Al atribuir las máximas responsabilidades del desenlace a las malas condiciones climáticas y a la desaparición de todo tipo de asistencia por parte de los soviéticos, se postergaron las aspiraciones de colectivizar la economía campesina y el enfrentamiento a las prácticas de planificación organizativa y administrativa del partido y el Estado, a las que se acusaban de burocráticas y que facilitaban el "retorno al capitalismo".

5. El Movimiento de Educación (o Rectificación) Socialista

Esta campaña tuvo comienzo cuando el 27 de septiembre de 1962, la Décima reunión plenaria del VIII Comité Central acordó con la propuesta de Mao Zedong sobre la necesidad de implementarla. En la lectura de su informe el 24 de ese mes, Mao había sostenido que era imprescindible enfrentar las tendencias detectadas de crecimiento espontáneo del capitalismo, para no caer en un "revisionismo" igual al de los soviéticos o yugoeslavos que comenzando en lo ideológico y político pudiera llegar a prevalecer en el partido. Mao hizo un llamado para que el PCCh y el pueblo chino lucharan contra los métodos burocráticos de trabajo, contra el dogmatismo y el autoritarismo oficial, y contra la formación de élites jerárquicas en los organismos políticos, administrativos y educativos.

En 1959 al declinar Mao su cargo como presidente para un nuevo período, y al asumirlo posteriormente Liu Shaoqi, el equipo de Liu había fortalecido una orientación de contenido pragmático para la economía, mientras que en el sistema educativo se centró el esfuerzo en la formación de cuerpos especializados de técnicos y administradores en especialidades definidas. Opuesto a esto, y aprovechando las condiciones de estabilidad económica logradas en 1962, Mao Zedong y otros altos dirigentes partidarios consideraron que de esta forma se incrementaría, además de perpetuarse, una jerárquica división educativa, lo que en definitiva comportaba propiciar la formación de una nueva élite.

Aplicado en principio entre la juventud de las universidades y escuelas secundarias, así como entre los soldados del Ejército Popular de Liberación, el Movimiento de Educación Socialista se convirtió en un preludio de la Revolución Cultural, al lograr en diciembre de 1965 que fuera anunciado un plan educativo que integraba por mitades el estudio y el trabajo, y la práctica de la convivencia con las clases trabajadoras. Rescataba así elementos programáticos aplicados en el período del Gran Salto Adelante, y tomaba como ejemplos de las actividades colectivas a los trabajadores rurales de la comuna de Dazhai y a los obreros del yacimiento petrolífero de Daqing, al lanzar las consignas "aprender de Dazhai en la agricultura" y "aprender de Daqing en la industria".

Entre los años 1964 y 1965 se había comenzado a criticar directamente a los líderes más antiguos del PCCh, obviamente encumbrados en la dirección del CC y del aparato del Estado, que no coincidían con las posturas maoístas. A los que directamente se señalaba como "nueva clase burguesa". El medio social principal al que se buscaba orientar esta política era numeroso, si como ejemplo consideramos que para 1966 las cifras en el sistema educativo daban 116 millones de estudiantes en escuelas primarias y 14 millones en el nivel medio, además de 700 mil estudiantes en institutos de educación superior y universidades.

Claramente diferenciados, hubo dos criterios dentro del Comité Central para impulsar este movimiento. Se rescata así una misma dinámica que se vería desarrollada en todo su contenido con la posterior implementación de la Revolución Cultural. Una de las posiciones de promoción impulsada desde el mismo PCCh, tenía sentido burocrático partidario y trataba de darle un contenido de anteriores o diferentes campañas de rectificación ideológica, al apuntar sus efectos contra determinados niveles de cuadros políticos de la estructura administrativa estatal, en las ciudades y zonas rurales, pero soslayando la estructura partidaria dirigente.

El otro punto de vista político, impulsado por el propio Mao Zedong, que tenía como destino el tratar de desarrollarse en los sectores más pauperizados del campesinado y los trabajadores fabriles, actuaba organizativamente en contra de aquellas tendencias de gestión y administración consideradas generadoras de "capitalismo", que a su vez frenaban toda promoción de la colectivización de la economía y la democratización en la vida política. Desde 1959, la economía había dado un salto cualitativo de extraordinaria importancia, si consideramos las condiciones previas de hambruna y muerte en el campo:

"(…) Durante esta etapa se reformularon las normas de funcionamiento de las comunas, reduciéndolas en tamaño y cediendo las tomas de decisiones y la contabilidad primero a la brigada y al equipo después. Con ello se retomaba el papel de la vieja unidad administrativa de hecho del campo chino, la aldea de unas 20 a 40 familias (;…) se introdujo en el campo (…) el sistema conocido como sanzi yibao, tres libertades y un contrato. Las tres libertades se referían a la libertad de poseer una parcela privada, a los mercados libres y a la libre realización de negocios individuales; el contrato se refería al uso de la familia como unidad básica de producción y contabilidad (…) Se importaron semillas mejoradas y plantas de procesamiento de arroz (…) Se estableció una red nacional de estaciones agrotécnicas (…) El retiro de la ayuda técnica soviética obligó al gobierno a impulsar el desarrollo industrial por sí mismo, utilizando como base las plantas instaladas por los soviéticos y a los técnicos que éstos habían preparado. China dio un gran impulso a la investigación nuclear y explotó su primera bomba atómica en el otoño de 1964. Asimismo, el gobierno se empeño en el desarrollo de la industria petrolera, comenzando por sus propios medios la explotación intensiva de Karamai, en Xiangxing, y de Yumen, Zaidan, Nanchong y Daqing en Heilongjiang; también construyó grandes refinerías en Lanzhou, Nanjing y Shaghai, en el noroeste, y en Xingjiang (…) se poyó en procesos tecnológicos que habían quedado truncos (…) lo que llevó a la producción nacional de (…) seis tipos de tractores de entre siete y 100 caballos de fuerza. La deuda con la Unión Soviética, de 1.700 millones de dólares, fue pagada en 1965. Todas las políticas mencionadas constituyen las líneas de desarrollo alternativa al maoísmo, encarnada por Liu Shaoqi y Deng Xiaoping, entre otros".

En este contexto de estabilidad, el enfrentamiento interno de ambas posturas en el partido no tuvo las dimensiones ni las consecuencias de los años siguientes. Basado en su principios de "purificación ideológica" y "no olvidar la lucha de clases" Mao sostuvo que su aplicación no necesariamente debería provenir de las estructuras del partido; que actuarían en su impulso fundamental las fuerzas extra partidarias que confluyeran en la lucha antiburocrática, las que modificarían la relación interna y la composición de los sectores dentro del partido.

Se alentaba desde el Movimiento de Educación Socialista a modificar la política del gobierno de profesionalización de la dirección administrativa, al pretender aplicar la dirección conjunta de cuadros, técnicos y trabajadores. También, a la participación de los dirigentes en la actividad productiva directa y, como complemento educativo necesario, a las sesiones de lectura de textos escogidos de Mao Zedong escritos en la etapa previa a la consolidación de la república. Confluían aquí los factores que generarían la apreciación de Mao y su pensamiento escrito como los máximos exponentes regidores del comportamiento colectivo:

"(…)El movimiento comenzó a adquirir características casi religiosas en el sentido de imprimirle a la práctica revolucionaria un sentido místico (…) en una confianza plena en las capacidades de las masas, guiadas por el pensamiento de Mao, cuyo culto era inspirador de grandes acciones y sacrificios; el libro rojo de las citas de Mao, compilado por Lin Biao para uso del ejército y publicado en 1966 para todo el público, comenzó a ser guía ideológica y de conducta".

Aunque esta apreciación general, propuesta como un endiosamiento de su figura por el maoísmo desde 1962, su papel de líder visionario y dirigente máximo no habría comenzado en este período. Como lo señala Meisner, al remarcar observaciones de Edgar Snow:

"(…) La popularización de los escritos de Mao y la verdadera canonización de su ‘pensamiento’ durante la campaña de rectificación en los tempranos años 40’s contribuyó al rápido crecimiento del ‘culto personal’, y a la percepción de él como un ‘salvador’ y una ‘estrella de salvación’ que indudablemente fueron reforzados con la victoria de 1949. Mientras el triunfo revolucionario sirvió para magnificar su inmenso poder y prestigio personal, en los tempranos años de la República Popular él no intentó utilizar ese poder para ir más allá del partido o el Estado que el mismo encabezaba —aunque no hubo carencias de públicas alabanzas sobre la creatividad de su pensamiento y la sabiduría de su liderazgo".

Por lo tanto podemos considerar que, por sus coincidencias programáticas como por sus atributos organizativos, la confluencia de este Movimiento de Educación Socialista con la Revolución Cultural le otorga al primero la categoría de prólogo de las consecuencias posteriores que acarrearía el segundo, en cuanto camino de preparación de las condiciones de cuestionamiento sobre toda la estructura partidaria y la conmoción popular provocada por la emergencia de los Guardias Rojos en la vida política de la nación china.

II – Gran Revolución Cultural Proletaria (1966 – 1969)

1. Conceptos

El concepto de "revolución cultural" tiene antecedentes en China en el período premarxista del comienzo del "Movimiento del 4 de Mayo" de 1919, en que fuera utilizado por sus intelectuales en su intento programático de transformación de la cultura y la cosmovisión de la nación china. La tradición política marxista-leninista también lo contiene, al proponer la naciente revolución rusa después de 1917 una revolución cultural para sostener los logros y el espíritu socialista de su transformación económica. Aunque es necesario destacar que Lenin confiaba en que esta transformación cultural sería ardua y gradual y dependiente del crecimiento de una moderna economía industrial. Mientras que Mao Zedong sostuvo en general que China podría llegar rápidamente al socialismo y al comunismo siguiendo un proceso de revolución continua, con la precondición esencial de la "proletarización" de la conciencia del pueblo y no dependiente necesariamente del avance simultáneo del desarrollo de la estructura económica.

Desde el período de Yenan hasta el establecimiento de la República Popular China, encontraremos el término "revolución cultural" asociado al discurso de Mao junto con la necesidad de adoctrinamiento educativo y participación masiva de los diferentes sectores sociales, al tratar de homologar una forma de comportamiento general detrás de las premisas de eliminación total de las influencias perniciosas de los valores y las viejas ideas.

En el proceso de identificación de las líneas generales en la ortodoxia maoísta podemos comprobar que el sostén práctico de su metodología se sustentó en la utilización de premisas ideológicas que previamente pudieran haberse definido por la misma práctica política. Quiero decir con esto que el análisis de los hechos históricos desde la constitución de la República Popular China revelan que Mao Zedong se caracterizó por la búsqueda consecuente de un camino propio al socialismo y al comunismo. En ese sentido, la Revolución Cultural desde 1966 hasta su desmovilización paulatina comenzada en 1969 intentó consolidar ciertos objetivos básicos sobre la dirección partidaria y estatal de China, para un rápido desarrollo de su economía basado aparentemente en el voluntarismo y espontaneísmo de las masas. Es decir, con un supuesto bajo nivel de planificación previo.

Esto le dio trascendencia en el plano internacional para influir sobre la dirección de los partidos comunistas y los movimientos de liberación nacional de cada país. Al mismo tiempo que pudo desarrollar su autonomía estratégica para mantener un reconocimiento internacional independiente de la influencia de la Unión Soviética.

2. Objetivos

El Movimiento de Educación Socialista de 1962 proveyó las bases metodológicas que serían concretadas por la Revolución Cultural desde 1966. Éstas se destacan por el empleo de determinadas consignas para la formación doctrinaria socialista, y el logro de determinados objetivos organizativos. Podemos citar el empleo reiterado por parte de Mao de frases que promueven:

  1. "siempre servir al pueblo";
  2. "recordar a Norman Bethune" (médico canadiense que ayudó a formar los primeros cuerpos paramédicos durante la lucha antijaponesa y década de los 30’, y murió en China);
  3. "el ejemplo del viejo tonto que removió la montaña".
  4. "aprender del Ejército Popular de Liberación", en su total dedicación, pureza ideológica, personal desprendimiento e igualdad de trato. Con lo que el ejército pasó a ser el tutor de las masas.
  5. "la importancia de la labor manual"; cuadros políticos, profesores, estudiantes, empleados y miembros del partido debieron aprender de las masas campesinas en su labor manual.
  6. "la educación para todos"; combinada ésta con el trabajo productivo y la puesta en práctica de las ideas.
  7. "la cultura proletaria", para suplantar la vieja cultura en el arte y la enseñanza.
  8. "la restauración del colectivismo"; los campesinos pobres y medios fueron movilizados para generar un espíritu colectivista.
  9. "en agricultura aprender de Dachai".

Es comprensible entonces que el principal objetivo de Mao Zedong y sus seguidores fuera la participación masiva de la población china para obligar a producir cambios sustanciales en la composición de la dirección partidaria y del aparato administrativo del Estado, dejando a su figura como única e inconmovible en el papel de líder indiscutido. El otro objetivo en consonancia con el primero fue la restauración de la participación del ejército en la dirección de la planificación económica, en los organismos de dirección del Partido Comunista Chino (en adelante PCCh) y en la organización de la población para la actividad política y productiva.

2.1. Complicaciones en su implementación

Consideramos que a Mao Zedong, al proclamar como banderas principios e ideales que lo trascienden, no le fue posible llegar a controlar a todas las fuerzas sociales y políticas que se desarrollaron a partir de la propia Revolución Cultural. En los diez años transcurridos entre 1966 y 1976, todos sus promotores originales desaparecieron detrás de resultados económicos y organizativos desastrosos e infortunados para su población.

Nos preguntamos entonces:

¿Por qué Mao prefirió lanzar a las masas juveniles a las calles, sobre las fábricas y las comunas populares, implementando un inédito mecanismo de presión externa sobre las direcciones locales partidarias y administrativas, siendo que por su experiencia política gubernamental sabía de la necesidad del mantenimiento del centralismo democrático en cada una de esas organizaciones?

De esa forma, movilizó a la juventud estudiantil sobre todo hacia este proceso de masas altamente corrosivo de los hábitos y estructuras establecidas hasta entonces. Bajo esta coacción, los sectores obreros y, en menor medida, los campesinos ligados a la producción comenzaron a definir necesariamente su posición en uno u otro sentido, pero ellos en general no serían el eje de la dirección impulsora del movimiento antiburocrático. Coincidente con esto, la "teoría leninista" de dirección partidaria se vio altamente comprometida ante la realidad, siendo que el Ejército Popular de Liberación (en adelante EPL) pasó a ser la única estructura autoritaria capaz de definir los acontecimientos.

¿Por qué se promovieron los masivos actos revolucionarios bajo el ejemplo de la Comuna de París de 1871, cuando su adopción en Shanghai fue abortada por el propio Mao?

¿Por qué no se dio una explicación coherente a la promoción a segundo lugar jerárquico de Lin Biao, seguida luego con su desaparición y muerte en el supuesto intento de huida anunciada dos años después?

¿Por qué se utilizaron permanentemente a los intelectuales como creadores de la potencialidad contestataria antiburocrática, para pasar luego a su encarcelamiento y juzgamiento humillante? La Revolución Cultural apeló a los intelectuales para que participaran contra la tiranía burocrática del partido y el Estado, pero éstos terminaron siendo víctimas inevitables al estandarizarse el comportamiento cultural. Asimismo, las clases trabajadoras de las ciudades fueron llamadas para su participación, pero antes de que la Revolución Cultural concluyera sus organizaciones serían disueltas.

Además, la Revolución Cultural comienza con sus líderes proclamando la democracia popular, pero subordinando a las masas al pensamiento y la persona de Mao Zedong. Es decir, se ataca a las llamadas "cuatro viejas" (viejas ideas, viejas costumbres y hábitos, viejas relaciones e influencias de la China feudal), y esto es reemplazado por el culto a la figura de Mao. El movimiento se anuncia como una guerra contra los privilegios y la opresión burocrática, pero pronto queda bajo la dirección del EPL, que es el organismo más jerarquizado burocráticamente de todo el aparato del Estado.

Los estudios posteriores sobre la Revolución Cultural han revelado variadas instancias sobre la lucha entre las facciones que claramente se diferenciaron, a medida que su aplicación comenzaba a crear condiciones y resultados que facilitaron un clima de anarquía y guerra civil, y hasta sospechas de intentos de desmembramiento territorial. De todas maneras resulta innegable que Mao Zedong fue su promotor ideológico máximo y a la vez quien consintiera junto con los máximos dirigentes del PCCh en darla por finalizada en 1969, ante los claros resultados de desajuste social, catástrofe económica y descrédito de los organismos administrativos y partidarios. No obstante, sus seguidores inmediatos siguieron manejando espacios de poder que no permitieron homogeneizar la dirección política para facilitar el equilibrio y la recuperación económica en forma estable.

2.2. Acontecimientos centrales

Con anterioridad y en relación con el desarrollo del cuestionamiento a Mao en cuanto a la dirección del proceso económico, la nueva Constitución de 1956 aprobada en primera instancia por el Comité Central del PCCh había omitido citar como fundamento ideológico al "pensamiento Mao Zedong", y Liu Shaoqi remarcó en esa ocasión la importancia de mantener la igualdad disciplinaria por parte de todos los cuadros políticos, al declarar: "(…) el camarada Mao es el líder partidario, pero él también obedece al partido". Como derivación inevitable del período, en el plenario del PCCh que se reunió en Wuhan en diciembre de 1958, Mao debió declinar su posición de jefe de Estado ante Liu Shaoqi.

Dos líneas políticas y económicas, también ideológicas, comenzaron a perfilarse públicamente con vehemencia, definidas ambas en las figuras de estos dos líderes originarios de la provincia de Hunan: Liu y Mao. Este último se dedicará a implementar su vieja idea de educación y participación revolucionaria permanente de las masas, ante lo que considera el avance sobre los organismos de dirección de una perniciosa ideología pequeño burguesa arraigada desde la tradición de pequeños productores campesinos de los habitantes de China. Sin considerar los peligros de su implementación en forma masiva que lo llevaron a imponer su plan del Gran Salto Adelante que posteriormente tendría su manifestación de desastre político con la Gran Revolución Cultural Proletaria, para oponerse al 2º. Plan Quinquenal propuesto por los seguidores de Liu.

Detrás de los antecedentes de las campañas educativas y rectificadoras del pensamiento socialista, que consideramos en otro capítulo anterior, se esconde un profundo enfrentamiento interno dentro del Comité Central del PC Chino. Este comenzará a definirse cuando desde 1965 Mao se dedicó al reordenamiento del EPL, ante lo que considera su burocratización. Bajo consignas y métodos soviéticos desde 1955, con Peng Dehuai como jefe, el ejército se fue profesionalizado, pasando a registrar una serie de categorías distintivas con variados tipos de uniforme, diferenciaciones en los pagos y en las regulaciones internas, y el uso de academias militares también diferenciadas, que habían transformado la camaradería entre oficiales y soldados.

De esta manera, desde mayo de 1965 fueron abolidos determinados rangos evitando la distinción entre los uniformes y las insignias, lo que provocó cierta oposición capitalizada por los seguidores de Liu Shaoqi. La doctrina de la superioridad del hombre de armas fue revivida y su anterior jefe atacado con virulencia como un enemigo por el propio Mao. Es que el EPL fue en todo momento la base de apoyo fundamental de éste para lanzar su Revolución Cultural. De hecho, el diario del EPL será utilizado plenamente por él en todo el transcurso del movimiento cultural.

A finales de mayo de 1966 hicieron su aparición los Guardias Rojos, al comenzar a atacar con dazibao´s (carteles murales) a los que consideraban "burgueses revisionistas" en referencia a los seguidores de Peng Zhen, alcalde de Beijing y jefe del "Grupo de los cinco" (Peng lo dirigía, y su objetivo era la promoción de la Revolución Cultural, pero éste optó por delimitar sus alcances al someter su reconocimiento a un tratamiento ideológico y académico), y Lo Juiching, a cargo del Estado Mayor del EPL. Éstos, coincidentes en líneas generales con la posición moderada de Liu Shaoqi, eran los voceros críticos a las reformas maoístas efectuadas en el ejército y a su compromiso ideológico y organizativo con el proceso de masas.

Al mismo tiempo, Mao fue tomando preventivamente con soldados las sedes del Diario del Pueblo, de la agencia de noticias Nueva China y de Radio Pekín. Además, para demostrar al país la continuidad de su liderazgo a sus 72 años, el 16 de julio de 1966 nada 13 kilómetros en las aguas del río Yangtse, durante 65 minutos, seguido por una multitud de jóvenes que lo aclamaban. Este hecho será glorificado al extremo en posters conmemorativos que fueron utilizados, como es lógico, políticamente.

El 28 de julio Mao, su esposa Jiang Qing y el Ministro de Defensa y jefe máximo del Ejército Popular de Liberación Lin Biao regresaron a Beijing para participar en la Vigésimo primera reunión plenaria del VIII Comité Central partidario, que el 8 de agosto apruebó la "Declaración de los 16 puntos", conocida también como "Decisión del Comité Central del Partido comunista de China sobre la Gran Revolución Cultural Proletaria", que es considerado el documento guía de esta movilización (Pekín Informa, 17 de agosto de 1966). Esta reunión decide excluir de su seno a muchos integrantes críticos al movimiento cultural que se inicia, lugares de dirección que serán ocupados por los seguidores de Mao Zedong.

El documento analiza la necesidad del enfrentamiento a quienes, desde el PCCH, "desarrollan actividades para volver al camino capitalista" y señala el combate impostergable a establecer contra "los cuatro viejos" (viejas ideas, vieja cultura, viejas costumbres y hábitos "en el camino de la explotación de clases y corrupción de las masas"), remarcando "no olvidar nunca la lucha de clases". En alusión creciente a aquellos que, desde la dirección del partido y la administración del Estado, y siendo críticos con los lineamientos maoístas, buscaban un desarrollo económico basado en la profesionalización y las normas de crecimiento industrial semejantes a las soviéticas.

Se señala en el documento la necesidad de la movilización de masas y una transformación audaz del sistema educativo para acortar el tiempo de estudio con menos y mejores asignaturas para que la educación pudiera ser usada inmediatamente en apoyo de la política proletaria, en relación directa con el trabajo productivo. Textos de Mao como: "Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo", "Acerca de algunos problemas de los métodos de dirección", "Métodos de trabajo en los comités del partido" y otros, son señalados como fundamentales para la formación ideológica de la juventud y el pueblo.

El 18 de Agosto de 1966 se dio inicio a una serie de 9 gigantescas manifestaciones (en total más de 12 millones de personas) que sacudirían a Beijing. Ese día se reunieron en la Plaza Tian Anmen más de 1 millón de jóvenes Guardias Rojos, en su mayoría estudiantes y soldados, alrededor de la figura central de Mao, acompañado por altos dirigentes del movimiento como Jiang Qing, Zhou Enlai, Chen Boda y Lin Biao, el militar considerado "el más cercano camarada de armas de Mao" y su posible sucesor. Al efecto todos estaban vestidos con uniformes militares, destacando este hecho la enorme implicancia del ejército en el lanzamiento de la movilización.

También estaba presente Liu Shaoqi pero, como es clásico en la aparición pública de los funcionarios de estas estructuras partidarias y del Estado, al ser relegado radicalmente en su importancia aparecía mucho más atrás que todos los nombrados anteriormente. Se dio inicio oficial así a la Revolución Cultural.

Después de esta gigantesca manifestación y de las que se formarían posteriormente, los jóvenes pasaban a dispersarse dentro del país, en un simulacro conmemorativo de la Larga Marcha, para transmitir a las masas provinciales su espíritu revolucionario y antiburocrático "contra el resurgimiento del capitalismo". Para unificar su accionar se habían impreso millones de ejemplares del Libro Rojo, que contenía las reglas de conducta ética y política compiladas como "Citas del presidente Mao" por Lin Biao, a partir de los escritos doctrinarios de aquél.

A partir de aquí se intentó encuadrar el accionar de los Guardias Rojos en un marco de directivas que no permiten dudas sobre quién dirigía el proceso. En un accionar inicial que pudiera recordar una operación de guerrilla, con ataques y pausas, destrucción y consolidación, se trata de asegurar el control de las masas medias centrando el ataque sobre los responsables de propaganda del Comité Central partidario en Beijing. Sus blancos eventuales, Liu Shaoqi y Deng Xiaoping, jefe de Estado y secretario general del PCCh respectivamente, quienes trataron en principio de generar un debilitamiento del enfrentamiento inevitable pero que a comienzos de 1967 serán acusados de no fomentar, desviar e impedir el desarrollo de la Revolución Cultural.

En un clima de ataque indiscriminado a los que poseyeran libros extranjeros, o usaran vestimenta o zapatos de tipo occidental o hasta cortes de cabello de estilo no chino, y sobre todo lo que hiciera recordar el pasado cultural del país, casas particulares y oficinas fueron invadidas por los Guardias Rojos en las principales ciudades, creando condiciones de enfrentamiento que cobraron sus primeras víctimas. En noviembre comienza la crítica con epítetos humillantes contra el presidente Liu y su esposa Wang Guangmei, el planificador económico Bo Yibo y el secretario general del PCCh Deng Xiaoping. Al mes siguiente los trabajadores fabriles comenzaron a participar al reorganizar en sus lugares de trabajo la administración y la planificación productiva.

En enero de 1967, Mao escala la movilización dirigida desde ese momento contra la propia estructura partidaria, incitando a las masas a "tomar el poder siguiendo el ejemplo de la Comuna de París de 1871". Pero a finales de ese mes se decide la participación directa del ejército en las movilizaciones, ante el clima de descontrol que se comenzaba a percibir ante su ampliación a todo el país.

2.3. Los Guardias Rojos

En febrero de ese año, las calles de las principales ciudades chinas presentan un cuadro nunca visto. Los dazibao´s empapelan toda superficie donde éstos puedan ser pegados y leídos por los transeúntes. Sobre las paredes, ventanas, postes de alumbrado y hasta colgados apropiadamente cruzando la calle, los carteles conforman un nuevo espectáculo de plena participación popular.

Con grandes caracteres y caricaturas o dibujos alusivos, todo aquel que se considera Guardia Rojo o con el simple derecho a expresar su opinión, generalmente crítica, son señaladas aquellas personas que teniendo algún cargo partidario o administrativo, o que formando parte de alguna estructura gubernativa o educativa se encuentra cuestionado por su accionar privilegiado, autoritario o burocrático. Los eslogan generalmente tienen como destinatarios predilectos desde comienzos de 1967 a las figuras del presidente Liu Shaoqi, la de su esposa, Deng Xiaoping y la de aquellos dirigentes estatales poco inclinados a favorecer las movilizaciones, como Tao Chu o el general Chen Yi, y una larga lista de diferentes ministros y altos funcionarios. La creatividad expresiva encuentra simbologías altamente descriptivas para la psicología del ciudadano medio. Así, por ejemplo, una caricatura mostraba a Liu Shaoqi en una sesión de rayos X, que sobresaltaban su figura en negro. Color estimado en China como símbolo del mal, del cual el "revisionismo" sería su expresión superior.

Unido a esto, las manifestaciones multitudinarias de Guardias Rojos acompañan su paso al son de tambores, y camiones con altoparlantes dan a conocer las diferentes declaraciones e informes provenientes de los organismos de masas. Un clima de evidente efervescencia popular tomó las calles de las ciudades principales, y con ello el orden social se encuentra convulsionado en perjuicio de los organismos de control. Las actividades de los Guardias Rojos se ven comprometidas al ser sometidas a confrontaciones violentas entre grupos cuya rivalidad representa su vinculación organizativa a diferentes sectores y clases sociales.

Debemos considerar los diversos intereses de los grupos organizados como tales, cuyos extremos estuvieron vinculados a las posturas radicales y conservadoras, pero sin olvidar la formación de grupos intermedios que planteaban alternativas contra todo tipo de burocracia, mala o buena, y que aprovecharon la ocasión para manifestarse y organizarse en forma independiente, creando la lógica preocupación de quienes trataban de encuadrar su accionar detrás de sus propios fines políticos.

Los Guardias Rojos de Beijing fueron exhortados en reiteradas oportunidades desde el Comité de dirección de la Revolución Cultural a no emplear la fuerza y a no interferir en las actividades productivas de los trabajadores fabriles y el campesinado.

Al mismo tiempo que se hizo un llamado de atención contra los indiscriminados ataques a la estructuras partidarias y administrativas provinciales. Pero la incidencia de estos enfrentamientos nos hace valorar el cuadro de proveniencia social de los componentes de cada grupo de Guardias Rojos. Así, el fraccionalismo violento se vio exacerbado por los diferentes orígenes, sino de clase social al menos en cuanto a las actividades económicas de los padres de estos jóvenes. Por ejemplo, aquellos que habían tratado de encontrar oportunidades de estudio y de trabajo en las ciudades, y que fueron rechazados o ignorados para el logro de un trabajo o puesto de estudio, fueron los que demostraron destacada beligerancia contra la estructura partidaria y administrativa, especialmente contra los hijos de los cuadros del partido o el ejército que gozaban siempre de un estatus preferencial en el acceso a escuelas secundarias y universidades. Éstos eran los más radicales de todos los Guardias Rojos. Y es probable que al regresar a sus pueblos para aplicar las directivas de la Revolución Cultural, pusieran en juego un revanchismo difícil de ocultar por la rapidez de los acontecimientos.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente