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Inteligencia académica y cultural dentro de una propuesta dialógica del aprendizaje a través de la Educación Bancaria


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Introducción
    3. Inteligencia Académica e Inteligencia Cultural: conceptualización y debate
    4. Bibliografía 

    Inteligencia Cultural, validación del sujeto, su capacidad  de participación y transformación dentro de una propuesta dialógica del aprendizaje en contraposición a la valoración  academicista de la inteligencia a través de la Educación Bancaria

    Resumen

                Este trabajo pretende generar la discusión a nivel teórico sobre dos formas de concebir, comprender y proyectar el concepto de Inteligencia a la luz de la Teoría de la Acción Comunicativa de Habermas, a saber, la Inteligencia Académica y la Inteligencia Cultural, planteando los principales aspectos que permiten realizar una conceptualización y diferenciación de cada una de ellas para desarrollar, en función del análisis realizado, un modelo de educación correspondiente a los planteamientos de cada tipo de Inteligencia como principal forma de representación.

                En consecuencia a una  concepción academicista de la inteligencia se plantea la Educación Bancaria de Paulo Freire (1970)  como principal representante  de una tendencia reduccionista que exacerba  la valoración de este ámbito de las interacciones humanas. En contrapartida y haciendo referencia a un concepto más amplio e integrador de la inteligencia, el Aprendizaje Dialógico se plantea como una propuesta válida para promover un modelo de educación que, incluyendo los principios de la Inteligencia Cultural, pueda integrar a los sujetos en el proceso de adquisición de los aprendizajes instrumentales y sociales bajo los principios del dialogo igualitario.

    Palabras Clave: Inteligencia Académica – Inteligencia Cultural – Educación Bancaria -  Aprendizaje Dialógico.

    Introducción

                Inteligencia cultural es un concepto desarrollado por el CREA entre los años 1995 y 1998, planteamiento que surge fundamentalmente a partir de las teorías críticas de la educación, siendo la de mayor influencia la Teoría de la Acción Comunicativa de Habermas, donde se establecen los cimientos para comprender el posterior desarrollo de esta propuesta. La Inteligencia Cultural amplia las concepciones tradicionales acuñadas en torno al término. Se establece como una propuesta que no limita su concepción a aspectos exclusivamente cognitivos, sino que contempla la diversidad de dimensiones que la interacción humana puede abarcar (Flecha 2002).  Esto conlleva que en el proceso de adquisición de los aprendizajes instrumentales y sociales que se concreta en una instancia educativa formal, el sujeto pueda aportar desde su propia cultura y el docente  sea capaz de "situarse" en ella para desarrollar el proceso desde una visión positiva de las capacidades de los alumnos y alumnas, donde cada uno pueda aportar desde sus habilidades, y modos de conocer y hacer propios los conocimientos (Elboj, C y otros 2002).

    La Inteligencia cultural viene a romper con concepciones tradicionalmente establecidas en torno a lo que se entiende y acepta como Inteligencia, donde la connotación que se le otorga es fundamentalmente academicista, forma que se valida y promueve a través de las instituciones u organismos formales pertenecientes al sistema educativo, donde las prácticas y políticas  se estructuran en torno a la Inteligencia Académica, respondiendo a una racionalidad instrumental donde el sujeto se limita a desarrollar los medios para alcanzar un objetivo o intencionalidad previamente establecida. El mejor ejemplo  de este tipo de educación influenciada desde sus bases por  la validación e imposición de la Inteligencia Académica, es la denominada "Educación Bancaria"  desarrollada por Freire (1970) para referirse a las prácticas pedagógicas donde el docente a través de la narrativa, discursiva, disertadora, busca "llenar" a los educandos del contenido de su narración, de este modo "la educación se transforma en un acto de depositar, en el cual los educandos son los depositarios y el educador quien deposita" (Freire 2005:78).

    En este contexto la relevancia y pertinencia de la concepción de Inteligencia cultural en desmedro de una visión eminentemente academicista,  radica en la posibilidad de  promover un modelo de aprendizaje basado en las habilidades comunicativas de los sujetos, validando un tipo de inteligencia que es propia de todas las personas y que le permite  actuar y desarrollarse en múltiples contextos.

    Concebir la Inteligencia Cultural  como un elemento válido en las prácticas educativas involucra un cambio radical en las concepciones tradicionales de la educación, rompiendo con las prácticas cotidianas hacia una perspectiva dialógica que plantea la construcción de la realidad social a través de las interacciones entre las personas, reconociendo en ello la propuesta Habermasiana que establece la capacidad de todas las personas de comunicarse y generar acciones, de tener, además de las habilidades académicas y prácticas, habilidades cooperativas que permiten coordinar las acciones a través del consenso.

     Dentro de este marco, esta propuesta pretende ser un aporte al debate en torno a los requerimientos de una educación pluralista e inclusiva, que permita responder a las demandas sociales y a los requerimientos de la Sociedad del Conocimiento y la Información, en función de una concepción dialógica de la educación teniendo como elemento central el desarrollo conceptual de la Inteligencia Cultural como contrapropuesta a las concepciones educativas tradicionales sustentadas en la Inteligencia Académica.

    I – Inteligencia Académica e Inteligencia Cultural: conceptualización y debate

    Partes: 1, 2
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