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Los ancianos en las instituciones (página 2)

Enviado por redasistencial


Partes: 1, 2

23%

Socioeconómico

18%

Enfermedades del Sistema Nervioso

63%

Mentales

71%

3. Análisis del geronte

Por otra parte el censo de pacientes internados permitió conocer las características de los individuos que ocupan las camas asistenciales y no asistenciales. La casi totalidad de los mismos tiene períodos prolongados de permanencia. Así, más del 70% superan el año de internación en ambos tipos de camas. Estos ancianos tienen muy poca probabilidad de volver a sus hogares por lo que, en su mayoría permanecen en estos establecimientos hasta su muerte. En cuanto a la edad promedio de los gerontes, encontramos que los pacientes que ocupan camas asistenciales son 9 años menores que los que ocupan camas no asistenciales (67 vs. 76 años). Esto puede explicarse por el tipo de servicios a los cuales los pacientes ingresan, por dependencia psíquica, en etapas más tempranas. La edad promedio de los varones es, en todos los casos, menor a los de las mujeres, si bien las superan en número.

4. Institución Versus Vejez

No existe un profundo conocimiento del porque los ancianos continúan internados en estos establecimientos una vez que los problemas de salud que han causado la internación han sido resueltos. El análisis de los diagnósticos de ingreso revelan que la mayoría de estos ancianos han sido institucionalizados, por procesos degenerativos (afecciones mentales), metabólicas (diabetes con sus secuelas), alteraciones de la vista, oído, caídas y accidentes, que los conducen con frecuencia a la pluripatología, cronicidad e invalidez. Las frecuentes alteraciones funcionales a las que nos acabamos de referir, sumadas a trastornos y situaciones socio-familiares conflictivas agravan la enfermedad por su gran interrelación. Además, existe un elevado porcentaje de internaciones por "causas sociales" que están vinculadas con la problemática de los ancianos. En este sentido las políticas de salud para este grupo etáreo deberían orientarse hacia la gerontología preventiva, la cual podría detectar precozmente las alteraciones funcionales en los ancianos, de índole física, mental o social, ya que detrás de ellas suelen existir una serie de procesos patológicos no diagnosticados ni tratados que pueden mejorar o curar en un elevado porcentaje de casos, si son abordados adecuadamente. Si esto no se tiene en cuenta, el pase a la cuarta edad se verá acompañado de situaciones de dependencia que hacen dificultosa su permanencia en el seno de la familia. Si lo analizamos desde la perspectiva del geronte, desconocemos el grado de aceptación de los mismos de permanecer alejados de su entorno familiar. Se sabe que la familia muchas veces no es la mejor de todas en las respuestas a las necesidades de los ancianos, a pesar de que en la vejez es cuando esta adquiere un papel especial debiendo proporcionar respaldo y compañía. Esto es aún más imprescindible cuando se produce la viudez, en especial del hombre, al cual le resulta más dificultoso vivir solo, llevándolo a institucionalizarlo aún en situaciones de autovalidez. Se sabe por experiencia publicadas que para el manejo adecuado de un paciente geriátrico es imprescindible que el servicio hospitalario en el que se atiende cuente con una serie de niveles asistenciales (unidad de agudo, media y larga estancia, hospital de día, servicio de apoyo y de enfermería a domicilio), que mejoren sus asistencia, acorten su estancia hospitalaria, geriátrica, faciliten su rehabilitación y eviten su recaída y luego el ingreso al hospital. Cada paciente debe estar en el nivel asistencial que corresponde y debería ser restituido a su hogar o geriátrico lo más pronto posible, contando siempre con el apoyo del equipo de salud si fuera necesario. Se debe:

  • Lograr una asistencia continuada, la cual consistiría en la provisión de servicios diagnósticos, preventivos, terapéuticos y de soporte a pacientes de la tercera edad y con enfermedades crónicas, severas o incapacidades que pudieran provocar un deterioro funcional grave. Se deben cuantificar las necesidades de los ancianos a fin de proporcionarles con los recursos existentes una asistencia integral.
  • Movilizar todos los recursos posibles para mantener el mayor número posible de ancianos dentro de su familia o entorno con una digna calidad de vida.
  • Asistir a los ancianos crónicos e inválidos: Asistencia continuada (domicilio, unidad de larga estancia, residencia asistida).
  • Capacitar al equipo de salud a cargo de estos pacientes para el manejo adecuado de los mismos.

El desarrollo de políticas sociales que contemplan los problemas de envejecimiento en los países desarrollados es muy notorio en relación a nuestro país, donde impera la incertidumbre y el desamparo, a pesar de los esfuerzos de organismos no gubernamentales, profesionales y personas relacionadas con la atención de la ancianidad. En este contexto se observa el crecimiento de la institucionalización de los ancianos, al mismo tiempo de una reducida cantidad de publicaciones en el campo de las ciencias sociales destinadas al análisis de los procesos que intervienen en este fenómeno, complejo y multideterminado. La proporción de internación geriátrica en la ciudad sobre la población mayor de 60 años es de un 2%, mientras que en el país este porcentaje se calcula en un 1,5%, considerándose bajo en comparación con otros países. En cuanto a la evolución de la capacidad habilitada en la ciudad para este tipo de internaciones, se constata un aumento importante de la misma en los últimos años.

5. Vulnerabilidad de los ancianos y cuidadores familiares

La red de apoyo más importante para el anciano está constituida de hecho por la familia. Las ventajas de la familia en su rol de cuidadora de ancianos ha sido señalada por tener generalmente como objetivo mayor seguridad emocional y mayor intimidad, evitando al mismo tiempo los problemas psicopatológicos de la institucionalización: despersonalización, abandono, negligencias, confusión mental, medicalización exagerada, falta de afecto, etc. Las desventajas de la atención por parte del cuidador familiar estarían relacionadas con el desconocimiento de una tarea que requiere de especialización. La falta de un equipo de apoyo, los conflictos familiares que derivan en la sobrecarga del cuidador principal, la inadecuación de la viviendas para este tipo de cuidado y los problemas económicos. El cuidado de los familiares a los viejos enfermos produce en los cuidadores problemas de diversa índole: influye en el desarrollo normal de sus actividades laborales, produce privaciones en el cónyuge e hijos y restringe su vida social, generando agotamiento físico, estrés y angustia.

6. La decisión de institucionalizar al anciano

Las entrevistas semidirigidas realizadas por las autoras a los familiares de los residentes remiten a que los entrevistados relataron diferentes situaciones que los condujeron a la inevitabilidad de la internación por la imposibilidad de brindar una atención adecuada a familiares ancianos. La mayoría de ellos prestó cuidados en forma personal y en el hogar al anciano enfermo y solo cuando la situación los desbordó decidieron la internación. Dieciocho de los veinte entrevistados informaron sobre el deterioro mental de los ancianos, situación que es analizada en la bibliografía como determinante en el momento de decidir el pasaje al geriátrico, por el sufrimiento que le representa a la familia. "Desde el ´85 se le diagnosticó Mal de Alzheimer, toda la familia creyó que éramos un Alzheimer, todos destruidos, todos con psicoterapia, todos un desastre total, nos empezamos un poco a recuperar pero cuesta… Realmente parecía espantoso tener que sacar a mi madre de casa y tener que internarla, pero también entendimos, a pesar de todo mi dos hermanas y yo tomamos la decisión de la internación. (Irma, 42 años)" "Hizo un cuadro hemorrágico y con todo un compromiso neurológico… con una disfagia, y tuvo una serie de problemas que hacía que ya dependiera de pañales, no tenía posibilidades de tragar, eso nos llevó a tomar la decisión, y porque sí, era una necesidad, evidentemente tenía que estar con un cuidado las 24 hs. del día, con alguien que la acompañara, yo tenía que trabajar, es muy difícil mantener a alguien así bien… (E, 25 años)" Las experiencias previas a la internación geriátrica de estos cuidadores pueden ser factores explicativos del distanciamiento de las instituciones de larga estadía, cuando el anciano ha ingresado a una de ellas que se expresará en pocas visitas en algunos casos y una visión conformista en otros. Muchos aspectos mejoran en la percepción inicial que tiene el familiar acerca de la atención del anciano pero especialmente el familiar necesita reiniciar su vida normal y para ello necesitarán pasar varios meses y en algunos casos hasta años, antes de conocer y actuar en relación a un mejoramiento de la atención a su familiar.

7. Conclusión

El sentimiento de culpa del familiar que se responsabiliza de la atención del anciano en el geriátrico predomina entre los entrevistados en el proceso de decisión previa a la internación. La búsqueda de familiares de residentes a ser entrevistados permitió concretar 17 de las 20 entrevistas entre mujeres, situación coincidente con el análisis realizado en la bibliografía sobre el predominio de las mujeres en el cuidado de familiares ancianos enfermos. El protagonismo femenino derivado de relaciones de género en las que se encuentra naturalizada la responsabilidad de las mujeres por el cuidado de la salud de la familia, hace comprensible la presencia del sentimiento de culpa ante la posibilidad de decidir el ingreso del anciano al geriátrico. Un factor adicional, y no de menor importancia en la formación de este sentimiento, lo constituye la imagen del geriátrico como "depósito", "antesala de la muerte" y "negocio", y la falta de control en instituciones relacionadas con la tercera edad y las organizaciones no gubernamentales como para la atención de sus integrantes más necesitados. El entrelazamiento de niveles y responsabilidad en la institucionalización de ancianos se hace evidente en las interpretaciones de algunos familiares.

8. Bibliografía

"La familia del anciano institucionalizado" Libro de Geriatría Tomo 9 N° Enero – Marzo 1989 – 34-39. Autor: Rossjanki S. y Matusevich D.

 

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