Sensualidad, imaginario popular y espacio presentado: estrategias identitarias de la novelística de Carlos Enríquez
Enviado por Asnety Chinea Franco
- Resumen
- Introducción
- Desarrollo
- La sensualidad
- El imaginario popular
- El espacio presentado
- Conclusiones
- Notas y referencias
"No escribo por placer, me fastidia el agro mental; escribo para deshacerme de ideas inmigrantes que me pueblan el camino del buen dormir con auras tiñosas en el cavilar del insomnio"
Carlos Enríquez
Resumen
Los estudios aparecidos hasta el momento sobre la narrativa de Carlos Enríquez generalmente acentúan su marcado criollismo y su apego a los modos realistas y naturalistas en boga dentro de las letras cubanas. En esta investigación se ofrece una nueva visión de la novelística de este autor al demostrar que rebasa el simple muestrario del paisaje cubano y el habla popular de los seres que lo habitan, al concebir estrategias identitarias que captan los rasgos que tipifican a nuestro sujeto nacional: la sensualidad, el imaginario popular y el espacio presentado. Se realizó el análisis sistémico integral de las obras que permitió arribar a los resultados pertinentes.
PALABRAS CLAVES: CARLOS ENRÍQUEZ, NOVELÍSTICA, ESTRATEGIAS IDENTITARIAS, SENSUALIDAD, IMAGINARIO POPULAR, ESPACIO PRESENTADO
Studies have appeared so far on the narrative of Carlos Enriquez usually emphasize criollismo marking and its attachment to the realistic and naturalistic methods in vogue in Cuban letters. This research offers a new vision of the novel by this author to prove that beyond the simple sample of the Cuban landscape and popular language of the beings that inhabit it, to conceive of identity strategies that capture the features that characterize our national subject: sensuality, the popular imagination and made space. We performed comprehensive systemic analysis of the works that allowed reaching relevant results.KEYWORDS: Carlos Enriquez, Novelist, identity strategies, Sensual, POPULAR IMAGERY, SPACE SUBMITTED
Introducción
En su breve artículo "El criollismo y su interpretación plástica" (1) Carlos Enríquez (1900- 1957) sustenta cómo la captación de lo nacional está precisamente en el criollismo, en el ahondamiento de ese sentir del ambiente cubano más representativo, sin descuidar la manera elocuente y sincera de expresarlo. También reconoce en su concepción teórico-plástica lo difícil que se hacía la búsqueda de lo vernáculo ante la penetración norteamericana que perneaba todas las esferas del país.
Su praxis pictórica cuajó en una obra altamente creadora que presenta aún aristas insospechadas, susceptible a estudios desde diversas perspectivas que no la agotan. Sin embargo, su narrativa, conformada por una tríada de novelas y varios cuentos dispersos en publicaciones de la época, en su mayoría olvidados, no siempre han sido objeto de miradas detenidas que echen luz sobre ellas y permitan justipreciar su valía dentro de nuestro espacio literario.
"Tilín García" (1939), "La feria de Guaicanama" (1940) y "La vuelta de Chencho" (1942) son los títulos que conforman la novelística de Carlos Enríquez. Solamente la primera vio la luz en vida del autor, mientras que las restantes tuvieron que esperar el triunfo revolucionario para que en 1960 el público cubano las conociera.
La narrativa de este autor se contextualiza en medio de notables esfuerzos experimentalistas que intentaban barrer con los procedimientos de la novela convencional, realista y positivista de tanto arraigo y extensión temporal en nuestras letras. Es la época en que jóvenes narradores como Brau, Carlos Montenegro, Arístides Fernández, Félix Pita, et al., devenían baluartes ya de una nueva manera de contar que se ajustaba más a la revolución estética que se producía en Europa.
Los años que median entre 1933, el de la aparición de tres muestras narrativas de especial intención renovadora: "Écue -Yamba – O" de Carpentier, "Pedro Blanco, el negrero", de Novás Calvo y "El laberinto de sí mismo" de Labrador Ruiz, y el inicio de la década del 40, son abordados por Ambrosio Fornet de la siguiente forma:
"La búsqueda de otros modos expresivos condujo a una audaz exploración de nuevas zonas temáticas y estilísticas, regidas por la lógica del sueño y el subconsciente o por una visión poética del mundo. El proceso, iniciado en 1933, culminó en 1940 con una ambiciosa trilogía del pintor Carlos Enríquez y con las novelas gaseiformes de Enrique Labrador Ruiz" (2)
A pesar del alentador adjetivo utilizado por el crítico para calificar la novelística del artista, varios estudiosos en diferentes momentos han emitido opiniones sobre su producción literaria que no siempre invitan a escudriñar entre sus líneas los verdaderos elementos que permitan constatar cómo se manifiesta el ahondamiento de lo nacional en ella.
Marcelo Pogolotti insiste en 1958 en que la condición de pintor de Carlos Enríquez recarga de pintoresquismo al protagonista de su novela Tilín García y advierte la influencia de Valle Inclán y de Horacio Quiroga en su prosa. Subraya con reparo la excesiva prolijidad de sus partes dialogadas, ya que" lo hablado es teatro; lo escrito, novela" (3)
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