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La Tercera Ola. El esquema oculto (página 2)

Enviado por Juan cabrera ruiz


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Si bien la civilización de la segunda ola hizo mucho por mejorar las condiciones de vida de nuestros padres, también provocó violentas consecuencias externas, imprevistos efectos secundarios. Figuraba entre ellos el desenfrenado y quizás irreparable daño causado a la frágil biosfera. Debido a su indusreal tendencia contra la Naturaleza, debido a su población en constante aumento, a su tecnología feroz y a su incesante necesidad de expansión. Nunca hasta ahora había creado ninguna civilización los medios para destruir, literalmente, no una ciudad, sino un planeta. especies enteras desaparecieron de la Tierra, como resultado de la avaricia o la inadvertencia humanas, jamás las minas llenaron tan salvajemente de cicatrices la superficie de la Tierra, jamás los aerosoles mermaron la capa de ozono ni la termopolución amenazó el clima del Planeta. Similar, pero más compleja aún, es la cuestión del imperialismo. El sometimiento a esclavitud de los indios para trabajar en las minas de América del Sur, la introducción del sistema de plantaciones en grandes partes de África y Asia, la deliberada extorsión de las economías coloniales para acomodarlas a las necesidades de las naciones industriales, todo ello dejó una estela de sufrimiento, hambre, enfermedad y desculturización. Detesto el modo en que el industrialismo aplastó a la primera ola y a los pueblos primitivos. No puedo olvidar la forma en que masificó la guerra, e invento la concentración y liberó el átomo para incinerar Hiroshima. Me avergüenzo de su arrogancia cultural y de sus depravaciones contra el resto del mundo. Me repugna el desperdicio de energía, imaginación y espíritu humanos de nuestros habitantes.

Pero el odio irrazonado hacia la propia época y los propios contemporáneos no constituye la mejor base para la creación del futuro. fue el industrialismo una pesadilla.

Estos hechos no significan el fin de la sociedad ni el fin de la energía. Pero sí significan que todo futuro avance tecnológico se verá condicionado por nuevas limitaciones ambientales. Y las naciones de alta tecnología habrán de volverse hacia dentro en busca de nuevos sustitutivos y recursos, comprándose unas a otras y disminuyendo gradualmente sus lazos económicos con los Estados no industriales, o habrán de comprar a los países no industriales, pero en condiciones comerciales totalmente nuevas. En cualquiera de ambos casos, los costos se elevarán sustancialmente, y la base entera de los recursos de la civilización se transformará junto con su base energética. La civilización de la segunda ola ha creado una epidemia de crisis de personalidad, algunos obran de manera consecuente con su insatisfacción. Abandonan, se dedican a granjeros o vagabundos, buscan nuevos estilos de vida, retornan a los estudios o, simplemente, se persiguen a sí mismos más y más rápidamente en torno a un círculo cada vez más reducido y, finalmente, estallan bajo la presión. Captamos el hecho esencial de nuestra generación que el industrialismo se está extinguiendo Gradualmente y podemos empezar a buscar entre los signos del cambio lo que es verdaderamente nuevo, entonces si queremos conservar un sentido de nosotros mismos y la capacidad de conducir nuestras propias vidas por entre las cada vez más intensas crisis que se avecinan, debemos poder reconocer y crear innovaciones de la tercera ola.

 

 

Autor:

Juan Abelino Cabrera Ruiz

 

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