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Capítulo del libro "La psiquiatría española en la transición"

Partes: 1, 2, 3

    1. El psicoanálisis en Argentina, ¿un fenómeno de masas?
    2. El psicoanálisis argentino y la Salud Mental Pública
    3. El psicoanálisis como ficción
    4. El encuentro con el psicoanálisis español
    5. ¿Por qué fracasa el psicoanálisis en España?
    6. ¿Es el psicoanálisis un chiste judío?
    7. La psicología en la cultura española
    8. El psicoanálisis antes de la guerra civil
    9. El psicoanálisis en la pos guerra
    10. Las relaciones del psicoanálisis español y el argentino
    11. El psicoanálisis como contracultura
    12. La llegada de los psico – argentinos
    13. Los lacanianos: París – Buenos Aires – Barcelona – Madrid, un largo viaje
    14. Masotta en Barcelona
    15. Lacanianos en Madrid. Lacanianos en España
    16. Psicoanalistas argentinos en la sociedad española
    17. Otras experiencias
    18. La ayuda psicológica a los refugiados
    19. La psicología social
    20. El análisis en grupo y la multiplicación psicoanalítica
    21. La EPNA: el psicoanálisis y su enseñanza
    22. Argentinos en Catalunya
    23. A manera de conclusión
    24. Bibliografía

    Compilado por la Sociedad Europea de Historia y Filosofía de la Psiquiatría. Extra Ediciones, Madrid, 2.001

    Dedicatoria: Al Dr. Valentín Barenblit, que tanto ha contribuido a la Salud Mental en España y a la inserción de los profesionales argentinos.

    Es de todo punto de vista imposible hablar de la presencia masiva de psicoanalistas argentinos en el campo de la Salud Mental española ignorando las causas que originaron esta migración.

    En noviembre de 1975, luego de una prolongada enfermedad, fallecía Francisco Franco, el Generalísimo; dejando vacante un lugar que había ocupado en exclusiva durante más de treinta y cinco años, espacio en el que se desarrollaría la transición hacia la democracia española.

    En ese momento, la Argentina se encontraba en una crisis económica que significaría el comienzo del fin de un cierto bienestar que había sostenido unas amplias capas medias con elevada capacidad de consumo, tanto de objetos de bienestar, como de servicios y producciones culturales. Simultáneamente se agudizaban los conflictos políticos con la creación de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) que, desde el mismo aparato del estado, asesinaba a militantes de la Juventud Peronista, y amenazaba a artistas e intelectuales de izquierda forzándolos al exilio.

    El 24 de marzo de 1976 tenía lugar un golpe de estado, avalado por el FMI, que requería de un gobierno represivo para poder aplicar sus políticas económicas sin oposición política ni gremial.

    Este golpe se diferenciaba de los que se habían reiterado desde 1930 en su objetivo criminal que se proponía subsanar los errores de los anteriores exterminando, por la muerte o por el terror, a la izquierda argentina en su conjunto.

    A los sobrevivientes sólo les quedaba la alternativa del exilio, interior o exterior. Se produjo así la emigración de un gran número de personas para salvar sus vidas o las de sus hijos, o para escapar de un clima de terror que se hacía insoportable.

    Muchos de estos exiliados eran psicoanalistas, uno de los grupos profesionales más afectados por la persecución política; la mayor parte de ellos eligió España como país de destino.

    Algunos regresaban así a su país de origen, país que sus familias habían abandonado escapando de la guerra o, más frecuentemente, del triunfo franquista o del hambre; completaban así un extraño viaje de ida y vuelta, un doble cruce del Atlántico forzado por la persecución de regímenes fascistas.

    Otros, originarios de otros países (muchos de ellos judíos procedentes de Europa central y oriental), se dirigían al encuentro con una cultura que les era desconocida, pero con la que tenían en común la lengua, herramienta fundamental del trabajo analítico.

    Algunos ya tenían contacto con grupos de psicoanalistas locales, con los que habían compartido congresos, encuentros o grupos de estudio; otros iban a su encuentro con un medio psicoanalítico desconocido.

    Todos ellos, sin constituir un conjunto homogéneo, tenían algo en común: dejaban un país en que el psicoanálisis constituía la teoría dominante (aunque no necesariamente mayoritaria) en el campo de la salud mental, por otro en que el psicoanálisis se había desarrollado en las catacumbas de un régimen al que no le era simpático.

    Casi todos huían de un país que se sumergía en el terrorismo de estado y se dirigían hacia otro en que se anunciaba el inicio de un tránsito hacia las libertades democráticas.

     

    Partes: 1, 2, 3
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