Perspectivas del sector azucarero dentro del comercio exterior cubano
Carlos Manero
La caña de azúcar ha estado vinculada al nacimiento y desarrollo de la nación y de la economía cubana. En los últimos años, el sector azucarero se ha visto sometido a extraordinarias limitaciones financieras y serias dificultades comerciales; por primera vez el país se ve en la necesidad de comercializar el azúcar exportado fuera de todo acuerdo preferencial, bajo las desfavorables condiciones de precio del mercado mundial.
Con el derrumbe del campo socialista y la consecuente pérdida de esa demanda, el país se ve obligado a pasar al período especial, siendo imposible en esas condiciones el sostenimiento del sector azucarero.
Ante esta realidad y las dimensiones de la industria azucarera, en 1998 se inicia un amplio proceso de reestructuración que incluye una modificación profunda de las relaciones entre la agricultura y la industria, el ajuste del sistema empresarial a las nuevas condiciones por las que transita el país, la actualización de los mecanismos de gestión comercial y financiera , la mejor utilización de los recursos humanos, un incremento sustancial de los niveles de eficiencia, el gradual redimensionamiento de las capacidades productivas, así como crear las condiciones para aprovechar al máximo la infraestructura material y el potencial existente para la producción de derivados de la caña de azúcar.
Este programa pretende ajustar el sector a la situación y necesidades del país y del mundo azucarero de hoy y para ello ha identificado en sus objetivos tres misiones principales: ser competitivos y eficientes en la producción de caña y azúcar; producir alimentos mediante la diversificación agrícola e industrial y desarrollar una agricultura sostenible, apoyada en el conocimiento del capital humano.
El Ministerio del Azúcar (MINAZ) cubano ofrece oportunidades de inversión, pues dispone de centrales azucareros, destilerías, fábricas de tableros y fibras de bagazo, plantas de producciones mecánicas y electromecánicas, de levaduras, terminales de azúcar a granel y numerosas instalaciones para la producción de alimento animal, entre otros muchos tipos de producciones como el papel, la cera, etc.
En la actualidad, el sector se encuentra sometido a un rediseño de sus prioridades.
En ese sentido se ha comenzado a trabajar en recuperar la producción de azúcar acorde con el potencial productivo existente a los efectos de reducir los volúmenes importados, los cuales se convierten en factores tensionantes de las finanzas externas del país.
En cuanto a la proyección externa, su principal vertiente estratégica es la diversificación azucarera, o sea, la comercialización internacional de diferentes tipos de azúcares —vitaminada, orgánica, amorfa, líquida, entre otras—, así como de los subproductos y derivados de esta industria que cuenta ya con más de 260 surtidos.
Los avances que se pretenden lograr en la producción de los derivados se caracterizan por la selectividad, ya que el propósito es impulsar la producción de aquellos subproductos que dispongan de demanda efectiva y que presenten capacidad para ampliar la oferta exportable e incrementar la captación de ingresos en divisas del MINAZ.
También la reactivación de la industria de los subproductos de la caña tiene importancia estratégica, porque este proceso debe contribuir a modificar la "cadena de valor" que caracteriza a la agroindustria azucarera en la actualidad. Los mayores resultados de la producción de derivados se alcanzaron en el quinquenio 1986-1990, período en el cual el techo productivo de esta rama sobrepasó los 400 millones de pesos, cifra superior a lo obtenido por la industria de materiales de la construcción y la pesca en ese período.
En este sentido, se alcanzaron los resultados más importantes en la producción de tableros de bagazo, alcohol y melaza.
En las proyecciones realizadas se prevé incrementar sustancialmente las producciones de alcohol, tableros de bagazo, bebidas (ron), sorbitol, setas comestibles, melaza y dextrana.
Los mayores esfuerzos se concentran en la actualidad en el programa de producción de alcohol, programa que comprende la modernización las 11 destilerías existentes y la construcción de siete nuevas que deben propiciar un volumen de producción adicional de 300 000 litros de alcohol diarios.
Además, está contemplada la mejoría sustancial de las condiciones productivas y tecnológicas en las ya existentes.
A los efectos de materializar estas proyecciones se contempla un amplio programa inversionista, el cual estará dirigido a mejorar los parámetros productivos y tecnológicos. También el desarrollo de este proceso incluye la activa participación de inversionistas foráneos.
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