- Orígenes
- Limites del desierto
- Ergs, regs y hamadas
- Mar de arena
- Los ríos fósiles
- Los oasis
- La vida en el desierto
Para ampliar los conocimientos y profundizar en las características de los desiertos cálidos, tomaremos como ejemplo el Desierto del Sahara.
El Sahara es el desierto más grande del mundo, se extiende en Africa desde la costa atlántica hasta el Mar Rojo, pero se suele considerar unido a los desiertos de Arabia y de la India, formando lo que ha sido denominado "El Gran Desierto Paleártico".
Durante mucho tiempo constituyó una barrera casi insuperable, solo se lo podía rodear por mar a lo largo de la costa occidental de Africa, o siguiendo muy trabajosamente ciertas rutas de caravanas.
El Sahara posee grandes cordilleras y llanuras de piedra y arena que constituyen enormes extensiones de dunas arenosas. A intervalos, en medio de tanta aridez, se hallan algunos oasis con agua. Un calor sofocante va seguido a veces de un frío intenso, desatándose vientos muy violentos cargados de polvo y arena que barren el suelo arrastrando todo cuanto no está sólidamente sujeto y secando la vegetación. Estos vientos son seguidos por largos períodos de calmas absolutas. En el gran desierto se hallan los lugares más calurosos de la tierra, se han comprobado temperaturas de hasta 76ºC y 58ºC a la sombra pero por la noche se enfría con rapidez lo que provoca una muy marcada amplitud térmica. La humedad relativa suele ser inferior al 10% y en algunos lugares la lluvia cae una vez cada 10 años. Los vientos son principalmente los Alisios del nordeste y del oeste en lugares más próximos al Atlántico.
El Sahara es un desierto sencillamente porque la lluvia que registra no llega a equilibrar la evaporación originada por los rayos solares y por la transpiración de las plantas que extraen agua de los lugares donde se halla almacenada. Las precipitaciones son inferiores a los 225mm por año y en inmensas zonas no llegan a los 150mm, mientras que la evaporación anual que se registra en la superficie es de 2.100 a 2.400mm, si lloviera durante el verano el agua se evaporaría aún más rápidamente.
Las causas fundamentales de los desiertos son climáticas. Una franja árida rodea a la Tierra entre las zonas templadas y las sabanas y bosques tropicales. La extensión de esta zona depende de la proximidad de los océanos y la presencia y características de grandes cadenas montañosas. En esta parte de Africa, una zona árida natural se superpone a la más extensa masa continental a esa latitud, desprovista de altas cordilleras que pudieran detener los vientos Alisios predominantes. Como no hay nada capaz de originar la lluvia, a la fuerza prevalece el desierto.
El sahara es una planicie de rocas antiguas, las rocas subyacentes son de neis precámbrico, el viejo esqueleto de Africa, siendo las rocas más antiguas de la tierra, sobre las que se han depositado enormes masas de areniscas y calizas, los sedimentos de los mares cretácicos. Pero enormes extensiones de arenas y areniscas no son de origen marino, pues el mar nunca cubrió la parte oriental del Sahara, por lo que su origen es el propio desierto.
La estructura geológica del Sahara es una serie de masas elevadas que encierran hondonadas sin salida y que reciben la denominación de cubetas cerradas.
En desiertos como el Sahara, los ríos que van a parar a depresiones cerradas depositan gran cantidad de barro y arena y, el hecho de que las depresiones permanezcan cerradas, es prueba de que un clima árido ha reinado allí durante períodos de tiempo muy largo.
A lo largo de muchos milenios, el interior del Sahara ha permanecido excesivamente seco para producir ríos constantes de cierta importancia. Durante períodos lluviosos relativamente breves, que es probable se correspondieran con las épocas glaciares de las zonas templadas, sin duda hubo grandes ríos en el Sahara, pero rara vez fluyeron durante el suficiente tiempo como para abrir un paso desde las depresiones hasta el mar.
Existen diferente criterios para situar los límites que separan las estepas del desierto, algunos ecólogos dicen que una zona determinada no puede considerarse desierto si hay alguna vegetación, otros sitúan los límites donde un determinado tipo de planta, con una especial resistencia a la sequedad, se convierte en constituyente predominante de la vegetación.
Se puede considerar también una frontera hidrográfica, o sea el punto en que los ríos – si es que hay alguno – dejan de fluir.
Considerando la columna vertebral del Atlas como la frontera entre Africa Mediterránea y el Sahara, hay allí un cambio muy importante, pero las estribaciones meridionales del Atlas reciben la denominación de Pre-Sahara por los climatólogos. Esta zona contiene mayor cantidad de plantas mediterráneas que de desierto, pero la diferencia principal es climática. El Pre-Sahara posee un invierno más frío que le propio Sahara; en las montañas las temperaturas descienden regularmente a temperaturas bajo cero y es casi tan pobre como el Sahara, aunque no resulta tan inhóspito.
La frontera septentrional del Sahara está formada por una serie de depresiones conocidas por el nombre "La Falla del Sahara". Esta falla está señalada por una particularidad física que recuerda a un corte de terreno y delimita con gran presición temperaturas medias.
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