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Fatiga y aburrimiento


Partes: 1, 2

    1. El aburrimiento
    2. La fatiga

    "La dificultad vencida, de cualquier género que sea, constituye una gran parte del mérito.

    No se hacen grandes cosas sin grandes fatigas".

    La fatiga y el aburrimiento son ambos consecuencias inconvenientes de las actividades industriales. Tales condiciones tienen como resultado una disminución de la producción y sensaciones subjetivas de tirantez y tensión. A pesar de que los efectos de la fatiga y el aburrimiento son algunas veces semejantes en cierto modo, los factores responsables de dichas condiciones son muy diferentes.

    "El aburrimiento entretiene a los necios".

    INTRODUCCIÓN:

    ¿Acaso existe en este mundo algo más difícil de soportar que el aburrimiento, o que la fatiga? Muchos dirán que sí y opinarán que mucho peor es soportar la pobreza, los dolores físicos, las enfermedades o la vejez, pero también los pobres, los enfermos y los ancianos se aburren y se fatigan. Los animales también se aburren. El devenir de los acontecimientos en la naturaleza es lento, repetitivo y habitual. La fatiga también esta en nuestras vidas pues siempre estamos deseando lo que no es y no disfrutamos lo que es, porque necesitamos cambios. La teoría de la evolución sostiene que la necesidad es la que obligó al hombre a modificar la naturaleza para su supervivencia. Es verdad, la necesidad agudiza el ingenio, pero también el aburrimiento nos motiva a ser creativos, así como, en ocasiones la fatiga.

    Nunca antes en la historia de la humanidad el hombre tuvo tantas cosas y tantas oportunidades en la actualidad para no aburrirse o para no fatigarse. Tampoco jamás estuvo tan ocupado. Sin embargo, el aburrimiento y la fatiga son el mayor flagelo en el mundo. Existe una anestesia generalizada.

    Los programas de televisión son levantados por falta de audiencia, los deportes son cada día más peligrosos, el turismo aventura es cada vez más riesgoso y el uso de drogas aumenta, parecería que la gente no puede vivir sin excitaciones y sobresaltos.

    Algunos definen el aburrimiento como un estado de ansiedad, que es el miedo sin objeto, una inquietud interior, un estado artificial de alerta al peligro. Pero hay algo peor que el aburrimiento: el miedo a aburrirse, por eso muchos se llevan un libro a todos lados, o el celular. El término fatiga puede tener distintos significados según el contexto: pues puede ser una respuesta normal e importante al esfuerzo físico, al estrés emocional, al aburrimiento o la falta de sueño. Sin embargo, también puede ser un signo no específico de un trastorno psicológico o fisiológico grave. La fatiga que no se alivia con el hecho de dormir bien, comer bien o tener un ambiente de bajo estrés debe ser evaluada por un médico, psicólogo o por un especialista en salud. Dado que la fatiga es un motivo común de queja, se puede pasar por alto alguna causa potencialmente seria.

    Lo cierto es que ahora la mayoría tiene miedo, pero parece ser que más fuerte que el miedo a morirse es el miedo a aburrirse o a fatigarse, porque por ejemplo, el aburrimiento también activa los ataques de pánico, que es el clímax del aburrimiento.

    Los niños también se aburren e incluso se fatigan aunque estén rodeados de juguetes sofisticados, muñecas que hablan y aviones que vuelen, y los más chicos no pueden dejar de llorar si no tienen sus chupetes y sonajeros. Los jubilados son los que tienen la agenda más nutrida. No están nunca en casa porque se fueron al cine, o a la clase de inglés, o a yoga o un curso de budismo.

    El problema existencial es que el hombre actual desde la cuna ha hecho un culto del entretenimiento y de sus ocupaciones no siempre tan justificadas, por lo que es victima del aburrimiento o de la fatiga. Este condicionamiento lo está volviendo "loco", porque no puede estar sin algo que hacer, simplemente dejándose estar, en el tiempo y en el espacio, sólo con él mismo o compartiendo su tiempo tranquilamente con algún otro extravagante como él que esté sin hacer nada. Esto pasa principalmente en las grandes ciudades y no en los pequeños pueblos, donde la gente todavía duerme la siesta, le da de comer a sus animales, limpia la casa, cocina comida casera y se sienta en la puerta para no hacer nada, solamente para observar a los pocos que pasan.

    Tal vez deberíamos evolucionar hacia una vida más sencilla, sin fatiga, y sin aburrimiento.

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