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El suelo como medio fundamental de producción del sector agropecuario (página 2)


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Durante los procesos de producción el suelo se encuentra bajo la acción constante del hombre, quien a través de su actividad puede en ocasiones modificar sus propiedades, trayendo como consecuencia la pérdida o deterioro de las mismas. De ahí que su accionar debe estar encaminado al mejoramiento continuo de los suelos mediante la elevación de su fertilidad, la aplicación eficiente de fertilizantes, la regulación de los regímenes de aguaaire y de nutrición, la quimización, la mecanización de los procesos, así como el uso racional de las superficies y la implementación de métodos biológicos (cultivo de leguminosas y enterramiento de cultivos verdes).

La generalidad de los estudios dedicados a los suelos están referidos a los problemas degradantes que afectan seriamente la calidad de los mismos, siendo estos de índole física (compactación, erosión, sellamiento superficial, encostrado, formación de piso de arado, entre otros), química (desbalance nutricional, salinización, contaminación) y biológica (reducción de la actividad biológica, bajas poblaciones de meso y microorganismos). Se considera de gran envergadura las cuestiones referidas a la degradación por erosión, que induce a pérdida total de la fertilidad, lo cual obliga a los agricultores a aplicar grandes cantidades de insumos con el fin de obtener producciones aceptables, trayendo como consecuencia la disminución de la capacidad productiva y la fertilidad natural de los suelos.[2]

La degradación o pérdida de la calidad y cantidad de suelo está condicionada por la actuación de diversos procesos, como: la erosión, salinización, contaminación, drenaje, acidificación y pérdida de la estructura del suelo, compactación o una combinación de ellos. [3]Para su desarrollo ocurren una serie de acciones negativas inducidas por la inadecuada administración del hombre, encontrándose dentro de ellas: la deforestación, la intensificación de la explotación agrícola, la utilización inadecuada de maquinarias pesadas, el uso de fertilizante inorgánicos, abonos orgánico de forma incontroladas; las tecnologías de riego de alta presión, el empleo de pesticidas agrícolas para el control de plagas y enfermedades de los cultivos, el monocultivo, entre otros, que han provocado una acentuada degradación en los mismos[4]

Si se identifica la fertilidad del suelo en su concepción más amplia como el grado de fecundidad que presenta el suelo, o la capacidad que el mismo tiene de producir cosechas, se puede apreciar la importancia que reviste el hecho de controlar o evitar los procesos degradativos en las tierras de cultivo, alcanzándose con ello el nivel de sostenibilidad que se necesita en la producción alimentaria. A continuación haremos referencia a los principales procesos degradativos:

La erosión: Según estudios realizados se ha constatado que este fenómeno ha devastado grandes extensiones de suelos, ocasionando considerables daños al medio ambiente, dejándolos totalmente improductivos al destruir sustancialmente sus propiedades físicas, químicas y biológicas; apreciándose en ellos alteraciones por cambios en la estabilidad y pérdidas de estructura cuando no existen las condiciones necesarias para su funcionamiento. De este modo se afecta por consiguiente la productividad, provocada esta situación por el impacto de la lluvia al estar desprotegidos de vegetación y por otro lado por la reducción de residuos orgánicos debido a los excesos de laboreo. La erosión provocada por el agua y el viento sobre el suelo mal labrado y poco protegido ha llevado a la ruina a muchas personas en el mundo. Las principales formas de manifestación son las siguientes: la erosión hídrica, estimulada por la acción del agua sobre el suelo al estar presente la acción de la lluvia provocando el desprendimiento del suelo y la escorrentía al no absorber el mismo las cantidades de agua caída siendo arrastradas estas por la pendiente. Las formas que más afectan el país son: la erosión laminar que no es más que la separación que hace el agua de manera más o menos uniforme en la superficie del suelo en pendiente, dándole un aspecto de lámina. La erosión en surco o pequeños causes, que es la remoción de suelo por escorrentía que se acumula y se encuentra en depresiones o surco. Otra forma de erosión es en cárcavas, que es aquella que produce canales mayores que los que se derivan de la erosión por surco y no se puede solucionar con el laboreo. Si queremos mejorar la estructura de los suelos afectada por este fenómeno debemos tener presente la rotulación en aquellos que están compactados por el uso excesivo de la maquinaria o por la presencia de los que carecen de una estructura no estable[5]La pérdida de materia orgánica y de nutrientes arrastrados por el agua que escurre por las pendientes, constituye una alteración apreciable, trayendo como consecuencias la pérdida de grandes extensiones de suelo, de nutrientes (fósforo, calcio, potasio y nitrógeno), motivado por el arrastre de las aguas por escorrentía, condicionado por un mal manejo. Por ello se hace necesario buscar soluciones con métodos como zonificar o regionalizar:[6]

Para nuestro país constituye una gran preocupación constante los efectos que de la erosión se derivan. Según la Dirección General de Suelo y Fertilizantes en 1997 el 71,23% de la superficie agrícola del país mostraba síntomas de erosión en diferentes grados, siendo esto superior a la media general de América Latina. Por tal motivo se han implementado medidas para contener el desarrollo de la erosión, dentro de las que podemos citar: la creación del Programa de Repoblación Forestal de máxima prioridad estatal, permitiendo un crecimiento de varios millones de hectáreas cubiertas de árboles, según referencias de Febles (1993), lo cual no resultó lo suficientemente efectivo para atenuar su impacto ecológico y transitar hacia un desarrollo sostenible. Por otro lado cada día se perfeccionan más las normas jurídicas y los programas integrales de desarrollo social, económico y de protección del medio, encaminados a revertir estos fenómenos y a lograr una mayor sostenibilidad. Para su control se han implementado acciones tales como el manejo aerotécnico adecuado de los suelos dedicados a los cultivos económicos (de manera tal que permita lograr una mayor producción con el menor impacto ambiental, siguiendo los fundamentos básicos de la llamada Agricultura Ecológica, en la cual se potencia el manejo integral de los suelos como parte esencial del medio natural en el que se desarrollan las plantas, a la que debemos prestar nuestra mayor atención si se pretende obtener buenos rendimientos[7]la siembra en contorno, cortando la dirección de la pendiente y construyendo pequeñas terrazas de tierra que frenan la velocidad del agua permitiendo que esta se infiltre en el suelo, además de la aplicación de numerosas prácticas agrícolas (el laboreo , la siembra siguiendo las curvas de nivel, el uso de la maquinaria ligera, la labranza mínima, la aplicación rigurosa de normas de fertilización y riego adecuado, la fertilización orgánica; la forestación y la rotación de los cultivos).

La acidez y alcalinidad: La acidez constituye otra causa de degradación de los suelos, determinándose por el valor de su pH (si se aumenta la concentración de hidrógeno disminuye la magnitud del pH y si disminuimos la concentración de iones hidrógenos aumenta el pH). Los suelos que han sido afectados por esta causa representan 3,4 millones de ha (hectáreas). El exceso de acidez, alcalinidad y salinidad figuran entre los factores limitantes para obtener una buena cosecha en un determinado cultivo. Los suelos ácidos, son aquellos cuyo pH es menor de 7 (quiere decir que la reacción de solución del suelo es ácida); los suelos neutros, cuando su pH es igual a 7; suelos alcalinos o básicos cuando el valor sea superior a 7, lo que significaría que la reacción de la solución del suelo es alcalina o básica. Cuando el pH es menor que 4 (debido a ácidos minerales) se consideran fuertemente ácidos y cuando es superior a 9 (debido a que hay presencia de carbonatos de calcio) se consideran fuertemente alcalinos. Para el desarrollo de los cultivos el pH óptimo se encuentra entre 5 y 7.5 unidades. Algunos autores opinan que no se debe perder de vista, la aplicación al suelo, año tras año de fertilizantes industriales fisiológicamente ácidos como el cloruro de potasio, cloruro de aluminio, sulfato de amonio, entre otros; pues al hacer un uso continuado de los mismos podría provocarse un aumento considerable de la acidez, influyendo en el crecimiento y desarrollo de los cultivos, bajando los rendimientos agrícolas. Otro aspecto importante a tener en consideración es el uso de los abonos comerciales en los suelos. Se debe tener presente la acidez de cambio presente en el suelo y no dejar rotar cada año los fertilizantes fisiológicamente ácidos con los alcalinos y neutros. Algunos suelos son naturalmente ácidos, pero también pueden acidificarse producto de la acción de la lluvia ácida o de la deposición en seco de gases y partículas ácidas. Se ha estimado que la principal causa atmosférica de la acidificación está dada por la creciente presencia en ésta de óxidos de azufre y nitrógeno emitidos por la quema de combustibles fósiles, como ocurre en las centrales térmicas.

La compactación: Este tipo de degradación obedece a las labores mecánicas de cultivo que se realizan en la preparación del suelo y el frecuente tráfico de maquinaria, dando lugar a que se formen terrones gruesos que se sueltan, constituyendo una capa compacta en el interior y superficie de este creando un sellado o costra superficial y formación de piso de arado. Esta puede ser provocada por desecamiento del perfil del suelo, lixiviación de partículas finas, saturación temporal y transformación de óxidos, también puede estar provocada por el peso de los equipos y la vibración de estos, el riego inadecuado, la pérdida elevada de materia orgánica, entre otras causas. Este fenómeno provoca deficiencias en el drenaje superficial, incrementos de escorrentías y erosión en terrenos con pendientes, [8]

Salinización; El deterioro de los suelos por el incremento del nivel de sales solubles que reducen su capacidad productiva constituye el proceso de salinización. El Instituto Nacional de Suelos considera que este proceso se ha extendido por los efectos del agua mineralizada del subsuelo debido a la elevación del manto freático, hecho vinculado al aumento de las áreas bajo riego, construcción de presas y canales de distribución de agua; así como daños a las redes de drenaje natural y artificial, ocupando alrededor de 10 000 ha. En algunos territorios, incluyendo el nuestro, ha incidido más el uso del agua de mala calidad entre las que figuran las de pozos contaminados por la penetración marina. Esta es una concentración anormalmente elevada de sales, por ejemplo de sodio en el suelo, debida a la evaporación; la podemos observar a menudo asociada a la irrigación y conduce a la muerte de las plantas y a la pérdida de estructura del suelo.

La deforestación: Constituye una técnica muy usada en la actualidad para despejar grandes áreas de bosque con varios fines, entre ellos agrícolas, siendo considerada muy dañina para el medio ambiente por la cantidad de dióxido de carbono desprendida durante su ejecución. La deforestación es considerada la causa principal de la pérdida de protección del suelo al actuar como un detonador del comienzo de los diferentes procesos erosivos. El llamado efecto invernadero que provocan estos gases y la propagación de la carga de sedimentos a los ríos dando lugar a inundaciones, afectan los suelos.

La contaminación de los suelos: Existen diferentes causas que provocan la contaminación de los suelos como son la concentración de instalaciones industriales en zonas urbanas, el empleo de las corrientes superficiales, de tecnologías obsoletas, la indisciplina tecnológica, etc. El vertimiento de sustancias sólidas o líquidas en los asentamientos humanos afectan de una forma u otra la calidad del suelo. Por ello, este tema se imbrica con el de la acumulación de desechos, los cuales en una medida considerable también ejerce una acción degradante en cualquier medio en que se vierta. El tratamiento que daremos a este tema estará en vinculación directa con el de la

Acumulación de desechos.

El concepto de residuo que hemos encontrado en la doctrina nos lo da Martín Mateo al afirmar que se trata de "cualquier sustancia u objeto del cual su poseedor se desprenda o del que tenga la intención o la obligación legal de desprenderse si no se le permite asumir su tratamiento"[9]. La clasificación de los residuos está también dada por el propio autor[10]y éstos pueden dividirse:

Por su origen: los que a su vez se clasifican en:

urbanos: que son los provenientes de las ciudades.

industriales: que como su nombre lo indica. provienen de fábricas e industrias.

Por sus características: que se sub-clasifican en :

urbanos: son aquellos cuya composición sólo es constituida por desechos utilizados por los humanos en su bregar diario, como consecuencia de su vida cotidiana.

industriales: son aquellos cuya composición está integrada por sustancias que sólo se utilizan en centros industriales, los cuales pueden ser ordinarios, es decir, inocuos, y también especiales, o sea, peligrosos.

agropecuarios: los cuales pueden ser de tres tipos: agrícolas (o sea, los fertilizantes fitosanitarios y sus equivalentes), pecuarios (los de granjas industriales o de industrias) y forestales (los existentes como resultado del corte y limpieza de estas áreas).

En nuestro país el MINAGRI y el MINSAP tienen la misión de establecer el control para evitar los riesgos de contaminación.

Las aguas contaminadas: Tanto las aguas subterráneas como las superficiales cuando se encuentran contaminadas pueden influir de forma negativa en la agricultura. Dicha contaminación es producto al arrastre de numerosos compuestos químicos utilizados para la lucha contra las enfermedades y las plagas como es el caso de los fertilizantes, los abonos y productos fitosanitarios que se infiltran junto con el agua en el suelo. Una manifestación de ello lo podemos apreciar en la precolación del nitrato a las aguas subterráneas y la en la retención de metales pesados en los suelos que se encuentran en el fango de las aguas. También constituye otro efecto contaminante establecer sistemas de regadío empleando agua salada o salobre.

La contaminación de ríos y arroyos por contaminantes químicos debido a la cercanía de fábricas, refinerías y las escorrentías de la agricultura o minerías se ha convertido en uno de los problemas ambientales más graves. Por otro lado, se considera muy ventajoso para la agricultura la reutilización de las aguas residuales debido a que estas contienen nutrientes para las plantas y enmendadores del suelo.[11]

Exceso de laboreo: El hombre juega un papel preponderante en la formación del suelo; este influye notablemente en sus características, mediante el empleo del arado, el desarrollo de cultivos, la cosecha, el talado, el riego, la aplicación de abonos y otras diversas prácticas agrícolas. De él depende el aumento o disminución del poder productivo del suelo. Infortunadamente ha optado con frecuencia por la última de estas alternativas[12]

Son numerosas las labores que se realizan con el propósito de preparar el suelo para los cultivos. Con la utilización del arado podemos voltear la tierra y penetrar en el suelo arrancando aquellas malas hierbas que persisten en él. Existen labores dirigidas a mejorar las condiciones de drenaje que han de influir en la capacidad productiva de los suelos[13]como son: gradar, abonar, fumigar. Otras están en función de mejorar la estructura de los mismos tales como: voltear, mezclar[14]roturar, desmenuzar, pulverizar y compactar[15]Todas ellas se realizan con mucha frecuencia, trayendo como consecuencia afectaciones en la estructura del suelo debido a la pérdida de materia orgánica, a la compactación producida por la maquinaria agrícola y a los cultivo en estaciones húmedas o a la dispersión de los materiales en el subsuelo.

Con la labranza se afecta la fertilidad debido a que mezcla el horizonte superficial donde se encuentran los nutrientes con la capas más profundas que son menos fértiles y de este modo se forman los llamados pisos de arados, lo que evita la infiltración de agua debilitándose sus defensas naturales y provocando la erosión. Sin embargo, resulta inevitable que el hombre destruya la protección natural de los terrenos para sembrar en ellos las plantas que sean para su provecho. Para conservar la estructura de los suelos debemos limitar las intervenciones mecánicas en ellos al mínimo posible, aunque existen algunas operaciones relacionadas a la cultivación que no se pueden evitar, tales como la siembra, operaciones de cultivación, fertilización, control de plagas y cosecha. Inevitablemente estas operaciones llevan a la compactación del suelo. Los operadores de maquinaria deben tomar conciencia de esta situación, pues a través del tráfico controlado, deben ser seleccionados los equipos apropiados como tractores de oruga de hule[16]llantas blandas de baja presión[17]También contribuye a minimizar efectos negativos sobre el suelo la selección del tiempo apropiado para entrar al campo, evitando suelos excesivamente húmedos[18]

Fenómenos Naturales: Procesos de carácter natural como la sequía y los huracanes han ido en incremento en los últimos años e inciden en el deterioro de los suelos, ocasionando serias afectaciones.

Por la variedad que muestran, se les ha dedicado más atención a unos que a otros. Al tomar en cuenta la naturaleza de su formación, ha sido posible decidir qué cultivo resulta aconsejable plantar en una determinada época del año, constituyendo una estrategia a seguir por los trabajadores del sector agropecuario. Por ejemplo, existen suelos que sirven para el cultivo del tabaco por ser altamente productivo, sin embargo no lo es económicamente para plantaciones de caña, arroz, yuca, plátano, etc. De ahí la importancia que juegan los ordenamientos territoriales al permitir establecer una organización de los distintos tipos de suelos, a partir de la clasificación agroquímica y los modos de aplicación de fertilizantes a emplear, los posibles riegos, atendiendo el tipo de cultivo de que se trate.

Todo esto a su vez nos permite realizar proyectos de investigación destinados a buscar soluciones más efectivas para darle un mejor uso a los suelos, considerando la pendiente, los riesgos de erosión, la capacidad de retención de humedad, la estructura del suelo, el drenaje, la fertilidad, la alcalinidad o salinidad, la profundidad de la capa arable, la rocosidad o pedregosidad, la inundabilidad y otros elementos que caractericen a los mismos.

 

 

Autor:

Yailín Forteza Seguí

Estudiante De 5to de la carrera de Derecho. Universidad de Pinar del Río .Cuba.

Parte del contenido de su tèsis de Diploma en opción al título de licenciatura en Derecho.

Tutor:

Dr. Jacinto Cires López

Profesor Titular de la Universidad de Pinar del Rio.Cuba.

[1] Febles J.M. Estrategias agroecológicas para la conservación de suelos. Programa de maestría. Universidad Agraria de la Habana “Fructuoso Rodríguez Pérez” 1999

[2] Febles J.M. Estrategias agroecológicas para la conservación de suelos. Programa de maestría. Universidad Agraria de la Habana “Fructuoso Rodríguez Pérez” 19p

[3] Febles J.M. Estrategias agroecológicas para la conservación de suelos. Programa de maestría. Universidad Agraria de la Habana “Fructuoso Rodríguez Pérez”

[4] Febles J.M. Estrategias agroecológicas para la conservación de suelos. Programa de maestría. Universidad Agraria de la Habana “Fructuoso Rodríguez Pérez”

[5] (Kayombo y Lal, 1994).

[6] Zonificar consiste estudiar en que lugar es mejor plantar un cultivo debido a las exigencias del mismo.

[7] Febles J.M. y Duran J.L. Manual de Erosión y Conservación del suelo. Instituto Superior Agropecuario de la Habana “Fructuoso Rodríguez Pérez” 1988

[8]

[9] Martín Mateo, Ramón: ob. cit. P.199.

[10] Ibídem, p. 200.

[11] Domenech, Xavier. Química ambiental. El impacto ambiental de los residuos. Madrid: Ediciones Miraguano, 1993. Obra divulgativa sobre los residuos en el agua, suelo y atmósfera.

[12] Mickey,KarlB.: El Hombre y el Suelo, una breve introducción al estudio de la conservación del suelos, Internacional Harvester Company, Buenos Aires, 1946.

[13]

[14] Mezclar, nos permite incorporar de forma homogénea todos los materiales de suelo hasta una profundidad determinada se puede utilizar para facilitar descomposición de rastrojos en zonas de clima templado, la profundidad es poca alrededor de 2 cm.

[15] Pulverizar, consiste en desmenuzar terrones y grumos más grandes para formar un horizonte de gránulos finos del tamaño de la semilla; De esta forma tiene sentido solamente en una capa superficial muy delgada. No debemos justificar por ningún motivo la pulverización de horizontes profundos, como se hace con el rotavator o la grada de discos. Compactar se hace necesario después de realizar una labranza profunda realizada poco tiempo antes de la siembra, la realizamos para garantizar el contacto capilar al agua subterránea.

[16]

[17]

[18] Larson, W.E., A. Eynard, A. Hadas and J. Lipiec (1994): Control and Avoidance of Soil Compaction in Practice;

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