Técnicas Argumentativas en el Discurso Político Boliviano (página 2)
Enviado por Juan Marcelo Columba Fernández
CAPÍTULO I: EL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
El proceso de producción y recepción de mensajes no puede entenderse sino inmerso en un contexto socio-cultural en el cual cada una de las personas que formamos parte de él, interactuamos y nos relacionamos continuamente y con diferentes propósitos.
Esta interacción en el seno de una determinada sociedad, se realizará a través de formas de lenguaje particulares entre la que se encuentra, como una de las principales, el discurso: Un producto significativo complejo de realización oral y naturaleza lingüística, utilizado por los seres humanos para relacionarnos en sociedad.
Es en este tipo de formas y a través de ellas que los hombres y las sociedades se identifican a sí mismos y al mundo que les rodea en cada momento de su historia, desde su inicio hasta el momento de su desaparición.
De esta manera, los discursos inmersos en una dinámica social, erigirán significados y plantearán la confección de visiones del mundo: mantendrán o modificarán, según las necesidades sociales, las nociones sobre la realidad que son confeccionadas a través de las ideas esbozadas por estos conjuntos significativos coherentes.
La producción de diversas visiones del mundo implica, a su vez, el enfrentamiento de las mismas a manera de una continua contienda discursiva, donde las visiones del mundo que reflejen de una manera más apropiada la realidad de una sociedad en un momento determinado de su historia, tendrán mayores opciones de imponerse sobre las demás.
Resulta entonces que la eficacia adquirida por los discursos que reflejan diferentes visiones del mundo depende, en cierta manera, de la forma en que estos están adecuadamente constituidos en su argumentación. De esta manera, los discursos pueden circular y ser aceptados por los individuos de una sociedad, modificando eventualmente su accionar, solamente si han convencido y persuadido a su auditorio sobre las propuestas de visiones del mundo instituidas mediante su argumentación.
Consecuentemente, el discurso utilizando un conjunto de estrategias argumentativas que busquen adhesión de la sociedad a las ideas que proyecta, repercutirá de manera directa, pero no exclusiva, en la aceptación o rechazo de las nociones de realidad planteadas, de manera que éstas puedan constituirse en la base del razonamiento que eventualmente dirigirá el rumbo de las acciones que las sociedades contemporáneas y sus miembros emprendan.
Es precisamente en este punto, donde la política ejerce un rol fundamental en la historia de las sociedades, en la medida en que ella interviene en la definición de los destinos de los pueblos y naciones, a través de esta importante manifestación simbólica.
- FORMULACIÓN DEL PROBLEMA
Las interrogantes que pueden surgir sobre el uso del lenguaje en su contexto social, y más específicamente sobre la argumentación dentro del discurso en el ámbito político, son variadas y diversas dada la naturaleza del lenguaje que permeabiliza e impregna cada una de las actividades humanas.
En este entendido, el presente estudio considera la enunciación de preguntas de investigación sobre la argumentación discursiva en un plano que concierne, precisamente, a la utilización del lenguaje en nuestras sociedades.
Así, considerándola como una guía orientadora hacia las respuestas e información que se buscan con la investigación (Hernández, 2003: 46 y 48), se formula la pregunta de investigación en los siguientes términos:
- ¿Cuales son las características fundamentales de las técnicas argumentativas que destacan los mensajes presidenciales de marzo de 2005 relacionados con la primera renuncia del entonces Jefe de Estado?
- Describir las principales características de las técnicas argumentativas que destacan los mensajes presidenciales de Marzo de 2005 relacionados con la presentación de la primera renuncia al cargo de Presidente de la nación.
- Analizar las principales perspectivas teóricas relacionadas con el análisis del discurso.
- Examinar las aproximaciones conceptuales a la argumentación discursiva.
- Analizar los elementos teóricos que caracterizan al Discurso Político.
- Examinar las características fundamentales de las técnicas argumentativas en el Discurso.
- Esbozar un panorama social y político sobre los acontecimientos más relevantes suscitados en Bolivia durante los primeros meses de 2005, en relación con la presentación de los discursos de la renuncia presidencial.
- Identificar, clasificar y describir el uso de las técnicas argumentativas que destacan los mensajes presidenciales de marzo de 2005 relacionados con la primera renuncia del Jefe de Estado.
- JUSTIFICACIÓN
La importancia académica que la presente investigación alcanza, se expone con mayor amplitud en los ámbitos Teórico-Metodológico y Social-Práctico presentados a continuación.
- RELEVANCIA TEÓRICO-METODOLÓGICA
La importancia teórica que reviste la realización de estudios sobre la Argumentación Discursiva, radica en el hecho de que el desarrollo y actualización de estas investigaciones, propician y dinamizan el enriquecimiento científico en este campo de conocimiento tan fructífero en las ciencias humanas y sociales. Este desarrollo académico se hace muy necesario en un campo que, a pesar de su fertilidad, ha tenido tan pocos resultados en nuestro medio: baste mencionar, como ejemplo, que una revisión reciente del registro de tesis en la Facultad de Humanidades de la UMSA presenta tres investigaciones de tesis de licenciatura que tocan temas relacionados con el discurso y, solamente una de ellas (Angola, 2001), está directamente relacionada con el estudio del discurso persuasivo-argumentativo.
El registro de un número reducido de investigaciones de este tipo (si bien éstas puedan no ser las únicas realizadas en torno a la temática consultada) se considera como un indicador del estado germinal de los estudios sobre el discurso en el contexto local; entonces, la necesidad teórica de realizar nuevos tratamientos académicos para comprender con mayor profundidad el fenómeno discursivo en la sociedad, se hace patente.
A este tenor, la producción de nuevos conocimientos en el campo del análisis argumentativo, permitirá ampliar, perfeccionar y profundizar los estudios existentes, de manera que este esfuerzo pueda constituirse en una respuesta teórica que aporte a la investigación del discurso y los fenómenos argumentativos en el contexto inmediato de nuestro quehacer académico.
Igualmente significativa, es la incursión que el presente estudio hace en las técnicas de investigación de tipo no-cuantitativo que plantean las características propias de nuestro objeto de estudio; esto se realiza desde una perspectiva metodológica cercana a lo que autores como Hernández S. et al. (2003), denominan enfoque cualitativo.
De esta manera, la aplicación de la presente propuesta metodológica a la realidad circundante —a través de la aplicación, adecuación y complementación de técnicas propias del análisis de la argumentación en el discurso— permite encarar los estudios lingüísticos y de las ciencias del lenguaje desde una perspectiva diferente que plantea dar nuevas respuestas al estudio de los fenómenos discursivos en nuestro medio.
Por lo anteriormente mencionado, la presente investigación y su tema de estudio pueden considerarse planteados en función a un criterio de originalidad, entendiendo la misma como el carácter de novedad de un trabajo. A este respecto, Hernández (2003) retoma los criterios expresados por Dankhe (1986) sobre ideas de investigación "novedosas"; así una idea de investigación es novedosa cuando permite "actualizar o adaptar planteamientos derivados de investigaciones efectuadas en contextos diferentes, o a través de nuevos caminos." (Hernández 2003: 35).
Entonces, al momento de pensar en la originalidad o novedad del presente estudio, se puede considerar la adecuación, complementación y aplicación de los métodos del análisis de la argumentación en el discurso (vale decir, del análisis argumentativo) que permiten encarar el estudio de este hecho del lenguaje de una manera alternativa en nuestro medio, donde el análisis del discurso tiene un desarrollo que necesita de mayores aportes teóricos y metodológicos.
- RELEVANCIA SOCIAL-PRÁCTICA
La importancia que implica el estudio de la Argumentación Discursiva, debe repercutir en la sociedad y su realidad inmediata, enmarcándose al menos, en una dimensión práctica y operativa.
Así, el conocimiento de la realidad y los fenómenos sociales desarrollados en su seno, conlleva ineludiblemente la necesidad de cambio y transformación para una mejora constante y dinámica de la misma, a través de la utilización del conocimiento académico-científico que se plasma y concreta en innovaciones prácticas de las diferentes áreas del conocimiento humano.
Estas innovaciones surgidas en el ámbito de las ciencias sociales y humanísticas, deberán desarrollarse esencialmente, como recursos e instrumentos aplicados de manera particular y con prioridad, en el campo educativo correspondiente.
En este punto cabe recordar que, si bien las investigaciones en ciencias sociales y humanidades se conciben como actividades científicas cuyos resultados son conocimientos culturales y apreciaciones que permiten comprender las expresiones humanas (Manual de Frascati citado por Lozada 2004: 13), éstas se pueden relacionar con la investigación educativa con temas que "mejoren las condiciones de la enseñanza y orienten el proceso educativo" (Lozada 2004: 30).
Las innovaciones propiciadas a partir del estudio de la Argumentación Discursiva, son susceptibles de tener importante repercusión en la enseñanza de la expresión oral en la lengua franca de la región (el castellano), cuyos ámbitos de aplicación comprenden dilatados campos, que contemplan la comunicación interpersonal, la formación escolar, la formación académica de pre-grado y post-grado, e incluyen esferas de aplicación en la publicidad, la formación política y el derecho.
A manera de ejemplo, puede pensarse en la instrucción para la expresión oral en castellano orientada al debate de ideas en el ámbito universitario; la mencionada instrucción, que contemplaría la producción de material educativo para la asimilación de las características fundamentales de mecanismos verbales (sean aquellos planteados en la presente investigación u otros varios) y su puesta en practica en sesiones de debate, ayudaría a los estudiantes a expresar sus ideas con la claridad y fuerza necesaria para encontrar consensos en los problemas planteados al interior de su institución o la sociedad.
Finalmente, se debe insistir en que las mencionadas innovaciones no podrían realizarse si éstas no contemplaran, en una primera etapa, investigaciones que apunten a consolidar un sustento teórico suficientemente fundamentado que pueda ser, en una segunda etapa, difundido entre la comunidad académica para que esos conocimientos producidos puedan utilizarse en diferentes aplicaciones educativas según las necesidades del contexto social en el cual se desarrollen.
- HIPÓTESIS
La formulación de una hipótesis, tradicionalmente, se concibe como la explicación tentativa del fenómeno investigado (Hernández et al. 2003: 140); esta proposición, que constituye una respuesta tentativa a las interrogantes formuladas para el estudio del problema de investigación, debe enmarcarse en el planteamiento de tipo descriptivo del presente estudio.
Así, el estudio emprendido en las siguientes páginas presenta la formulación de una hipótesis de investigación descriptiva, entendida como una afirmación general a manera de guía de investigación (Ibíd.: 149 y 167) .
En este sentido, la hipótesis de investigación del presente estudio puede formularse en la presente aserción:
Los mensajes presidenciales del ex-presidente boliviano Carlos Diego Mesa Gisbert relacionados con la renuncia al cargo durante el mes de marzo de 2005, destacan técnicas argumentativas caracterizadas fundamentalmente por el uso del lenguaje que manifiesta tentativas de persuasión sobre las ideas expresadas en el discurso.
Por otra parte, si intentamos "didácticamente" concebir la formulación previa en términos de la tradición cuantitativa, se la puede plantear como una proposición tentativa sobre las variables, entendidas estas últimas como propiedades que tienen variaciones que pueden observarse (Ibíd.: 142 y 144); podemos pensar así, en las técnicas argumentativas como propiedades del discurso que pueden variar en su aparición y cuya variación es susceptible de observarse.
Sin embargo, el uso del vocablo "variables" se considera ligado a los estudios de tipo cuantitativo. Es conveniente hablar, entonces, de "términos" o "conceptos" de la hipótesis descriptiva formulada para el estudio del fenómeno discursivo planteado en la presente investigación, así como también es necesario realizar la definición de los mismos (Ibíd.: 169 y 275).
Así, se definirá a las técnicas argumentativas como procedimientos u operaciones verbales utilizadas para favorecer la adhesión de un auditorio a las ideas formuladas por el orador en su discurso.
El trabajo sobre estos elementos centrales en la investigación (observación, registro y análisis) se realizará considerando los datos, marcas u objetos verbales/escritos (indicadores) que revela el discurso. Estas marcas lingüísticas tangibles en una instancia concreta (marcas que comprenden la explicitación de categorías gramaticales como los nombres o pronombres; asimismo, comprenden enunciados que manifestarán designaciones nominales extensas o descripciones), son denominados por Amossy (2000: 41) "índices de alocución". En el estudio emprendido, estos índices manifiestan las Técnicas Argumentativas y permiten el estudio de sus características, de esta forma se puede plantear el trabajo de análisis argumentativo sobre las mismas. El capítulo correspondiente al Método ofrece mayores puntualizaciones sobre los índices de alocución o unidades de registro utilizadas para conocer las características argumentativas de las técnicas empleadas en el discurso.
CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO
- INTRODUCCIÓN AL ANÁLISIS ARGUMENTATIVO Y AL ESTUDIO DEL DISCURSO POLÍTICO
Son variados los tratamientos teóricos efectuados sobre un objeto de interés académico que ha concitado la atención de los estudiosos del lenguaje en los últimos años: el discurso. Así, la pretensión de aclarar algunos elementos relacionados con este hecho del lenguaje multifacético y complejo, se presenta como el fundamento para la realización del siguiente desarrollo teórico.
En este marco, iniciamos el estudio del objeto de nuestro interés con un esbozo que caracteriza al discurso, contemplando sus aspectos lingüísticos, su entorno situacional y su significación; esta mirada permite operacionalizar una definición que, si bien no pretende ser categórica, al menos plantea el desafío de una consideración más amplia, en relación con los aportes teóricos hechos por pensadores contemporáneos inmersos en el ámbito del estudio discursivo.
Siguiendo esta línea, el tema tratado en la segunda sección, ofrece un sucinto panorama contemporáneo sobre las diferentes aproximaciones que han tomado parte en el estudio del uso del lenguaje y la manera en que se ha venido forjando el Análisis del Discurso. Este panorama se presenta a partir de una recapitulación de los tipos de Análisis del Discurso que han venido constituyendo la disciplina y cuyas perspectivas teóricas, brindan enriquecedores aportes para la comprensión de los fenómenos discursivos en la sociedad.
Por su parte, la tercera sección propone la descripción de las características generales del estudio de la argumentación discursiva, concebido como un tipo particular de Análisis del Discurso cuyo planteamiento contempla elementos retóricos, lógicos y pragmáticos para el estudio de los mecanismos verbales puestos en marcha para la ejecución de una labor persuasiva orientada a un auditorio. Asimismo, se presenta la dimensión comunicativa de este tipo de análisis, proyectando una caracterización del sujeto destinatario de los mensajes; se permite vislumbrar las características y el papel de un tipo particular de receptor en el análisis discursivo-argumentativo: el auditorio.
Cerrando la primera parte del marco teórico, y circunscribiéndose en el terreno de la eficacia de la palabra, se aborda el estudio del discurso político, poniendo en relieve las particularidades de esta forma del lenguaje cuya acción y repercusión entre los miembros de nuestras sociedades, hace necesaria una revisión académica sobre el particular.
La reflexión desarrollada está orientada a comprender, de una forma más adecuada, los hechos del lenguaje presentes en nuestra abigarrada sociedad, desde una perspectiva de análisis alternativa.
- LA NATURALEZA DEL DISCURSO
A pesar del apasionamiento y la casi congénita desorganización con la cual se aborda teóricamente el tema del discurso, se debe rescatar el enérgico interés presente al momento de tocar esta temática.
Es evidente que circulan en nuestra sociedad, ideas sobre el discurso desde diversas perspectivas y ajustados propósitos académicos que, más que permitir el avance progresivo en el estudio de este hecho del lenguaje, lo entorpecen apuntando hacia direcciones, muchas veces, diferentes.
Queda entonces, como una labor ineludible para los investigadores sociales, la búsqueda de una definición operativa que permita introducirnos al estudio del discurso y, si bien ésta parece una tarea ardua, compleja y constante, a su vez, se hace muy necesaria entre quienes ven en este estudio, una condición indispensable para la comprensión de los fenómenos comunicativos en la sociedad.
El presente análisis intenta recuperar elementos teóricos que permitan elucidar las principales características del discurso. Los aportes conceptuales de los pensadores contemporáneos, componen la base sobre la cual se especificarán elementos útiles para el análisis de los fenómenos comunicativos presentes en la sociedad y la realidad local. El planteamiento desarrollado a continuación, describe algunas relaciones del discurso con elementos lingüísticos, situacionales y semánticos que propicien una aproximación a sus características en estos ámbitos.
- RELACION CON EL CÓDIGO LINGÜÍSTICO
La incuestionable relación del discurso con la lengua, o código lingüístico, puede remontarse hasta las ideas matrices planteadas sobre el estudio contemporáneo del lenguaje.
Ferdinand de Saussure, reorganiza el estudio de los hechos del lenguaje a partir de una división metodológica, que presenta la existencia de una lingüística de la lengua y una lingüística del habla. Dichas "lingüísticas" no pueden concebirse sino en relación complementaria, sin embargo, Saussure opta esencialmente por el estudio de la primera considerando secundario el estudio del habla (Saussure, 1987: 59-62). Esta división, conlleva las consecuencias de considerar el estudio del sistema lingüístico sin su correlativa actualización en la comunicación: en términos saussurianos, la lengua, que es el objeto de estudio de la lingüística propiamente dicha, se definirá como un código estático y de naturaleza social, mientras que el habla existirá como la utilización de este código en la actividad enunciativa individual (Ducrot y Todorov, 1981).
En concordancia con los términos anteriormente descritos se puede pensar inicialmente desde la perspectiva del presente estudio, que el discurso, categoría que no se inscribe de manera cabal en la concepción ni los niveles de lengua planteados por los seguidores de la lingüística estructural de Saussure, se sitúa fuera de ella en el nivel del habla como un producto de la actividad lingüística.
Pero, ¿Cómo se puede pensar este producto lingüístico? Su producción estará íntimamente ligada tanto al código lingüístico, como a las situaciones de comunicación donde se manifiesta; podemos pensar en él como una forma que adopta el lenguaje a través de la actualización de la lengua en situación comunicativa. El discurso estará compuesto, entonces, necesariamente por elementos que conforman el código lingüístico, elementos que se actualizan en el discurso y serán susceptibles de considerarse como unidades de análisis.
Al respecto, Otero (en Chomsky 1987: 164, 166 y 173) define al discurso estructuralmente, como una secuencia de oraciones relacionadas, donde la oración es caracterizada como la frase más larga y la frase (en ocasiones identificada con el término sintagma) se concibe como una cadena de palabras que forma una unidad natural. Generalmente, se asigna a estas unidades un significado de tipo proposicional independiente de cualquier relación fuera del código.
Esta estructura lingüística del discurso (oraciones y frases unidas en secuencia), será explicada por la gramática del texto que se encargará de estudiar las regularidades sistemáticas que empíricamente se hayan emitido en el discurso; así el discurso puede diferenciarse definiéndose como una unidad observacional, es decir, una emisión discursiva; por su parte el texto se encontrará en un nivel más cercano a las estructuras abstractas (Van Dijk 1996a: 20 y ss.). Tanto texto como discurso, bajo la forma que asuman (sean diálogos, emisiones radiales, textos literarios, discursos políticos, etc.) serán considerados como un todo textual coherente y no simplemente una serie de frases o enunciados (Rosa 1978: 113).
Los elementos lingüísticos referidos (frases u oraciones) al momento de actualizarse en el discurso, formarán parte de un plano de realización opuesto a la lengua identificándose, entonces, con otra categoría apropiada para un análisis de constituyentes en el discurso: el enunciado.
Fuentes (2000: 92 y ss.), lo define como la unidad mínima de comunicación de un hablante en unas circunstancias enunciativas; dicha unidad constituye un solo acto del decir que gramaticalmente no necesariamente coincide con la oración (ni sus límites) pues el enunciado está delimitado principalmente por entonaciones y pausas. Asimismo, el enunciado constituirá unidades mayores ya que el párrafo es caracterizado como un conjunto de enunciados y la secuencia, como un conjunto de párrafos, ambas unidades delimitadas también por su contenido semántico.
Esta continuidad verbal de tamaño variable (el enunciado), al situarse en el plano de la actualización del código lingüístico, deberá considerarse como un producto discursivo: un objeto concreto escrito u oral (Charaudeau y Maingueneau 2002: 221; Van Dijk 1996b: 79).
Por lo anteriormente mencionado, puede concebirse operativamente al enunciado, desde la perspectiva de la presente investigación, como un producto observacional del código (un objeto escrito u oral) constitutivo del discurso que actualiza, principalmente, sintagmas y oraciones lingüísticas. La variabilidad de sus límites coincidirá, no necesariamente con las unidades lingüísticas, sino con la expresión de una unidad comunicativa (donde un emisor transmite a un receptor un sentido o una idea completa); consecuentemente, el discurso estará integrado por enunciados y otras unidades observacionales mayores (párrafos y secuencias).
Esta manera de abordaje conceptual que considera al código lingüístico como propiciador de enunciados y, por tanto, del discurso, debe considerar también otras relaciones con la situación comunicativa (tal como se discurre en el apartado siguiente) ya que el discurso tiende a considerarse, generalmente, como un texto en contexto (Adam citado por Charaudeau y Maingueneau 2002: 186).
La relación que existe entre el discurso y la lengua puede considerarse integral, únicamente si se considera también conceptos como el de enunciación, situación de discurso y significación. La contribución de Ducrot 1981, es fundamental para entender las dos primeras concepciones.
La enunciación es concebida por el autor, como el proceso de producción lingüística donde los elementos del código de la lengua complementan su sentido en función a factores que varían según las diferentes situaciones en las que se realiza el proceso.
Asimismo, cuando el autor nos remite a un plano de la enunciación lo define como un acercamiento al fenómeno del lenguaje, que se interesa por las relaciones entre los protagonistas del discurso: locutor, receptor y referente. Este plano también toma en cuenta aspectos tales como la descripción de la enunciación, la situación espacio-temporal y la actitud del locutor hacia el discurso o hacia el referente.
En lo referente a la situación de discurso, ésta se define como el conjunto de circunstancias donde se realiza un acto de enunciación. Su conocimiento se hace necesario para determinar los referentes, elegir una interpretación ante la ambigüedad, determinar sus componentes pragmáticos finales y la normalidad de la emisión en determinadas situaciones.
Podemos afirmar, bajo las anteriores consideraciones, que todo discurso adquiere un carácter socio-cultural que necesita interpretarse no solamente en función de sus características lingüísticas, sino también a partir de las relaciones con su entorno inmediato de producción. Entendiéndolo de esta manera, la Escuela Francesa de Análisis del Discurso, concibe al objeto de su estudio como la huella de un acto de comunicación determinado socio-históricamente (Charaudeau y Maingueneau, 2002).
Así, se puede pensar en el ejemplo concreto del análisis retórico sobre el llamado discurso político, donde se enfatiza la eficacia de este discurso a partir de sus repercusiones en un entorno social y en un momento de la historia determinado donde deben tomar decisiones sobre aspectos que hacen a su relación con el Estado. En este caso se manifiesta la cercanía de este producto lingüístico a uno de los protagonistas participantes de la enunciación, el receptor; a quien se debe convencer a través de los planteamientos que se expresan en este tipo de discurso.
De la misma manera, en lo referente a la tercera concepción a tratar, y ante la confrontación de un aspecto especialmente complejo como la significación, Prieto (citado por Rosa 1978) atribuye al enunciado esta propiedad, que implica la participación del contexto lingüístico, contexto situacional y los interlocutores para producir un resultado semántico basado en esta interacción. Asimismo, el autor sugiere que los estudios que conforman una lingüística del discurso entienden a la significación inevitablemente conexa al acto del discurso y al habla.
Consecuentemente, el discurso producirá significaciones que derivan de la constante interacción de elementos lingüísticos materializados, la situación discursiva y sus protagonistas. De esta manera, se evidencia la necesidad de relacionar los elementos del código lingüístico presentes en el discurso, los protagonistas del mismo y la situación del discurso para acceder a una complementación mutua del sentido global (coherente y relativamente autónomo) que admite esta forma del lenguaje.
- ELEMENTOS SITUACIONALES Y SIGNIFICACIÓN
- LA LINGÜÍSTICA DEL DISCURSO
Ante la creciente proliferación del término discurso, entendida como un síntoma de un cambio en la manera de concebir el lenguaje, Maingueneau (citado por Amossy, 2000: 15) define la Lingüística del Discurso como un conjunto de investigaciones que se acercan al lenguaje poniendo en primer plano la actividad del sujeto hablante, la dinámica enunciativa y la relación a un contexto social.
Según Charaudeau y Maingueneau (2002: 187 y ss), el mencionado cambio resulta de la repercusión de algunas ideas centrales que ha venido planteando la pragmática. Dichas ideas que pueden resumirse de la siguiente manera:
- El discurso moviliza estructuras de mayor extensión y de un orden diferente al de la frase.
- El discurso está orientado en función de una intención del emisor.
- El discurso es una forma de acción ya que toda enunciación es un acto que intenta modificar una situación particular.
- El discurso es interactivo, supone la presencia de un receptor en función de quien se construye un discurso.
- El discurso está contextualizado pues se asigna sentido a los enunciados en base a la relación que establecen con un escenario o contexto.
- El discurso está regido por normas ya que los actos del lenguaje implican reglas sociales particulares.
- El discurso se concibe en una relación interdiscursiva, que establece ciertos nexos entre los discursos existentes en un momento histórico determinado.
Los aportes teóricos que se han realizado sobre el uso del lenguaje en su contexto social, permiten tener una idea más clara del objeto de estudio que, esta vez, se plantea en un espacio que permita pensar la lingüística de otra manera y permitir su interacción con nuevos planteamientos en un plano más cercano al uso de los signos, sin que esto implique olvidarnos del sistema lingüístico en el que se fundan.
Al haber planteado, al menos panorámicamente, las relaciones que establece el discurso con elementos lingüísticos, situacionales y significativos, la propuesta de una definición operacional que nos permita trabajar sobre el mencionado fenómeno, no puede menos que incorporar estos aspectos en su formulación.
El código lingüístico es el sustento estructural del discurso, su actualización en una situación real implicará su ubicación en un contexto material, social y cultural que brindará elementos adicionales a este reflejo de la construcción lingüística. La interrelación con estos elementos producirá repercusiones en la significación del discurso.
Las reflexiones desarrolladas a lo largo del presente planteamiento, permiten concebir al discurso, desde la perspectiva del presente estudio, como aquel todo coherente de enunciados lingüísticos que, actualizado en la situación de discurso, adquiere significados basados en las múltiples relaciones que (intra y extra-discursivamente) concurren al acto de su enunciación en el interior de una sociedad.
Esta manera de aproximación al discurso, reviste una importancia fundamental ya que permite destacar y analizar aspectos que anteriormente se habían descuidado o considerado como secundarios e irrelevantes al estudio del sistema lingüístico.
Así, el estudio contemporáneo del lenguaje exige que se considere su uso en su contexto social, como una manera enriquecedora de entender a este fenómeno multifacético.
- ANTECEDENTES Y TIPOS DE ANÁLISIS DEL DISCURSO
Para los estudiosos del lenguaje, el Análisis del Discurso (AD) ha venido adquiriendo una importancia capital al momento de constituirse en un campo fructífero para el estudio interdisciplinario de los fenómenos del discurso. Así, disciplinas como la lingüística, la sociología y la psicología, entre otras, ha reclamado para sí este objeto de estudio que ha ocasionado, muchas veces, una reformulación de temas capitales al interior de estas disciplinas.
Es en este entendido que, autoras como Suaznábar (citada por Alarcón 1998: 15-22) y Martinez (2001: 11), expresan la necesidad de enfocar el estudio del discurso desde distintas perspectivas que puedan entenderlo ya sea como un encadenamiento de oraciones, como un producto semántico de los hablantes o como otras formas más específicas circunscritas al estudio de diferentes disciplinas. Esta aproximación o tratamiento interdisciplinario, según las autoras, se evidencia al momento de estudiar el uso del lenguaje que ejercen los interlocutores en su espacio social: en los contextos de emisión y recepción diferenciados.
Ciertamente, existe un alto grado de credibilidad en el criterio anteriormente expresado ya que, al tratarse de un fenómeno que sobrepasa los límites tradicionales de estudio de las disciplinas con él relacionadas, se necesita del apoyo conjunto de las mismas, pues los fenómenos sociales no pueden concebirse aislados de la influencia de las múltiples variables que los constituyen en la realidad cotidiana.
De esta manera, revisaremos a continuación algunas propuestas teóricas que permitirán entender el amplio campo que abarca el AD dentro de las ciencias sociales y humanísticas contemporáneas.
- EL ANALISIS DEL DISCURSO Y LOS ESTUDIOS SOBRE EL DISCURSO
El tratamiento que se ha dado al discurso en los últimos años permite, a autores como Charaudeau y Maingueneau, definir al AD como una "discipline relativement récente" (2002: 41) cuyas definiciones son amplias cuando se lo considera equivalente a los estudios del discurso; asimismo, estas definiciones pueden ser restrictivas cuando se distingue al AD desde las disciplinas que toman el discurso por objeto.
El surgimiento de ésta disciplina, según los autores, resulta de la convergencia de corrientes recientes y otras antiguas renovadas (e.g. la retórica) dentro del estudio del lenguaje. Así, durante los años sesenta, se esbozan las corrientes que constituirán el actual campo del AD: la etnografía de la comunicación, el análisis de la conversación, la pragmática, la teoría de la enunciación y la lingüística textual. A estas corrientes se les suman aquellas reflexiones desarrolladas en otros dominios de las ciencias sociales y humanas como aquellas planteadas por Foucault (sobre la circunscripción socio histórica de los discursos) y Bajtín (sobre el carácter dialógico del lenguaje).
Sobre este punto, cabe reasaltar lo expresado por Verón (citado por Marafioti 2002: 92-94) cuando menciona que el concepto de Discurso apareció en los años setenta posibilitando, a través de esta idea, una ruptura conceptual con la lingüística de la lengua y la teoría generativa-transformacional. Esto debido al énfasis dado a la naturaleza social del lenguaje como práctica discursiva, haciendo que el concepto de discurso no fuera concebible en el plano del sistema lingüístico abstracto.
De esta manera, los análisis del discurso como un uso social del lenguaje, esto es, la actualización del sistema lingüístico o lengua en una situación concreta de comunicación, se encuentran albergados por el amplio paraguas del campo de estudio interdisciplinario que constituye el AD, que desde estas distintas corrientes y disciplinas, examina el discurso puesto en marcha en su contexto social.
- LOS POLOS FORMALISTA Y FUNCIONALISTA EN EL ANÁLISIS DEL DISCURSO
Desde una visión más cercana al estudio de la oralidad, Vinch y Zabala discuten sobre lo que ellos denominan "los diferentes enfoques" (2004: 45) del AD, cuya base, son los grandes paradigmas de la lingüística contemporánea.
Así, los autores indican que uno de los paradigmas fundamentales es el denominado formalista, que concibe al lenguaje como un fenómeno mental; es decir, como un sistema autónomo y homogéneo cuya gramática interna, en sus diferentes niveles, constituye el objeto de estudio de la lingüística. Este paradigma excluye aspectos sociales externos ya que éstos son ajenos al sistema y no interfieren en su organización interna; su perspectiva principal es la gramática generativa transformacional de Chomsky.
El otro paradigma es el denominado funcionalista, que se caracteriza por la prioridad que muestra sobre el estudio del habla como fenómeno social; de esta manera, los estudios bajo este paradigma enfatizan las funciones sociales que cumple el lenguaje y, si bien estas funciones son externas, hacen parte de su naturaleza e inciden en el sistema lingüístico que origina los hechos del lenguaje.
A este respecto, Martínez (2001), también coincide en señalar que la lingüística tuvo dos grandes momentos de desarrollo: el primero, ya referido, es el estructuralismo cuyos inicios se remontan a inicios del siglo veinte, mientras que el segundo gran momento, se caracteriza como el giro lingüístico de mediados del mismo siglo (hacia los años setenta) con la teoría de los actos de habla y sus condiciones de producción que estudia la pragmática.
Estos autores diferencian la manera en que se ha concebido el estudio del lenguaje en los últimos años. Estas visiones o maneras de encarar el estudio del lenguaje han desarrollado diversos trabajos sobre la lingüística y el discurso; esta variedad ha puesto de manifiesto la necesidad de establecer un criterio de clasificación que permita ubicarlos según las visiones dentro de las cuales han sido concebidos.
De esta forma, se retoma el planteamiento de Vinch y Zabala sobre los paradigmas formalista y funcionalista considerándolos como dos polos de un continuo que alberga diferentes tipos de AD que contemplan las siguientes características (2004: 45 y ss.):
Polo Formalista del AD | Polo Funcionalista del AD |
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Así planteado, el AD incluirá distintos tipos de estudios que se encontrarán más cercanos a cada uno de los polos, esto sin necesidad de que los trabajos realizados desde una u otra manera de encarar el discurso, excluyan la posibilidad de un análisis mixto que incluya tanto elementos característicos de estudios próximos al polo formalista, como aquellos cercanos al polo funcionalista.
- TIPOS DE ANÁLISIS DEL DISCURSO DE CORTE FUNCIONALISTA
Al acercarnos al polo funcionalista del AD se debe considerar, al menos brevemente, algunos de los tipos o variedades de AD; variedades significativas por la manera en que estas investigaciones se han acercado al estudio del uso del lenguaje en su contexto social.
Entre los tipos de AD, tenemos al Análisis de la Conversación cuya principal preocupación gravita sobre la interacción en el habla, los detalles referenciales y de sentido que proyecta esta interacción subordinada al contexto de su emisión (Wood y Kroger 2000). Este análisis se inscribe en la tradición anglosajona que concibe al discurso como una actividad interactiva (Charaudeau y Maingueneau 2002).
Por otra parte, tenemos al Análisis Crítico del Discurso que es una variedad del AD que pone en relieve el estudio de las relaciones entre lenguaje y poder. Según Wood y Kroger, este análisis enfoca problemas sociales y la mediación discursiva inherente a ellos, incorporando una perspectiva histórica y crítica. Este tipo de análisis intenta intervenir, a través del uso lingüístico, en la construcción social de la realidad para cambiar las relaciones de poder entre los grupos dominantes y dominados de la sociedad (Vinch y Zabala, 2004).
La pragmática, considerada como un tipo de AD, estudia los significados producidos por el uso del lenguaje a través de herramientas metodológicas como los actos de habla, las implicaturas conversacionales, la deíxis, los marcadores y los modalizadores (Wood y Kroger 2000).
Otro tipo de AD, entendido como un punto de vista específico sobre el discurso persuasivo, es la retórica (Antezana 1977), que llega hasta nuestros días como el estudio la elocutio o el discurso figurado. Esta aproximación ha tenido un afán clasificatorio que ha descuidado otros aspectos por demás importantes (e.g. el papel del ethos oratorio en el discurso retórico) que hacen al estudio emprendido por la retórica clásica y las teorías contemporáneas de la argumentación.
Finalmente, puede apuntarse una variedad del AD identificada bajo la denominación de Psicología Discursiva Social. Wood y Kroger (2000) atribuyen a esta versión de AD desarrollada en la psicología social, la reelaboración de conceptos de psicología cognitiva como la memoria, la percepción, etc., a partir de ideas del AD. Lo importante a destacar con esta aproximación al estudio de fenómenos discursivos, es que se la puede considerar como un tipo de AD surgido desde una disciplina humanística particular diferente a la lingüística o la semiología.
Dentro de las contribuciones teóricas realizadas al AD desde otras perspectivas funcionales, más ligadas a dominios como el de la historia de las ideas, es imprescindible citar la teoría del discurso trazada por M. Foucault. Esta es una teoría que permite al AD adoptar ciertas nociones desarrolladas por el pensador francés y aplicarlas a los estudios relacionados con el uso del lenguaje en su contexto social.
En este sentido, Charaudeau y Maingueneau (2002) nos acercan a las nociones de discurso, formación discursiva y práctica discursiva que plantea el filósofo francés. Dichas nociones son adoptadas y empleadas por la Escuela Francesa de AD de los años sesenta y setenta para el estudio de los fenómenos discursivos.
Charaudeau y Maingueneau indican que el pensador francés entiende al discurso como un conjunto de enunciados que pertenecen a una misma formación discursiva. Cabe mencionar sobre esta definición, que Foucault entiende a los enunciados de una manera más pragmática que lingüística: los enunciados se entienden como eventos enunciativos que irrumpen en la historia.
Así el filósofo francés menciona que lo que es el discurso se vincula estrechamente con "(…) su realidad material de cosa pronunciada o escrita (…)" (Foucault 1970: 2); de esta manera, se percibe la verdadera cercanía de las ideas del autor, a una manera de encarar el lenguaje desde su uso en un contexto social particular.
Asimismo, la noción de formación discursiva formulada por Foucault, originalmente es concebida por el pensador francés como un sistema de reglas alejado de la puesta en escena de un texto, entonces, alejado del marco del AD. Posteriormente, Charaudeau y Maingueneau atribuyen la introducción de la idea al AD a M. Pecheux. Este autor, desde una visión marxista, indica que toda formación social (resultado de la relación entre clases sociales) implica la existencia de formaciones ideológicas que incluyen posiciones que mantienen entre ellas relaciones de antagonismo o alianza. Así, estas formaciones ideológicas incluirán a su vez, una o más formaciones discursivas que determinan lo que puede y debe ser dicho desde una posición en una coyuntura específica.
De esta manera, la noción de formación discursiva para La Escuela Francesa de AD, designa a todo conjunto de enunciados socio-históricamente circunscritos que se pueden relacionar a una entidad enunciativa, e.g. el discurso comunista, el discurso de un gobierno, de una ciencia, etc.
En tercer lugar, Charaudeau y Maingueneau describen otro elemento utilizado por la Escuela Francesa del AD a partir del aporte de Foucault, es la denominada práctica discursiva. El término discurso esta muy cercano al de práctica discursiva ya que ambos hacen referencia al lenguaje en uso, sin embargo, ésta última permite la toma de una posición teórica al considerar al discurso como una forma de acción sobre el mundo, particularmente, sobre las relaciones de fuerza en la sociedad.
Foucault, destaca al respecto:
"(…) el discurso no es simplemente aquello que traduce las luchas y los sistemas de dominación, sino aquello por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse (…)" (Foucault 1970: 2).
Así, la principal contribución de la teoría de M. Foucault al AD, se traduce en el entendimiento del discurso como un hecho histórico, situado socialmente en una formación discursiva cuya acción sobre la realidad se da, únicamente, a través de la praxis del lenguaje.
- EL APORTE DE FOUCAULT AL ANÁLISIS DEL DISCURSO
- CONSIDERACIONES EN TORNO AL TEMA
Ante la concepción del AD como un campo de estudio interdisciplinario conformado por investigaciones que tienen como objeto de estudio al uso social del lenguaje, se deduce que una manera adecuada de clasificación de los mismos, se realizará en función a los paradigmas lingüísticos funcional y formal. El establecimiento de los estudios del discurso en algún lugar del continuo que forman los polos funcionalista y formalista anteriormente referidos, permiten situar, de manera esquemática y operativa, a los diversos tipos de AD que se desarrollan en la actualidad.
Asimismo, no se debe pasar por alto el aspecto relacionado con el origen y desarrollo de otros tipos de AD a partir de las diferentes disciplinas sociales y humanísticas que tienen como objeto de estudio al discurso; así, podemos hablar de un análisis del discurso desde la sociología, la psicología, la lingüística, etc. cuyos valiosos aportes, permiten el fortalecimiento del AD.
Los enfoques funcionalista y formalista nos permiten pensar en el desarrollo de Escuelas que serán las corrientes o tendencias en cuyo seno se desarrollan teorías y tipos de AD. Estas variedades de AD deben propender a un tratamiento interdisciplinario (o al menos multidisciplinario), de los fenómenos discursivos susceptibles de análisis; sólo de esta manera puede pretenderse un entendimiento medianamente acertado sobre su enorme complejidad y definir sistemáticamente sus características en un contexto comunicativo particular.
Se puede plantear a manera de resumen, el siguiente esquema que sitúa el estudio emprendido en el campo del Análisis del Discurso:
- EL ANÁLISIS ARGUMENTATIVO: APROXIMACIONES TEÓRICAS Y DEMARCACIÓN
El conocimiento de las principales aproximaciones contemporáneas al estudio de la argumentación en el discurso, permiten acercarnos a una comprensión más adecuada de sus campos de acción, sus objetos de estudio y sus métodos de análisis. En este entendido, se hace necesaria una revisión, al menos general, de los acercamientos retóricos, lógicos y pragmáticos que se ocupan del tema en cuestión. Este breve repaso, permitirá reflexionar sobre las bases que constituyen el análisis de la argumentación e iniciarnos en el estudio de la eficacia del discurso en nuestra sociedad.
- APROXIMACIONES RETÓRICAS
Los estudios que desde la retórica se realizan sobre el fenómeno de la argumentación, deben considerarse en sus dos vertientes más importantes que son la retórica de Aristóteles y los aportes realizados desde la teoría de la argumentación planteada por Ch. Perelman.
Aristóteles (citado por Amossy 2000) considera que el hombre ejerce influencia mediante el uso del discurso y, en su obra, la retórica analiza la facultad de considerar, para cada tema, lo que puede ser conveniente a persuadir.
La retórica clásica está marcada por un profundo carácter social y cultural que se desenvuelve en el espacio político e institucional de la polis griega, donde el arte de persuadir se ejecuta ante el libre juicio de sus miembros, de manera que se permita el orden de la justicia y el funcionamiento de la democracia.
En la concepción Aristotélica, el discurso retórico se concibe como destinado a un auditorio al que intenta influenciar, sometiéndolo a posiciones susceptibles de aparecer ante él razonables. La retórica se practicaba en todos los dominios donde se debe adoptar una opinión fundada en lo que parece creíble, ya que lo que importa en los asuntos humanos raramente es el orden de la verdad demostrable o demostrada: lo probable y lo opinable constituyen el horizonte y la fuerza de la retórica.
En este entendido, el discurso retórico se definirá como aquel que, inserto en un proceso de comunicación, intenta actuar sobre las mentes y las acciones de su auditorio a través de estrategias verbales.
Según la concepción aristotélica, este discurso exige del auditorio la capacidad de razonar (el término griego logos designa al pensamiento y la palabra) a través de dos operaciones principales: la primera, el entimema que es un silogismo incompleto resultado de un proceso de deducción y, la segunda que es el ejemplo, entendido como, una analogía procedente de una inducción.
Asimismo, se asigna similar importancia a otro de los elementos substanciales de la persuasión retórica: el ethos. Este refiere a la imagen del orador que, proyectada en el discurso, contribuye a su efectividad a través de las características de autoridad o credibilidad reflejadas.
Finalmente, el tercer gran elemento a considerar dentro del planteamiento aristotélico, es el pathos, que se entiende como la emoción y pasiones que se intentan suscitar en el auditorio, de manera que mediante la sensibilización, éste pueda adherirse a los planteamientos formulados.
Cabe mencionar que tanto el logos, como el ethos y el pathos, se conciben en la visión aristotélica como un conjunto indisoluble que hace del discurso persuasivo, el motor de la acción social.
Por otra parte, en lo referente al enfoque que brinda Perelman (citado por Marafioti 2002:190-191), éste intenta construir una teoría de la argumentación que analice los medios de prueba en las ciencias humanas a partir de una visión que parte desde el esquema jurídico.
El modelo que propone Perelman, se relaciona con las condiciones de probabilidad y provisionalidad de la dialéctica aristotélica, definida como el arte de razonar a partir de las opiniones aceptadas; esto es, considerar lo opinable como verosímil: se puede deliberar y argumentar con razones admisibles para conseguir la adhesión del auditorio. Se entiende como "justo" no solamente lo legal y equitativo, sino lo "justificado" o fundamentado.
La situación de conflicto, se establece como punto inicial de la argumentación; dicha situación debe ser resuelta por una decisión originada en el discurso que opera sobre el auditorio, y ésta decisión estará acompañada de motivaciones orientadas a persuadir.
La función de la argumentación es, entonces, la regulación de conflictos generados por el encuentro de sistemas de valores e ideas diferentes; al no poderse demostrar completamente los sistemas de valores, estos se consideran razonables; el fin de la argumentación es, consecuentemente, el de proponer modelos de lógica práctica que permitan la toma de decisiones.
Desde esta perspectiva, la argumentación se opone a la demostración filosófica porque esta última es un cálculo en función a reglas del pensamiento que llevan a una conclusión a partir de premisas indiscutibles (axiomas). La argumentación es, más bien, un encuentro de pensamientos donde el orador desea persuadir y el auditorio está dispuesto a escuchar. Asimismo, su realización modifica el estado de las cosas: las sociedades contemporáneas poseen instituciones destinadas al debate y otras que ejecutan acciones que modifican la realidad en base a los resultados de este debate.
La diferencia fundamental entre el planteamiento perelmaniano y las aproximaciones lógicas, es que el primero trabaja con un auditorio y resalta su importancia en la argumentación mientras que el segundo considera al auditorio como un elemento ajeno al fenómeno.
Perelman define al auditorio como el conjunto de aquellos en quienes el orador quiere influir con su argumentación y, siendo el discurso portador de razón, ésta debe ser compartida con un auditorio; de ésta manera, lo compartido adquiere un valor de racionalidad necesario para cualquier argumentación. El orador busca, entonces, la coincidencia de su discurso con las ideas del auditorio y es esto precisamente lo que lo diferencia de otro tipo de discurso.
En este entendido y pensando en lo que se puede denominar, desde la perspectiva del presente trabajo, una "veracidad convencional", la argumentación no tiene presente la noción de verdad absoluta pues no busca aproximarse a ella, sino busca influenciar en un auditorio y, a partir de la toma de conciencia de este tipo de receptor, orientar las actividades lingüísticas y modelar la estructura de los argumentos en la situación retórica. La fuerza de los argumentos, entonces, proviene de la situación comunicativa más que de su noción de verdad: un argumento es fuerte si provoca adhesión, su valor está determinado por el auditorio.
Finalmente, el enfoque perelmaniano diferencia tres clases de auditorios: el universal (referente a todos los hombres capaces de razonar), el interlocutor (particular en el dialogo), el propio sujeto (en la deliberación interna). Para el primer caso, se advierte que los hombres dotados de la misma capacidad adoptarán las mismas conclusiones, mientras que en el segundo caso, se concibe al auditorio como una muestra (un representante) de una clase de oyentes; en el tercer caso, se advierte una polifonía interna.
Las teorías contemporáneas de la argumentación se inscriben en la filosofía como una alternativa a la lógica formal que no se muestra adecuada para el estudio del lenguaje natural (Amossy, 2000).
Las aproximaciones al fenómeno, plantean el estudio de una lógica propia de la argumentación, que incluye operaciones cognitivas y una organización concreta en una situación comunicativa.
La disciplina denominada lógica informal se centra en la construcción del razonamiento válido en la vida diaria, fuera de los marcos de la lógica formal; se pregunta por la naturaleza, estructura y validez de los argumentos. Su interés por los argumentos engañosos, o paralogismos (en inglés, fallacies), la llevó a tener una orientación normativa hacia un razonamiento válido y una argumentación honrada.
Por otra parte, J.B. Grize (1990; citado por Amossy, 2000), plantea una lógica natural donde intenta establecer un modelo de argumentación que considera funcionamientos lógico-discursivos en una escena de comunicación. Así, mediante la argumentación se intentará hacer compartir una visión a nuestro interlocutor, a través de la modificación de las representaciones que se le exhiben.
Estas representaciones, para Grize, son las imágenes pre-concebidas del objeto y de los participantes del intercambio verbal que tienen el orador y el destinatario antes de la ejecución del discurso. Estas representaciones se asientan en el discurso como esquematizaciones, que son sus formas simplificadas; estas esquematizaciones, a su vez, construyen imágenes que son el producto del proceso de interlocución.
El aporte fundamental del presente enfoque es el de concebir a la argumentación como un discurso que, desarrollado en una situación de comunicación, modela las maneras de pensar de los participantes a través de la modificación de las imágenes y preconceptos que expresan los actores de la interlocución.
- APROXIMACIONES LÓGICAS
Los aportes de Anscombre y Ducrot (citados por Escandell 1993) se inscriben en la teoría de la argumentación francesa, que centra su atención en ciertos tipos de adecuación de los enunciados al contexto lingüístico.
Los autores describen los principios que rigen los encadenamientos argumentativos y que dependen de la estructura lingüística de los enunciados. Se muestran los elementos, reglas y principios que determinan la organización externa y la interpretación de las argumentaciones.
Bajo este enfoque, argumentar se entiende como dar razones a favor de una conclusión: un enunciado, o un conjunto de ellos (argumentos), hacen admitir otro enunciado (conclusión). La argumentación como relación discursiva, liga argumentos a una conclusión y los presenta como si fueran buenas razones para apoyarla.
Este tipo de acto ilocutivo (la argumentación) es realizado a través de la forma lingüística de los enunciados, para hacer admitir una conclusión a un interlocutor. La teoría de la argumentación se ocupa de los medios que proporciona la lengua para orientar argumentativamente sus enunciados.
Las diferencias que se establecen entre la argumentación lógica y la discursiva, radican principalmente en que la primera, tiene un número de argumentos determinados previamente y la conclusión es automática, mientras que en la segunda, puede haber un número mayor de argumentos (implícitos o explícitos, fuertes o débiles) que lleven a conclusiones diferentes.
Asimismo, los medios lingüísticos externalizan y orientan argumentativamente los enunciados a través de marcadores argumentativos que afectan a un enunciado (operadores) y enlazan dos o más enunciados (conectores). Los operadores generalmente restringen los encadenamientos posibles de un argumento, mientras que los conectores convierten en una unidad argumentativa a un conjunto de enunciados. La clasificación de los conectores se realiza en base a su función, valencia y orientación; el siguiente esquema presentado por Escandell (1993) resume sus propiedades:
En último lugar, el planteamiento de Anscombre y Ducrot, considera elementos de tipo conceptual que intervienen en la relación argumentativa: las escalas argumentativas y los topoï o lugares comunes. En el primer caso, se establece la ordenación de un conjunto de argumentos en virtud de su fuerza argumentativa; el segundo caso, concibe a los topoï como reglas de razonamiento admitidas por una sociedad, que establecen una correspondencia entre enunciados, de esta manera se puede pensar en una lógica propia de la argumentación.
- APROXIMACIONES PRAGMÁTICAS
A partir del análisis de los estudios realizados en los ámbitos en que se inscribe la argumentación, Amossy 2000, esboza los principios y el objeto de estudio de la teoría de Análisis Argumentativo (AA) que a continuación se plantea.
Es así que al referirse a los principios del AA, se diseña una aproximación a la argumentación basada en: a) un acercamiento fundado en el uso del lenguaje en un b) contexto comunicativo que contemple un c) intercambio activo entre orador y auditorio para establecer las bases del acuerdo; asimismo, se consideran los d) recursos estilísticos presentes en el discurso argumentativo que se e) concibe como un todo coherente de enunciados.
En lo referente al objeto de estudio del AA, Amossy distingue entre los conceptos de dimensión e intención argumentativa. Los discursos inscritos en una dimensión argumentativa implican únicamente la transmisión de un punto de vista sobre las cosas, donde no se busca expresamente la modificación de las posiciones del interlocutor. Esta dimensión no se debe confundir con los discursos cuyas intenciones son argumentativas e implican un trabajo de persuasión, sostenido por una intención consciente que ofrece estrategias programadas a ese efecto.
De esta manera el AA, retomando elementos de los análisis retórico, pragmático y lógico, se propone estudiar los recursos verbales que se ponen en marcha en el discurso, para intentar persuadir a un auditorio en una situación comunicativa concreta. El tratamiento realizado a la argumentación mediante este modelo, contempla problemas centrales como el dispositivo de enunciación, es decir, los interlocutores y la situación del discurso; asimismo, se examina la dinámica interactiva que destacan las estrategias del intercambio argumentativo, estudiada en un vasto campo de eventos de discurso.
- PRINCIPIOS Y OBJETOS DEL ANÁLISIS ARGUMENTATIVO
Los estudios realizados desde la perspectiva de la lingüística del discurso, tal es el caso del análisis de la argumentación discursiva —entendido como el estudio de los recursos verbales mediante los cuales un orador intenta actuar sobre un público para orientar sus formas de pensar—, se enmarcan de forma incuestionable en una orientación comunicativa en función a la naturaleza eminentemente social de la producción, ejecución y recepción de mensajes.
En este contexto, los seres humanos nos comunicamos continuamente interactuando en sociedad y participando de este proceso no solamente a través de la emisión de unidades menores de significado, sino también a partir de componentes significativos complejos que articulan las ideas y sentimientos de los miembros de nuestras sociedades en un momento particular de su desarrollo histórico.
Es así que el estudio de los fenómenos discursivo-comunicativos en su contexto social, adquiere la particular importancia de establecer los fundamentos para un análisis interdisciplinario que permita comprender las particularidades del tejido socio-cultural local y nacional.
De esta manera, en un contexto comunicativo dinámico, los sujetos participantes de este proceso aportan características particulares a la confección de los tipos de discursos. Entre estos sujetos se encuentra el auditorio, concebido como el receptor-destinatario de la información argumentativa en un contexto social-comunicativo, que reflejará las características propias de su actividad y afectará a la construcción del tipo de discurso argumentativo a través de modalidades específicas.
En este entendido, el desarrollo que sigue analiza las características generales de la comunicación humana, la dinámica del auditorio en este proceso y la reflexión sobre su naturaleza en el proceso de construcción del discurso de tipo argumentativo, de manera que se pueda esbozar una conceptualización del auditorio en el análisis del discurso argumentativo contemplando sus características comunicativas.
- APROXIMACIONES COMUNICACIONALES
Si bien la mayoría de los autores tiende a elaborar modelos de comunicación que describen los elementos que participan en ella —emisor, receptor, referente, mensaje, canal, etc. —, ellos también coinciden en definir a la comunicación como un proceso que se entiende como un acto dinámico, donde sus diferentes fases de realización interrelacionan de manera particular los elementos descritos en dichos modelos.
Un ejemplo de modelo ecléctico de comunicación es presentado por Torrico de manera gráfica en el siguiente esquema:
Ilust. 1. Modelo ecléctico de comunicación (Torrico 1993: 15)
Las aproximaciones más habituales al fenómeno comunicativo, en el afán de sintetizar su naturaleza, la caracterizan como un proceso de transmisión de información de un sujeto a otro (Muraro, 1977; Rosa 1978); sin embargo, la innovación constante en su concepción permite otras definiciones del fenómeno advertido como:
"un proceso de intercambio de mensajes significativos entre dos sistemas interactivos que, partiendo de algo en común y a través de los medios adecuados, alcanza el objetivo de afectar dinámicamente sus respectivos estados" (Coello, 1991)
La importancia asignada a esta definición, se manifiesta no solamente en la medida que considera a la comunicación como un proceso dinámico donde los elementos participantes en ella entran en relación constante y cumplen sus funciones específicas dentro del sistema comunicativo, sino también revela que esta interactividad no repercute de manera pasiva en los interlocutores, sino tiene un objetivo manifiesto, en mayor o menor grado, de afectar sus estados, vale decir, que modifica su realidad social a partir de la ejecución del proceso mismo.
La manifiesta relación entre emisor y receptor no ocurre en una situación comunicativa donde simplemente sucede un intercambio aplacado de información, sino que esta interrelación transcurre, en muchos casos y en grados diferentes, en una suerte de disputa por imponer puntos de vista o influir en el interlocutor. Una manera de realización de este proceso es, entonces, la producción de mensajes discursivo-argumentativos que, como un conjunto ordenado de enunciados significativos conducentes a ciertas conclusiones, tendrán el objetivo de modificar el estado social-cultural del otro participante de la comunicación y eventualmente repercutir en su conducta y su accionar en el medio social.
Una aproximación comunicacional al estudio de la argumentación discursiva, permite, consecuentemente, analizar las características y relaciones establecidas entre los elementos y sujetos participantes del intercambio comunicativo en la producción de discursos con intenciones y objetivos argumentativos manifiestos.
- EL AUDITORIO ACTIVO
- EL AUDITORIO EN EL ANÁLISIS ARGUMENTATIVO: CONSIDERACIONES COMUNICACIONALES SOBRE EL FENÓMENO
Inicialmente, casi de manera intuitiva, percibimos la naturaleza activa del receptor de la comunicación, basándonos en el razonamiento que indica que todo emisor dinámico es también un receptor potencial, cuyo rasgo de actividad se mantiene, aunque de manera distinta, cuando cumple otra función dentro del sistema comunicativo.
En referencia a este particular, los rudimentos de los estudios comunicacionales, probablemente basados en la amplia difusión y el incremento de posibilidades tecnológicas en los medios de comunicación de masas, sugirieron la idea de una audiencia-receptora considerablemente manipulable por los mensajes producidos y distribuidos por estas instituciones.
Posteriormente, con la aparición de estudios de corte funcionalista en los años cuarenta, se vislumbra el limitado papel que cumplirían los medios de comunicación masivos en el supuesto que estos no consideren la actividad de sus propias audiencias. Se invierte, entonces, la pregunta ¿Qué hacen los medios con la gente? a ¿Qué hace la gente con los medios? (Lozano, 1995: 183).
Este revelador interés académico por el quehacer de la audiencia-receptora, se plasma en el enfoque denominado Usos y Gratificaciones, cuyos supuestos principales son establecidos por Katz et al. (Ibíd.) y se pueden resumir en los siguientes puntos:
- El público es activo.
- El público selecciona mensajes buscando satisfacer necesidades que le brinden gratificaciones.
- Las necesidades satisfechas por los medios son sólo un segmento de variadas necesidades humanas.
- El público tiene conciencia de sus necesidades y éstas pueden revelarse mediante la indagación sistemática.
- El uso que el público haga de los mensajes, manifestará la calidad y relevancia de los mismos.
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