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Lo verbal y lo visual (página 2)


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El autor piensa que el lenguaje es exterior antes que interior. La palabra y el gesto serían lo mismo porque el cuerpo es el único que puede mantener una relación con la exterioridad y, a la vez, con la interioridad. Entonces el cuerpo sería a la vez sujeto y objeto.

Como dirá Merleau-Ponty "La imagen verbal no es más que una de las modalidades de mi gesticulación fonética, dada con muchas otras en la conciencia global de mi cuerpo". Para el autor, el cuerpo se relaciona con el mundo a través de su esquema corporal, de una manera fisonómica. Es el cuerpo que a partir de la práctica se convierte en la fuente de sentido y de las significaciones.

Entonces, el lenguaje para Merleau-Ponty es pura exterioridad, sería la expresión de un cuerpo que vive en un mundo y se relaciona con otros cuerpos.

Siguiendo los términos de la fenomenología de Heidegger el lenguaje es una forma de "ser en el mundo", o sea de habitarlo, vivirlo y también sería una forma de creación a partir de las prácticas poiéticas.

Según Merleau-Ponty las palabras sólo se ofrecen en el acto de habla, o sea cuando las hablo. Dirá el autor que los signos tienen su sentido íntimamente, que no dependen del yo pienso sino del yo puedo, como dice en el texto "la palabra (…) está preñada de una significación que es legible en la textura misma del gesto lingüístico, hasta el punto de que una alteración de la voz, la elección de una determinada sintaxis basta para modificarla".

Los sujetos, como sujetos de una lengua, estamos dotados por el habla hablada. Esta está compuesta por la experiencia lingüística, o sea por todo aquello que ha transcurrido en mi propia historia. Mediante la sedimentación se hace posible que la palabra actual tenga depositada en ella sus usos anteriores, aquellos usos que están disponibles o a los que puedo recurrir.

Cómo funciona la sedimentación, dirá Merleau-Ponty "La intención significativa se da un cuerpo y se reconoce a sí misma buscando un equivalente en el sistema de significados disponibles que representan la lengua que hablo y el conjunto de los escritos y de la cultura de que soy heredero".

Entonces, la sedimentación nos permite comprender las prácticas y las representaciones que se dan ante nosotros. La intención significativa dispone de las significaciones ya habladas y, como dice el autor, hace que esta "suscite en el oyente el presentimiento de una significación otra y nueva", así es como se explica la aparición de lo novedoso.

Entonces, el lenguaje verbal como lo visual serían, según Merleau-Ponty, dos modos diferentes de "ser" en el mundo. El sentido no está inserto en las cosas mismas, sino más bien, en el intermedio de los dos órdenes.

Por lo tanto, a partir de lo anterior podemos decir que la traducción exacta, para Merleau-Ponty, no es posible; sólo es factible a partir de un cuerpo que se apropie del sentido desde de sus propias experiencias. Como consecuencia podremos decir que no se podría hablar de una traducción punto a punto, sino más bien de una transposición de sentido entre lo verbal y lo visual.

En lo que respecta al diseño propiamente podemos decir que desde el momento que se piensa como una práctica proyectual, o sea que puede prefigurar racionalmente, nos encontramos con un problema de traducción.

Lo proyectual tiene dos momentos: un momento en que se piensa a la obra, que es una creación mental, donde se la prefigura; y otro momento donde se la materializa (se la hace), creación práctica, donde se la configura.

En el diseño, a su vez, existen dos tareas a llevar a cabo para la realización de lo proyectual: primero, establecer el programa donde se dará cuenta de las condiciones de lo que luego será el proyecto, o sea aquellas condiciones a las que se debe atener un diseñador.

También podemos decir que el momento de la programación es la parte verbal del diseño, en cambio al proyecto se lo asocia con lo visual.

Entonces el problema de la traducción surgiría desde aquí, ¿cómo hacer para transformar lo verbal en lo visual?

Podemos pensar como posible respuesta a esta pregunta que no existiría una única forma posible para la realización visual de lo pensado, sino que hay innumerables formas posibles.

Según Savransky no hay correspondencia unívoca entre un conjunto verbal y un conjunto visual, lo que hay que hacer es encontrarlo, dirá. Este es el proceso de creación. Se puede entender al diseñador como un posible traductor, que traduce desde lo verbal (lo pensado) a lo visual (lo hecho, la forma).

A su vez, podemos pensar otro posible problema para la traducción. En tanto que los sentidos nunca pueden estar totalmente cerrados, siguiendo a Merleau-Ponty, no podemos afirmar que el significado otorgado a la creación de la práctica proyectual sea siempre el mismo, va a depender del modo en que cada uno "sea", desde la perspectiva fenomenológica, en el mundo.

El mundo, como dice Savransky, se nos presenta a nosotros como "un flujo de sentido que se ofrece para ser determinado de indefinidos modos". Entonces si ya el proceso del diseño nos presenta un traductor que traduce el pensamiento a una forma visual, también existen receptores que, a su vez, pueden ser re-traductores, o sea, pueden reinterpretar el sentido que se le había dado a la obra otorgándole un nuevo significado que surgirá del modo en que estos nuevos traductores vivan el mundo.

Por último, Wassily Kandinsky quería instaurar una teoría de la creación de la forma. Consideraba que dicha teoría debía contener un vocabulario y también las reglas de construcción (gramática). Quería implantar un lenguaje elemental de lo plástico.

Kandinsky consideraba que al igual que la lengua, en la pintura los elementos debían ser reconocidos y definidos independientemente de contextos culturales, políticos, sociales, etc.

Entonces visto este intento del ruso Kandinsky de instaurar una gramática de lo plástico o de lo visual, sería una reducción del sentido. Esto impediría pensar otra cosa que lo que la gramática dice.

Desde la fenomenología no podríamos pensarlo del mismo modo que Kandinsky, dado que cada sujeto tiene su forma de "ser" en el mundo, de vivirlo, de habitarlo, por lo tanto no existiría un único sentido hacia lo percibido. El sentido surge de cómo uno lo siente, de cómo uno percibe los ángulos, los colores, las formas y no de cómo es definido por una gramática que implicaría un único sentido, clausurado, de lo que puede significar una pintura, una escultura o una obra plástica. Sería un sentido original, que es vivido y creado desde lo corporal.

 

Jonathan David Schonholz

Universidad de Buenos Aires

Facultad de Ciencias Sociales

Carrera: Ciencias de la Comunicación

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