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El Cambio es lo Único Constante


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Las Tres Leyes del Cambio
    3. Ecosistemas y Negocios
    4. El delicado Arte del Equilibrio
    5. El Mito de la Resistencia al Cambio
    6. Factores Críticos de Fracaso
    7. Bibliografía

    RESUMEN

    El cambio se ha convertido en tema obligado de conversación en las organizaciones por su presencia constante. Esta situación ha enfrentado al mundo empresarial con una realidad que hay que manejar desde nuevas perspectivas para poder lidiar efectivamente con los nuevos retos que ésta plantea. Ello lleva a la necesidad de abrir la mente a conceptos provenientes de campos distintos al del management tradicional, como pueden ser la ecología, la cibernética, o la teoría de sistemas, entre otros. En este documento comento algunos aspectos que me parece definitivo comprender y manejar para afrontar esta época de cambios vertiginosos.

    INTRODUCCIÓN

    El cambio se ha convertido en el pan diario de las empresas, tanto que prácticamente su principal reto en la actualidad está en cambiar a la velocidad que las circunstancias lo exigen, obteniendo los resultados que quieren alcanzar. A hacer esto lo llamo saber cambiar, y es algo que evidentemente hay que estar haciendo todo el tiempo, porque el cambio no es un evento aislado, sino una condición permanente. Hoy en día no basta con gestionar el cambio, hay, además, que saber cambiar. Saber cambiar es una manera de aproximarse al mundo que permite manejar el cambio como un aspecto integral de la vida, tomando como ejemplo el comportamiento de los seres vivientes.

    El cambio es inherente a los organismos vivos, puesto que de su capacidad de cambiar depende su supervivencia. Los organismos estamos dispuestos al cambio permanentemente, ya que para mantenernos estables debemos cambiar de manera constante.

    Si uno observa las empresas con detenimiento, es fácil darse cuenta de que se comportan como organismos vivos, aún cuando el modelo de gestión tradicional siga pretendiendo forzarlas para que funcionen como máquinas, lo cual, entre más cambiante se vuelve el mundo, menos adecuado es. Por lo tanto, pensar las organizaciones desde una perspectiva orgánica da muchas luces para estructurar las empresas de forma que puedan afrontar exitosamente el desafío de sobrevivir en un entorno donde el cambio sucede a la velocidad del vértigo, porque el cambio es dominio de los seres vivos y no de las máquinas.

    De ahí que para ello haya que abrir la mente a conceptos provenientes de campos distintos al del management tradicional, como pueden ser la ecología, la cibernética, o la teoría de sistemas, entre otros. A continuación expongo algunos conceptos para entender mejor esta perspectiva del cambio, tocando temas como los ecosistemas, el equilibrio, la retroalimentación, y la resistencia al cambio, entre otros.

    LAS TRES LEYES DEL CAMBIO

    Una pregunta que surge cuando se habla de cambio es ¿por qué a veces es tan fácil cambiar y por qué otras veces no? Desde mi punto de vista esta diferencia radica en tener la actitud correcta para cambiar, la cual depende de tres aspectos que llamo "las tres leyes del cambio". Cuando estos aspectos confluyen, el cambio se da con facilidad y fluye, si no, sucede todo lo contrario. Las "tres leyes" son:

    1. De ahí que el cambio verdadero y profundo sea imposible de alcanzar por la vía de la imposición. Esa es la razón por la cual cuando el cambio se impone, la gente se opone. Evidentemente, es posible imponer cambios, pero apenas desaparezca el factor de poder que doblegó a quienes los aceptaron, inmediatamente se regresará al estado anterior de las cosas.

    2. Deseo: para cambiar, es condición esencial querer hacerlo, tener el firme deseo de que vamos a lograr el resultado que nos hemos propuesto. El deseo es la chispa que nos da el impulso para arrancar con fuerza y mantener la motivación durante el proceso de cambio.
    3. Valor: para cambiar hay que tener el valor de creer en nosotros mismos y en que podemos lograr lo que nos propongamos. El valor es el fuego interno que nos brinda la fuerza para perseverar sin importar el esfuerzo que el cambio requiera y para sobreponernos a los obstáculos que se nos presenten por el camino. Para lograr los cambios no hay campo para amilanarse frente a las dificultades, ni de encogerse frente a los retos.

    Obviamente, escudarse en la seguridad de lo conocido es mucho más fácil que afrontar los retos que impone cambiar. Muchas personas, por temor, prefieren una estabilidad mediocre a un cambio que genere progreso. Estas personas normalmente son las que se esconden detrás de frases como:

    • "Acá las cosas siempre se han hecho así y han funcionado."
    • "¿Para qué cambiar si todo está bien?"
    • "Cambiar es difícil y doloroso."

    De esta manera evitan enfrentarse a sus propios miedos y limitaciones, perdiendo la oportunidad de superarlos e ir más allá.

    1. Acción: nada cambia si no se entra en acción. Actuar es lo único que asegura que los cambios sucedan. Es muy fácil hablar sobre cambio, pero es muy distinto llevarlo a cabo. Cambiar implica entrar en acción, porque de otra manera el cambio se convierte en una simple ilusión. Es importante señalar que la acción empieza con la planeación, la cual asegura una mejor gestión del proceso de cambio, reduciendo así significativamente la posibilidad de fracasar en el intento.

    La acción es el combustible que aviva la llama del valor, porque la motivación crece en la medida que vamos alcanzando resultados que nos van acercando a nuestro cometido.

    Por lo tanto, la próxima vez que quiera realizar un cambio, antes de emprenderlo, pregúntese si tiene la chispa, el fuego interno y el combustible para lograr lo que se propone.

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