- El cerebro adolescente es diferente
- La importancia de comprender el desarrollo del adolescente
- Colaborando al desarrollo sano del adolescente
Cuando se iba la luz en casa era el momento perfecto para encender unas velas y jugar a las sombras en la pared. A los niños les encantan esos juegos. Sin embargo, el adolescente se paseará de la cocina a la habitación de mal humor esperando a que vuelva la luz para poder volver a ver la televisión o para mirar vídeos en Youtube, mientras chatea con sus amigos con su smartphone insistiendo en lo increíblemente aburridos que son sus padres jugando a las sombras con sus hermanos pequeños.
Una de las afirmaciones comunes en los padres es la de que no son capaces de entender a sus hijos adolescentes. En la niñez era fácil hacer planes: los niños estaban contentos de unirse a las actividades familiares, de ir a la playa o jugar con la nieve; convertían cada momento en una buena excusa para jugar, ya fuera con sus amigos o con sus padres.
Pero llega un momento en el que esa dinámica cambia y ya no resulta tan sencillo relacionarse con los hijos. Llega la temida adolescencia, esa etapa de incomprensión entre padres e hijos, el momento en el que parece que ambos viven en mundos tan diferentes que es imposible entenderse. Pero, ¿a qué se debe esto?, ¿es sólo una etapa rebelde o hay factores biológicos que influyen en este cambio?
El cerebro adolescente es diferente
Durante mucho tiempo se pensó que la conducta de los adolescentes se debía únicamente a cuestiones psicológicas y a la falta de experiencia con respecto a los adultos. Sin embargo, en los últimos años se ha avanzado mucho en este terreno y se ha llegado a la conclusión de que no se trata sólo de una cuestión de vivencias y de aprendizaje, sino que el comportamiento de los adolescentes está muy relacionado con su desarrollo cerebral.
Así es, el cerebro crece y madura y no es hasta los 25 años que consigue su completo desarrollo. Esto quiere decir que el cerebro de los adolescentes se encuentra en un momento en el que aún no tiene todos sus sectores desarrollados al mismo nivel, lo que por un lado le permite aprender rápidamente y acumular grandes cantidades de información con facilidad, pero por otro le hace reaccionar de forma diferente ante las emociones y los procesos de toma de decisiones.
Esto se debe a que el cerebro se desarrolla por partes. La zona que más tarda en madurar es la frontal, región que comienza un nuevo proceso de desarrollo durante la pubertad y que se extiende durante toda la adolescencia. En este área se focalizan las habilidades para controlar las emociones, el juicio, la memoria y el humor.
La importancia de comprender el desarrollo del adolescente
Aunque los adolescentes puedan parecer adultos en el exterior, en el interior siguen siendo niños para muchas cosas. Durante la adolescencia se sufre una transformación importante que, de no comprenderse bien, puede dejar a los jóvenes expuestos a situaciones que pueden ser peligrosas para ellos.
La mayoría de los adolescentes pasan por este proceso de desarrollo sin pasar por problemas graves, pero se debe ser consciente de que existen probabilidades altas de que una serie de situaciones de riesgo afecten a los chicos de entre 10 y 19 años. Durante la adolescencia se detecta un incremento de la tasa de mortalidad por suicidio o accidentes graves, siendo esta tasa mayor entre los grupos de entre 15 y 19 años. Estos, sin duda, son datos alarmantes a los que se debe prestar mucha atención.
La causa de ese incremento es principalmente que el cerebro adolescente no está preparado para gestionar correctamente grandes cantidades de estrés, por lo que en muchos casos desarrollan ansiedad o depresión, trastornos que pueden tener graves consecuencias si no se detectan a tiempo. Ocurre también que al tener una capacidad menor para tomar decisiones de forma racional y ser más propensos a correr riesgos, los adolescentes se exponen a una mayor cantidad de situaciones de riesgo, situaciones que deben ser detectadas para evitar daños mayores.
Colaborando al desarrollo sano del adolescente
Los expertos afirman que las situaciones vividas durante esta etapa pueden marcar a las personas de por vida. Es por eso que los padres deben estar alertas para ayudar a sus hijos a superar esta etapa de forma exitosa y evitar que se enfrenten a situaciones peligrosas que los puedan poner en riesgo. Algunas de las cosas que pueden hacer los padres para ayudar a sus hijos adolescentes son:
Mantener una comunicación abierta con los hijos: Esto es algo que debe hacerse desde la infancia, para que, llegada la adolescencia, sea más fácil mantener el hábito de conversar con comodidad de cualquier tema y crear vínculos basados en la confianza.
Aprender a escuchar a los hijos: En esta etapa es importante que los padres sepan escuchar las inquietudes de sus hijos y que sepan valorar lo que les dicen sin emitir juicios de valor al respecto. Esto ayudará a que el adolescente sea más receptivo a la hora de recibir consejos por parte de sus padres.
Reservar tiempo para estar en familia: Ya sea durante la cena o en algún otro momento del día, se debe dedicar un tiempo a estar en familia y conversar del día a día. Debe ser un momento en el que la familia esté unida y deje de lado la tecnología para evitar distracciones que puedan obstaculizar la comunicación.
Supervisar la actividad digital de los hijos: Los padres deben estar al tanto de lo que sus hijos hacen por Internet, así como del tipo de interacciones que tienen con él. La red es un lugar donde es fácil que determinadas conductas nocivas como el grooming, el cyberbullying o el sexting se produzcan sin que nadie se entere y ya sea que el adolescente sea víctima, testigo o agente de este tipo de actividades, los padres deben estar al tanto y tomar las medidas pertinentes para incentivar que sus hijos se comporten de la forma correcta dentro y fuera de la red, incentivando así que tomen buenas decisiones.
Además de estas recomendaciones es fundamental que los padres recuerden que son una gran influencia para sus hijos, por lo que no sólo es necesario que tomen una serie de medidas para que sus hijos actúen como deben y se desarrollen de una forma saludable, sino que deben predicar con el ejemplo. Ser personas íntegras con buenos valores es clave para que los hijos imiten esas conductas positivas y lleguen a la edad adulta con la mente bien formada.
Autor:
Andres Felipe Garcia