Calidad de vida en ancianos con enfermedad pulmonar obstructiva crónica
Enviado por Dra. Hayvin Pérez Cruz
Resúmen
La evaluación de la calidad de vida busca cuantificar el impacto de la enfermedad sobre el estado de salud del enfermo; dada la ausencia de un tratamiento de efectividad demostrada, esta medida tiene una trascendental importancia en la Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Se realiza un estudio observacional descriptivo de corte transversal en 60 pacientes ancianos con diagnóstico de EPOC, diferentes grados de obstrucción ventilatoria y edad mayor de 60 años: con el objetivo de determinar calidad de vida y correlación con otros parámetros objetivos. Se utiliza el Cuestionario Respiratorio de Saint George y el Índice de Disnea Basal de Malher, procesándose mediante Análisis Múltiple de Media y Distribución de Frecuencias el comportamiento de los resultados de la calidad de vida en relación con los grupos de edades, el grado de obstrucción ventilatoria y los grados de disnea basal. Resultó que en los pacientes evaluados predominó la alteración moderada y máxima de la calidad de vida, siendo más evidente el impacto en la esfera psicológica y del funcionamiento social de los enfermos. La disnea resultó ser un factor primordial en el deterioro de la calidad de vida de los mismos, mientras que la edad y el grado de obstrucción ventilatoria no alcanzaron significación estadística en relación a la alteración de este parámetro, algo que no difiere de la mayoría de las publicaciones revisadas. El consumo de recursos sanitarios en este grupo de pacientes fue alto, en cuanto a visitas al médico, exacerbaciones e ingresos hospitalarios.
Introducción
Los debates sobre el significado de las expresiones calidad de vida y salud, tienen una larga tradición en ámbitos tan dispares como el filosófico, el económico, el político y desde luego el sanitario. El núcleo de la cuestión descansa en la enorme carga de subjetividad implícita que ambas conllevan y en la ausencia de antónimos indiscutibles para las mismas; en otras palabras, no es posible definir salud o calidad de vida recurriendo exclusivamente a criterios subjetivos, como tampoco lo es apelando a aquellos que no lo son. (1)
En una excelente revisión sobre las distintas acepciones del término salud, Agglenton (2) señala una diferencia radical entre las que se deriven de un planteamiento atomizado del individuo y según las cuales, es preciso analizar de un modo diferenciado cada uno de los elementos (órganos, sistemas) que configuran un organismo vivo; y aquellas otras que basadas en una consideración holista del ser humano, interpretan la salud como un estado de equilibrio entre los diversos sistemas y estados del individuo. La diferencia de ambos enfoques es sustancial ya que sólo este último permite superar la perspectiva clásica (biomédica) en salud o enfermedad y aproximarnos a la visión biosicosocial de la misma.(3)
Por su parte Seedhouse ha establecido una separación entre definiciones negativas y positivas del concepto salud, considerando negativas aquellas que definen como salud la ausencia de signos y síntomas o malestar físico consecuente o no con anomalía física. Mientras considera positiva las que refieren la presencia de características tales como bienestar físico y/o psicológico, fuerza o capacidad para afrontar las necesidades cotidianas, autonomía funcional o estar en buena forma entre otras (4), Un buen ejemplo de definición positiva lo constituye la propuesta por la OMS: "La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social". (5)
En definitiva, el concepto salud incluye no sólo elementos de tipo relativista, ya sean estos situacionales o personales, sino que, además está modulado por múltiples variables que complican enormemente sus consideraciones desde una perspectiva única. Por eso mismo no es de extrañar que, en la práctica, resulte tan difícil hacer coincidir nuestras propias ideas sobre salud y enfermedad, con las de un paciente concreto.
En cuanto al segundo elemento de la ecuación, CALIDAD DE VIDA, las cosas no son más sencillas. Su aplicación al ámbito salud-enfermedad es relativamente reciente, lo que adiciona complejidad.
Sin embargo, haciendo un enfoque histórico podemos inferir que el término calidad de vida, con independencia de ambigüedades en su conceptualización, refleja una antigua preocupación del hombre como medio para alcanzar el bienestar y la salud.
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