la oreja) y un 17% del total había tenido complica- ciones médicas (15). Un estudio de Sean y cols. (3) indica que tanto los tatuajes como los piercings pue- den ser unos marcadores de conductas de riesgo en jóvenes de entre 12 y 22 años de los Estados Unidos; en el estudio se realizaron unos cuestionarios, obser- vándose que los portadores de tatuajes y/o piercings estaban más relacionados con alteraciones en las conductas alimentarias, el uso de drogas duras (cocaína, éxtasis,…) o blandas (tabaco, alcohol, marihuana), la actividad sexual (precocidad, número de parejas, uso de contraceptivos), las tendencias suicidas y la violencia, respecto al resto de adoles- centes encuestados; el estudio también indicaba una mayor prevalencia de tatuajes y especialmente de piercings entre las chicas (36.7% piercings en chicas frente un 10.1% entre chicos). Hay que decir que el tema es controvertido y no todos los autores relacio- nan el body art con estas tendencias de comporta- miento (16), sin olvidar tampoco que son estudios realizados en países distintos al nuestro. Sabemos que algunos estamentos como la Asociación Dental Americana se han posicionado en contra de los piercings orales y en algunos países se han formulado leyes para regularlos (17). En el año 2001 el Gobierno de la Generalitat de Catalunya -en España-, aprobó ciertas medidas aplicables a los establecimientos de tatuaje o de piercing con el obje- tivo de proteger la salud de los usuarios y del perso- nal dedicado a estas actividades. Esta legislación a parte de incidir en la formación, también obligaba a todos los establecimientos a seguir ciertas normas de control: equipamiento de primeros auxilios, auto- rización de los ayuntamientos, vacunación del perso- nal frente a la hepatitis B y el tétanos y la utilización de material de un solo uso (18,19). TIPOS DE PIERCINGS Principalmente se distinguen tres tipos de piercings (Fig.1): – Labrette: es una barra limitada en un extremo por una esfera y en el otro por un cierre en forma de un disco plano y liso (20) (Fig. 2); este tipo de piercing se coloca sobretodo en el labio inferior (5). AVANCES EN ODONTOESTOMATOLOGÍA Vol. 21 – Núm. 5 – 2005 el placer sexual y los trastornos mentales que en oca- siones llevan a perforarse zonas muy sensibles del cuerpo (1,7,8,9,10,11). El body piercing no es un invento de nuestro siglo ya que esta práctica se emplea desde hace unos 60.000 años. Muchas etnias se reconocían por collares u otras ornamentaciones; de esta forma se diferencia- ban diversos grupos dentro de una misma pobla- ción: los cazadores, la mujer del jefe de la tribu, los brujos, los guerreros, etc. En ocasiones era un sím- bolo de virilidad, coraje y realeza, mientras que en otras tenía un sen
Página siguiente |