La influencia de la Industria Cultural en la idea de muerte
Enviado por Kristian Misael Villaseñor Olvera
- Introducción
- Elementos implantados por la iglesia católica en la época colonial
- La Muerte en el Porfiriato y la Revolución
- La industria cultural en las costumbres y rituales actuales
- La Muerte santificada, negocio de particulares
- Conclusiones
La influencia de la Industria Cultural en la idea de muerte de la Ciudad de México: Elementos, creencias y rituales.
Introducción
Hablar de la muerte en México no es fácil. En la ciudad de México sería impreciso decir que hay una concepción de la muerte, la idea general de la muerte como una dialéctica entre lo sagrado y lo profano, entre lo puro y lo impuro es un juego que se desprende desde la época colonial.
La iglesia católica como ordenadora social, implemento diferentes leyes en la nueva España donde separaban los ritos hacia la muerte con un estricto apego a cada clase social. Es en ese momento que la idea de muerte adquiere una diversificación impuesta y que hoy en día sigue reflejando un contraste en las clases sociales.
Por otra parte algo que también divide la idea de la muerte, es la festividad de la misma, en el periodo conocido como el Porfiriato la muerte adquiere una presencia de alegría, broma y sátira. Lo chusco que mostraba el "monero" en los diarios nacionales hizo de la muerte un icono grafico del mexicano.
El talento de José Guadalupe Posadas, incluyeron en las artes del periodo postrevolucionario.
Sin embargo, la modernidad el sistema económico en el que se encuentra México, han degradado lo que un día fue una idea y hoy es materia, las teorías de la Escuela de Frankfort critican severamente este cambio dado por la ilustración. La industria cultural, teoría central de este ensayo, ayuda al comprendimiento del porque la muerte en México ha adquirido un carácter político y económico que permea en los elementos, creencias y rituales entorno a la muerte.
Capítulo I
Elementos implantados por la iglesia católica en la época colonial
La figura de la muerte en México ha representado ciertas particularidades que se fueron conformando en la época colonial, este periodo se caracterizó sobre todo en la distinción de una sociedad con clases sociales fuertemente marcadas, es decir, indígenas, mestizos y peninsulares, etcétera.
En aquel momento la pobreza se regía por leyes especiales que asignaba la iglesia católica como alto mando y como ordenador social, es decir, si la iglesia imponía ayunos o días de guarda a la población en general, pero, los indios no podían seguir al pie de la letra los mandatos o bulas papales, y no porque los indígenas fueran neófitos, sino que eran realmente pobres. A todo ello, los rituales que se hacían cuando un indio moría no podía ser el mismo ritual que se le hacía a la opulenta clase de aquel entonces, por ello la iglesia católica desde su cede (el vaticano) empezó a demarcar bulas papales especiales y dirigidas especiales hacia los pobres de la nueva España.
En 1595, se publica una bula papal que menciona que "todos los sacerdotes de las comunidades tenían la responsabilidad de decir oraciones por las almas de purgatorio en el día de Todos los Santos y en el Día de Ánimas (difuntos, muertos); de esta forma se justificaba la relación entre el día de muertos y la jerarquía social de la Nueva España" [1]no bastaba el cielo para los ricos y el purgatorio para los menos agraciados, este último lugar, fue señalado como el intermedio entre el cielo y el infierno en donde se encontraban la mayoría de las almas de gente pobre que no había podido recibir un ritual como los "santos olios" o no haberse podido confesar en vida por no tener dinero para pagarle al sacerdote una fe de ricos".
La Iglesia Católica, no podía dejar en fuera a los pobres, pero sin dinero, lo más que se podía hacer era demarcar los rituales de la muerte para ricos y pobres; e inclusive hoy en día los rituales que hace la sociedad contemporánea no han perdido la línea que separa una ritualidad de clases sociales, y que muchas de las veces en México no solo se distingue el ritual funerario entre pobres y ricos sino que también se pueden identificar variantes conforme a la geografía, es decir, la ciudad con la provincia, pero que al final este culto colectivo a la muerte no ha dejado de perder su importancia, veneración y respeto, pero sobre todo creencia en lo sincrético, Theodor Adorno refiere a la creencia como: "no la verdad y autenticidad de la revelación, sino la necesidad de orientación y respaldo"[2], de esta forma la creencia en la muerte como culto colectivo no se pregunta la veracidad de la misma, sino que se tiene una alienación hacia la necesidad de orientación; podemos ver ejemplificado esta situación de clases sociales, periferias y centros en Jaime Sabines, en el poema "La procesión del entierro":
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