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I ching (yijing), el tao del adn


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    I CHING (YIJING), EL TAO DEL ADN

    EL ORDEN NATURAL DEL LIBRO DE LOS CAMBIOS ENTRETEJIDO CON EL CÓDIGO GENÉTICO

    Un diálogo entre Sabiduría Perenne y Ciencia Experimental

    Moisés Sepúlveda López Fundación Instituto Ser e-mail: [email protected]

    El siguiente texto es la PRIMERA PARTE de una síntesis del libro del mismo nombre, actualmente en proceso de revisión y en la cual nos ocuparemos de un resumen de la Introducción y de dos de sus capítulos. Con el fin de retroalimentarme en la profundización del mismo, me gustaría establecer contacto con quienes estén interesados en el tema y deseen compartir sus opiniones o sugerir bibliografía relativa a los diferentes campos del conocimiento en los cuales el Libro de los Cambios haya sido materia de estudio y/o tenido aplicación. ¡Mis agradecimientos a todos! 8 El I Ching o Yijing se remonta en sus orígenes a más de cinco milenios; es conocido también como Yiying, Y Ging, Yi King, Zhouyi, Chou-I, Djohi, entre otros nombres, también como ?Libro de las mutaciones?, ?Libro de los cambios? o ?Libro sapiencial?. I Ching es la transliteración en el sistema Wade-Giles; Yijing, lo mismo que Yiying, lo son del sistema Pinyin, las dos formas de transliterar las palabras chinas al idioma occidental.

    “Los Trigramas del I Ching son los símbolos fundamentales de la Tradición Extremo- Oriental, igual que los Hexagramas, son símbolos metafísicos que representan en forma sintética teorías susceptibles de recibir desarrollos ilimitados, y susceptibles también de adaptaciones múltiples, si, en lugar de quedarse en el dominio de los principios, se quiere hacer aplicación de ellos a tal o cual orden determinado”1. Al I Ching se le considera el sistema binario primigenio; Leibnitz se sorprendió al encontrar en él una correspondencia exacta con su sistema numérico. Diferentes investigadores también han descubierto sorprendentes similitudes con otros ordenamientos, como los extraordinarios paralelismos o semejanzas de los 64 hexagramas del orden de Fu-xi con la estructura matemática del Código Genético, según lo demuestran diferentes estudios que se han hecho desde 1969. “Hay en el I Ching —prosigue el autor citado—, un carácter común a todas las Doctrinas Tradicionales al contener en sí mismas, desde el origen, las posibilidades de todos los desarrollos concebibles, comprendidos los de una infinidad variada de ciencias 1 / René Guenón, “La Gran Triada”, Nancy, Francia, 1946 (última obra del autor).

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    I CHING (YIJING), EL TAO DEL ADN

    de las que el Occidente moderno (el artículo fue escrito en 1924) no tiene la menor idea, y de todas las adaptaciones que podrán ser requeridas por las circunstancias ulteriores”. Es lo que puede darse entre el I Ching y las correlaciones halladas con el Código Genético, las cuales con toda seguridad no son meras correspondencias analógicas sino que pueden ser la puerta de entrada al descubrimiento de principios aplicables a diferentes ciencias; pero para que la puerta se abra debe establecerse el ?diálogo entre Sabiduría Perenne y conocimiento científico?.

    Durante todo el proceso evolutivo del I Ching se le han dado a sus 64 hexagramas diferentes ordenamientos, pero son dos los más reconocidos en la actualidad: el orden natural del Emperador Fu-xi o del cielo previo o premundano, y el orden del Rey Wen o del cielo posterior o intramundano, este último es el más divulgado en occidente gracias a la obra de Richard Wilhelm, en torno al cual giran casi todos estudios y comentarios de los expertos, quienes sólo se ocupan muy tangencialmente del primero. Debo confesar que personalmente no me he sentido muy cómodo con el orden del rey Wen; se dice que es dinámico, mientras que el atribuido a Fu-xi es estático. ¿Acaso puede ser estático un orden natural? Sin embargo, la incomodidad a que aludo me sirvió para interesarme en el libro de Robert Ambelain, “El auténtico I Ching” (1991), el cual leí en diciembre de 2005, habiendo resuelto algunas dudas a través de su lectura, a pesar de que sólo se ocupa del aspecto meramente oracular o adivinatorio atribuido al I Ching.

    En marzo de 2006, cuando leía la introducción del libro “La puerta de todas las maravillas” (Aplicación del Tao Te Ching) de Mantak Chia & Tao Huang (Editorial Sirio, 2003), me enteré por primera vez de la existencia de ciertas correlaciones entre el I Ching y el Código Genético; hice la confrontación con el borrador de una gráfica que había hecho en diciembre para verificar un error de Ambelain, al cual me referiré más adelante, y de pronto me encontré con el Código Genético empalmando en perfecto orden con los 64 hexagramas que tenía en mis manos y que habían sido elaborados en forma descendente, en sentido inverso al de Fu-xi. La mayoría de los borradores de las gráficas contenidas en este documento se hicieron inmediatamente después, en el mes de abril de 2006; como ninguna coincidía con la reproducida en el libro citado arriba, en donde no se indica la fuente, inicié la investigación con el fin de verificar la pertinencia e importancia de dichos borradores y cuál era el estado de las investigaciones al respecto.

    Como lo mencioné arriba, varios milenios han transcurrido desde sus orígenes y

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