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La Filosofía

Enviado por Rodrigo Prieto


Partes: 1, 2

    1. Cristianismo y Cultura Clásica. Filosofía Cristiana: Fe y Razón (San Agustín y Santo Tomás)
    2. Descartes (Filosofía moderna, el Cogito Cartesiana)
    3. El Mito de la Caverna
    4. Ética, Moral y Acto Moral; La Ética según Savater
    5. La Ética de Aristóteles
    6. La República de Platón: El Gobierno ideal, el filófoso, virtudes (Justicia como fundamento del Estado)
    7. Moral o Ética Kantiana

    1. Cristianismo y Cultura Clásica. Filosofía Cristiana: Fe y Razón (San Agustín y Santo Tomás).

    Desde la época de Alejandro de Macedonia la lengua y la cultura griega eran dominantes en el mediterráneo oriental. Mas tarde los romanos conquistan militarmente Grecia y algunos territorios que integraban el imperio de Alejandro, los conquistadores militares asimilan parte de la cultura griega. A partir de ahí hablamos de una cultura greco-romana que se denomina cultura clásica.

    Cultura clásica: tiene su centro geográfico en la península itálica y Grecia y se extiende a todo el mediterráneo.

    Las lenguas de la cultura clásica son el griego y el latín y cubren todos los campos: literatura, arquitectura, pintura, escultura, derecho, filosofía, ciencia, etc.

    En el plano político, la cultura clásica elaboró algunas experiencias como la organización en pequeñas polis y la noción de ciudadanía entre los griegos y la república y el derecho entre los romanos (antecedentes de la democracia moderna).

    Una de las características de la cultura clásica es la libre religiosidad: una religión que no incluía un libro sagrado, ni dogmas estrictos sino un politeísmo literario mas que religioso, una antropomorfismo o sea los dioses tienen virtudes y defectos humanos. No hay preocupación por la vida ultratumba, hay que gozar la vida terrenal, una vida consagrada al placer.

    La cultura clásica recibe la influencia de religiones de oriente, como por ejemplo el culto a Mitra, la religión judía. La religión judía concebía la existencia de un único Dios (monoteísmo) de naturaleza espiritual, creador del mundo y del hombre, a quien se le ha revelado a través de la palabra que está en la Biblia. Se esperaba la llegada del Mesías el salvador, capaz de redimir a la humanidad del pecado que trae desde la primera pareja humana Adán y Eva. En la época del emperador Augusto, Jesús es aceptado como el Mesías, afirma ser hijo de Dios y proclama la igualdad de todos los hombres y da origen a una nueva religión: el Cristianismo.

    Cristianismo: inicialmente ignorado, más tarde perseguido, luego tolerado, en el siglo VI se convierte en la religión del imperio.

    Es una religión, encierra una concepción del mundo que choca con la cosmovisión de la cultura clásica. Para el cristianismo la vida terrenal no es toda la vida, lo importante es la vida eterna. Nuestra alma se salvará o se perderá según nuestras acciones en este mundo.

    Esta preocupación por la salvación era extraña para el ciudadano griego o romano, para quien la vida política tenía más importancia. Pero el cristianismo va a proclamar la necesidad de darle al Cesar (el Estado) lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios, con lo cual el Estado y la política pasan al segundo plano.

    El cristianismo hereda del judaísmo la concepción del pecado original por la cual el hombre está en deuda con Dios desde su nacimiento, concepción extraña a la cultura clásica, preocupación que esta no conoció. Un elemento importante en el cristianismo es su vocación de universalidad que no liga la religión con una cultura, una raza o un Estado determinado.

    LA PATRÍSTICA Y LA ESCOLÁSTICA: LA FE Y LA RAZÓN

    La filosofía medieval (edad media) es de raíz cristiana. La filosofía cristiana de esa época recibe el nombre de patrística (viene del latín "padre", son los padres de la iglesia que se reúnen para escribir en defensa del cristianismo), se compone de la obra de los llamados padre de la iglesia. Ocupa un lugar importante San Agustín quien escribió obras importantes como "las confesiones", "la ciudad de Dios" y otras. San Agustín no rechaza la filosofía sino que su actitud es la de aprovechar el legado recibido de los filósofos antiguos y ponerlos al servicio de la iglesia (se basó o inspiró en Platón).

    Para los filósofos cristianos medievales, la filosofía ya no es el saber supremo, aunque ella sigue siendo la madre de las ciencias y se encuentra subordinada a la teología, que es el saber sobre Dios, el mundo y el hombre que se desprende del estudio de la palabra de Dios revelada a los hombres contenida en los textos sagrados. La investigación filosófica no podrá contradecir las verdades aceptadas por la fe. En particular, en San Agustín, es difícil distinguir entre teología y filosofía, en la medida en que busca por medio de la razón comprender lo que cree por la fe. La fe es el horizonte, hace posible el entendimiento o la razón, esa razón es ciega necesita ser iluminada por la fe. La fe no puede probarse, la fe es una creencia de la que brota de la inteligencia.

    La palabra escolástica significa etimológicamente "el que enseña en una escuela" y se refiere a los maestros y autores que elaboran sistemas filosóficos o teológicos a partir de los dogmas cristianos. El producto de la escolástica son las "sumas" en las que se tratan cuestiones para discusión de una tesis. Santo Tomás es el máximo exponente de la filosofía escolástica. Obras: "suma teológica" y "suma contra gentiles". Santo Tomás da un tratamiento distinto del agustiniano en cuanto a las relaciones de la razón y la fe. Santo Tomás se inspira en Aristóteles, la razón humana puede conocer el mundo y solo por medio de la razón sin el auxilio de la fe se puede llegar a demostrar la existencia de Dios, pero, mas allá del conocimiento de Dios como el ente supremo Dios en el sentido deísta, la razón natural es impotente para llegar a saber que Dios es uno y al mismo tiempo es tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Para comprender los misterios hace falta la razón ilumina por la fe.

    La cuestión de las relaciones entre la fe y la razón es un problema en el cristianismo, las soluciones de San Agustín y Santo Tomás son intentos por buscar una conciliación entre ambos términos.

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