1.- Evaluar el estado general del lesionado: En caso de incendios o explosiones, observar si tiene dificultad respiratoria, de ser así, mantenga despejada la vía respiratoria, administre oxigeno a través de una mascarilla y si es necesario aplique respiración boca a boca.
2.- Control de los signos vitales: Pulso, respiración, presión arterial y temperatura. Es importante recordar que en las quemaduras por electricidad es frecuente la insuficiencia o el paro cardiorespiratorio, en este caso debe procederse de inmediato a practicar las maniobras de resucitación cardio-pulmonar descritas para asfixia o shock.
3.- Calmar el dolor: Para disminuir la intensidad del dolor pueden administrarse calmantes (analgésicos), después de interrogar al lesionado si es alérgico a estos medicamentos.
4.- Limpieza del área quemada: Debe lavarse la quemadura con agua, de ser posible hervida y a temperatura ambiente, y secar con gasas estériles.
5.- Cubrir las lesiones: Con gasas estériles y vendajes suaves para evitar que se rompan las ampollas, prevenir la infección y facilitar el traslado del lesionado.
6.- Traslado al centro asistencial más cercano: En los casos de quemaduras extensas, donde se retarde la atención médica por más de una hora y cuando el lesionado se encuentre consciente y sin vómitos, se puede administrar hidratación por vía oral, dándole de beber una solución preparada así:
Diluir 1 cucharadita rasa de sal y 1 cucharadita rasa de bicarbonato de soda en ¼ de litro de agua. En loa adultos administrar medio vaso cada quince minutos. En los niños mayores de dos años puede administrársele un cuarto de vaso cada quince minutos. Suspender la administración en caso de presentar vómitos.
En las quemaduras por ácidos y álcalis es conveniente lavar con agua las lesiones de una forma continua durante cinco minutos, para evitar que estas sustancias continúen afectando y dañen aún más los tejidos, luego se procede a colocar gasa estéril y vendaje suave.
Recuerde que no debe.
Aplicar agua helada sobre quemaduras extensas, ya que esto agrava el shock.
Romper las ampollas, porque esto favorece la infección y dificulta el traslado del lesionado.
Aplicar grava, mantequilla o cremas sobre la superficie quemada.
Retirar telas u otro material que esté adherido a la zona quemada.
CONCLUSIONES.
Las quemaduras son lesiones que afectan a la integridad de la piel consistentes en pérdidas de substancia de la superficie corporal producidas por distintos agentes (calor, frío, productos químicos, electricidad o radiaciones como la solar, luz ultravioleta o infrarroja, etc.), que ocasionan un desequilibrio bioquímico por desnaturalización proteica, edema y pérdida del volumen del líquido extravascular debido a un aumento de la permeabilidad vascular. El grado de la lesión (profundidad de la quemadura) es el resultado de la intensidad del efecto del agente y la duración de la exposición y puede variar desde una lesión relativamente menor y superficial hasta pérdida extensa y severa de piel.
Las quemaduras térmicas más comunes en adultos son aquellas ocasionadas por fuego (40-45%), mientras que en los niños las lesiones con mayor frecuencia son escaldaduras con líquidos calientes.
Las quemaduras, sobre todo si son graves, a menudo se pueden acompañar de afección de otros aparatos, bien por alteración directa o bien a consecuencia de la deshidratación. A menudo los síntomas respiratorios que acompañan a las quemaduras térmicas se deben a la inhalación de productos resultantes de una combustión incompleta, los cuales son potentes irritantes químicos de la mucosa respiratoria; e incluso si la inhalación es de gases calientes se altera el nivel de conciencia.
Aunque su pronóstico depende de la extensión y la profundidad de la lesión, hay ciertas zonas (manos, pies, cara y perineo) que por sí solas producen importantes incapacidades.
La evolución del paciente quemado depende de la fuente de calor, el tiempo de actuación y su intensidad, el tipo de paciente (edad y patologías previas) y la calidad de tratamiento que se preste en la etapa aguda.
BIBLIOGRAFÍA
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Robert Berkow, M.D. El Manual Merck de Diagnóstico y Terapéutica. Novena edición. 1992. Mosby. Doyma Libros
Kenneth, A; Arndt, M.D. Manual de Terapéutica Dermatológica. Tercera edición. Editorial Médica Panamericana. 198
www.cirugest.com/htm/revisiones/…/03-04-01.htm
Autor:
Johnny Silva
Profesor
Mérida, Roberto
Venezuela, Caracas, Julio de 2009.
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio de Educación Superior
Universidad Bolivariana de Venezuela
Aldea Universitaria Manuel Antonio Carreño.
Trayecto Inicial I.
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