Lipoidosis: Arsénico, fósforo, ácido cianhídrico, amoniaco, formol, dinitrobenzol, cloroformo, alcohol etílico, tetracloroetano, sulfonal, anilina, fenol, bouturlismo, venenos de hongos.
– Riñones:
Coloración: Pardo oscuro: venenos metahemoglobinizantes; grisáceo claro: sublimado, ácido oxálico.
Congestión: Mercurio, óxido de carbono, cantaridita, botulismo.
Hemorragias Microscópicas: Glomerulares y tubulares: sublimado, bismuto, ácido sulfúrico, anilina, lison; intesticiales: sublimado, bismuto, arsénico, óxido de carbono, ácido cianhídrico, estricnina, cantaridina.
Lipoidosis: Fósforo, arsénico, ácido sulgúrico, tetracloroformo, lisol, botulismo, morfiismo crónico.
Glomerulonefritis: Sublimado, bismuto, arsénico, salvarsán ácido sulfúrico, lisol, cantaridina.
Esclerosis con o sin Atrofia: Saturnismo, fosforismo.
Orina: Oliguria o anuria: mercurio, arsénico, ácido oxálico, nitritos, venenos metahemoglobinizantes; color rojo o amarillo pardo: ácido pícrico, naftol, piramidón, santonina; color rojo: antipirina, saturnismo, envenenamiento crónico por veronal; color pardo verdoso: fenol, naftol.
– Pulmones:
Congestión, Hemorragia, Infartos: Óxidos de carbono, ácido cianhídrico, sulfuro de carbono, hidrógeno sulfurado, cloro, gas nitroso, vapores de ácido clorhídrico, ácido acético, ácido oxálico, alcohol etílico o metílico, éter, mercurio, arsénico, fósforo, anilina, morfina, estricnina, quinina.
Edema: Óxido de carbono, ácido cianhídrico, hidrógeno sulfurado, cloro, fosgene, venenos cáusticos, gas notroso, alcohol, cloroformo, lisol, anilina, morfina, sublimado, fósforo.
– Cerebro:
Edema Intenso: Plomo, arsénico, ácido cianhídrico, éter, cocaína, veronal, botulismo, morfinismo crónico.
Congestión Intensa: Óxido de carbono, ácido cianhídrico, gas nitroso, alcohol etóloco y metílico, arsénico, benzol, morfina, nicotina, estricnina.
Hemorragias: Óxido de cabono, ácido cianhídirico, alcohol meílico, etilismo crónico, fosgene, salvarsán, plomo, fósforo, benzol, quinina, morfina.
– Corazón:
Hemorragias del Micocardio: Óxido de carbono, ácido cianhídrico, gas nitroso, mercurio, arsénico, éter, anilina, lisol, atropina, etc.
Equimosis Subendocárdicas: Fósforo, arsénico, bario.
Lopoidosis Miocárdica: Óxido de carbono, fósforo, arsénico, gas nitroso, cloroformo, éter, etilismo crónico, morfina, botulismo. (Humberto Giugni, 1972, p 652).
6.7.- Evaluación Médico legal de las Investigaciones Toxicológicas:
Carrara en una de sus célebres monografías ha hablado de "Veneno sin envenenamiento y de envenenamiento sin veneno".
Puede ocurrir en efecto, si solo se toman en consideraciones las investigaciones químico – toxicológicas, sin recurrir a un criterio médico-legal, que se produzcan errores judiciales y evaluaciones inexactas del caso. Así, la identificación de un veneno es las vísceras de una persona muerta en circunstancias sospechosas, no demuestra en efecto que la muerte haya sido causada por envenenamiento; y viceversa, puede acontecer que no se pueda demostrar la presencia del veneno en las vísceras, aun cuando él haya provocado la muerte.
En este sentido, pueden presentarse los siguientes errores que le restan valor a un resultado analítico positivo:
a.- Posibilidad de que el veneno haya penetrado en el cadáver;
b.- La presencia de pequeñas trazas de sustancias toxicas en el organismo como componentes normales (yodo) o de origen alimenticio banal (arsénico, plomo, cobre, etc.), o de procedencias terapéuticos (arsénico, fósforo, estricnina, barbitúricos, opiáceos, etc.), o de procedencia profesional (plomo, mercurio, etc.),
c.- La presencia en el cadáver de ptomaínas putrefactivas que tienen muchas analogía con los alcaloides; y
d.- La impureza de los recipientes, de los líquidos de conservación o de los reactivos.
Otras veces el resultado negativo podrá ser refutado por estas causas:
a.- Imperfección de los métodos técnicos o muy escasa cantidad de material utilizado;
b.- Competa eliminación del veneno; y,
c.- Destrucción del veneno por acción de los fenómenos transformativos de cadavéricos.
En éste último sentido, debe decirse que algunos venenos orgánicos resisten largamente ante la putrefacción y que ciertos venenos metálicos pueden ponerse en evidencia en los residuos óseos y hasta en las cenizas provenientes de a cremación del cadáver. (Humberto Giugni, 1972, p 653).
CONCLUSIONES
Luego del estudio realizado se puede inferir lo siguiente:
Con frecuencia se utilizan los nombres de tóxicos y veneno, denominando como veneno a aquellas sustancias que ha sido suministrada con fines lesivos premeditados y dejando el nombre de tóxico a la sustancia que aunque pueda ocasionar daño no se suministra con esta intención. Normalmente veneno es concebido como aquello que tiene naturaleza intrínsecamente peligrosa aun en pequeñas dosis, tales como el cianuro, el arsénico, plomo, etc… Y tóxico, a aquello que puede ocasionar daño pero no por la naturaleza misma de la sustancia, ejemplo de ello sería el agua, oxigeno, etc.
Tradicionalmente el veneno he sido utilizado por el hombre para producir la muerte. Sin embargo esta situación ha dejado de tener la gravedad que el uso del veneno generaba a raíz de la aparición de la toxicología.
Para que una sustancia sea considerada como venenosa, y por lo tanto ser útil para calificar la muerte, no es necesario que la misma produzca sus efectos en forma inmediata, pues existen muchos casos en los cuales las víctimas fueron envenenadas poco a poco, día a día, puesto que es una maniobra destinada a despistar la investigación.
No es posible realizar una lista de sustancias venenosas en forma taxativa, pues todo depende de la manera en que es suministrado en el cuerpo humano y en especial las dosis y los sucesivos períodos. Así es como, por ejemplo, el arsénico, en pequeñas y controladas dosis puede tener en determinados casos algunas propiedades terapéuticas, pero suministrado de cualquier otra manera sin control médico se convierte en un tremendo y potente veneno que produce la muerte en pocos minutos. En tal caso hay sustancias que pueden utilizarse como veneno, pero también, en contadas oportunidades como medicamento. Lo mismo ocurre con el ácido cianhídrico y con la morfina.
El envenenamiento como causal de homicidio calificado debe pertenecer a la esfera dolosa, pues si el veneno es propiciado por negligencia, estaremos sólo ante un homicidio culposo en los términos del Código penal.
REFERENCIAS
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A.M. Simonis.– México: Diana.
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Giugni Humberto. (1972). Lecciones de Medicina Legal. Colección Miguel José Sanz. Caracas – Venezuela
López Hugo. Homicidio con veneno. [En Red]. Recuperado el: 29 de abril de 2008. Disponible en: http://www.lopezcarribero.com.ar/pdf/VENENO.pdf
Pucciarelli Mariana. Veneno. [En Red]. Recuperado el: 29 de abril de 2008. Disponible en: http://www.monografias.com/trabajos10/venen/venen2
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