La etnobotanica de Pteridium aquilinum (L.) Kuhn en Venezuela y sus posibles riesgos asociados de carcinogenesis
Enviado por Pedro José Salinas
Reproducción autorizada por Med-ULA, Revista de la Facultad de Medicina, Universidad de los Andes. Vol. 2 Números 3-4. Mérida, Venezuela |
Resumen: En este trabajo se presenta la etnobotánica de Pteridium aquilinum (L.) Kuhn en Venezuela. El trabajo de campo ha puesto de manifiesto la presencia de dos variedades y al menos una forma ecotípica. Tomando como base la literatura reciente y los resultados de las investigaciones realizadas en todas las regiones montañosas del país, sustentadas en colecciones intensivas y entrevistas, la etnobotánica del género Pteridium muestra una amplia gama de usos que sugieren un alto riesgo de carcinogénesis en humanos. Se recomiendan investigaciones epidemiológicas y medidas preventivas en aquellas zonas de alta incidencia del helecho, tales como los estados de la región andina.
Palabras Clave: Pteridium aquilinum, etnobotánica, riesgos de carcinogénesis.
Abstract: The ethnobotany of Pteridium aquilinum (L.) Kuhn in Venezuela and possible associated carcinogenic risks. This paper presents the ethnobotany of bracken (Pteridium Aquilinum (L.) Kuhn in Venezuela. Based on recent literature and results of researches made in the mountain ranges of theist country, the ethnobotany of P aquilinum suggests that it is widely used in many ways, so that it could have a high carcinogenic risk in humans. It is recommended further epidemiologic research and preventive measures in those areas of high incidence of this fem as for example in the Venezuelan Andean regions.
Key Words: Pteridium aquilinum, ethnobotany, carcinogenetic risks.
INTRODUCCIÓN
El género Pteridium es uno de los mejores ejemplos de la respuesta del reino vegetal al uso inadecuado de la tierra por parte del hombre. De ser una planta recesiva en su ambiente natural, se ha transformado en la maleza más importante del mundo, no sólo por su distribución sino también por lo difícil de su erradicación. Su estrecha relación con la actividad humana va más allá de la era Neolítica (aprox. 15.000 años) cuando comienzan a mostrarse los cambios en la vegetación producidos por los efectos del fuego antropogénico usado para clarear los bosques europeos (Sims, 1973). Es difícil sintetizar la historia subsiguiente de esta larga relación «hombre-helecho » (véase una extensa cronología en Rymer, 1976), pero lo cierto es que para los inicios del siglo XVIII, el género Pteridium se encuentra distribuido por casi toda Europa y con una etnobotánica que incluye usos tan diversos, que abarcan diferentes aspectos de la tecnología (tintes, fibras, material de construcción), medicina (astringente, vermífugo), alimentación (verdura, encurtidos, harina) y rituales mágico-religiosos (Schery, 1954; Watt and Breyer- Bradwijk, 1962; Wile, 1978; Dos Santos et al. 1986, 1987; Gómez y Rivera, 1987). En el año de 1799, Humboldt (1975) en su escala en Tenerife (Islas Canarias), anota que «la raíz de Pteris aquilina sirve de alimento a los habitantes de La Palma y La Gomera; la rayan hasta convertirla en polvo y la mezclan con un poco de harina de cebada. Esta mezcla tostada, se llama gofio».
La problemática asociada con la presencia de Pteridium, va más allá del simple hecho de ser una maleza en los cultivos. En la actualidad son numerosos los trabajos que reportan una estrecha relación entre la presencia de Pteridium en los potreros y la incidencia en el ganado y otros animales de granja de enfermedades agudas (Evans, 1986; Vuillaume et al. 1989), destacándose entre ellas la hematuria enzoótica. Esta enfermedad está caracterizada por hemorragias en la membrana de la vejiga urinaria y en casos avanzados, por el desarrollo de tumores en el mismo órgano. De igual manera, se ha podido inducir una patología semejante en animales de laboratorio mediante la inoculación de extractos del helecho (Fenwick, 1988).
Recientemente se han aislado varios de los compuestos cancerígenos presentes en Pteridium (Niwa et al.
1983; Hirono, 1986, 1990; Saito et al., 1989) y se ha demostrado que algunos de dichos compuestos son transferibles a la leche y otros productos secundarios (Evans et al. 1971; Evans 1972; Pamucku et al., 1978; Istanbullouglo et al. 1981; Villalobos et al. 1990). Así mismo, se ha sugerido que existe un alto riesgo de contaminación terciaria como resultado del paso de los factores carcinogénicos a través de la leche materna (Pamucku and Bryan, 1979).
Estudios realizados en Costa Rica (Villalobos, 1985; Fenwwick, 1988) han sugerido una alta correlación entre el consumo de leche potencialmente contaminada con cancerígenos de Pteridium y la presencia de los ambientes y los procesos de desarrollo ganadero, los mismos autores plantean situaciones iguales posibles para Colombia y Venezuela.
En otras latitudes, como por ejemplo en Japón y Nueva Zelanda, en donde las hojas tiernas, los cayados (frondes circinados) y los rizomas son consumidos por los humanos, se han encontrado evidencias de su aplicación en la alta incidencia de cáncer estomacal y esofágico presente en esas regiones (Hodge, 1973).
Al inocular animales de laboratorio con esporas de Pteridium suspendidas en solución acuosa, Evans (1986) logró inducir casos de leucemia y tumores gástricos, poniendo en evidencia al menos dos compuestos cancerígenos en esas estructuras reproductivas.
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