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Las ciencias y las instituciones científicas

Partes: 1, 2

    1. Ciencias, characteristica y conocimientos científicos
    2. La clasificación de las ciencias y su significación
    3. Academias e instituciones científicas

    Entre 1669 y 1670 Leibniz definía la ciencia de este modo: "La ciencia es el ejercicio del entendimiento. La ciencia es un conocimiento cierto1". En la definición leibniziana de ciencia se incluyen de este modo tanto el proceso de obtención del conocimiento como sus resultados. No se incluyen los medios y métodos empleados en dicho proceso, aunque a diferencia de Locke la pura sensoriedad está excluída del proceso que conduce a la obtención del conocimiento cierto. Pues para Leibniz la interrelación entre entendimiento y sentidos es constante y caracteriza a los seres racionales ("en mi sentir, el entendimiento responde a lo que los latinos llamaban intelectus, y el ejercicio de esta facultad se llama intelección, que es una percepción distinta, unida a la facultad de reflexionar2"), en oposición a los animales: "las bestias no tienen entendimiento, por lo menos en este sentido3, aunque tengan la facultad de apercibir impresiones más notables y distintas4".

    Las ciencias constituyen de este modo los diversos caminos, diferenciados por su objeto de estudio, para arribar al conocimiento en sus diversas formas. La importancia de las ciencias en el pensamiento leibniziano es fundamental, por cuanto sus concepciones filosóficas y religiosas se nutren de ellas y se apoyan en ellas. Pero es en el ámbito socio-político donde el papel de las ciencias se vuelve decisivo, no sólo para lograr el mayor bienestar físico y espiritual posible a través del aumento de los conocimientos y de su aplicación práctica, sino para mancomunar todos los esfuerzos, mediante la educación y la labor de las sociedades científicas, en pos del progreso humano, concebido como bien común: "Le genre humain consideré par rapport aux sciences qui servent á nostre bonheur, me paroist semblable á une trouppe des gens, qui marchent en confusion dans les tenebres". El objetivo es "nous tenir par la main pour nous entreguider et pour asseurer nostre chemin5".

    La ciencia más útil

    En un fragmento fechado entre 1672 y 1676, Leibniz escribía sobre la validez en cualquier cultura de una ciencia como la medicina, a diferencia de las llamadas disciplinas humanísticas6. La universalidad de la medicina radica en sus fines, no en su estado como ciencia. Leibniz señala en repetidas ocasiones que "la medicina está fundada sobre la experiencia7" y se queja de su poco desarrollo8. Dicha ciencia entra en los cometidos de la philosophia practica, por cuanto apunta hacia la felicidad humana9.

    Una de las mayores dificultades que lastraban su progreso en la época era el peso de las autoridades, el cual Leibniz sin embargo da por provechoso: "Creo también que después de la religión y la historia, es en la medicina, por ser ésta empírica, donde la tradición de los antiguos, conservada por la escritura, y en general las observaciones de otros pueden sernos útiles10". Soñando con un futuro en el cual su proyecto de reforma social se viese realizado, señala: "Habría un tiempo en que, habiendo llegado a ser mucho más numerosos los buenos médicos, y habiendo disminuído el número de gentes de ciertas profesiones, el público se hallaría en estado de fomentar la investigación de la naturaleza y, sobre todo, el adelanto de la medicina, y entonces esta ciencia importante avanzaría mucho más allá de su presente estado y crecería a ojos vistas11".

    El interés de Leibniz por la medicina tiene raíces personales profundas, según ha demostrado E. Görlich, basadas en las enfermedades padecidas a lo largo de su vida y por el estado epocal de la ciencia médica12. Pero también sucede que en ella podían integrarse muchas investigaciones sobre la naturaleza que Leibniz había tenido en cuenta a la hora de argumentar sus ideas, por ejemplo, las ciencias de la vida, que contaban ya con el microscopio para estudiar las células reproductoras de los seres vivientes13. Una de las aplicaciones más importantes de esta ciencia sería el estudio de los nacidos con algún tipo de anomalía o, en lenguaje moderno, minusvalía, y en casos extremos, la determinación de su condición humana–que la época ponía frecuentemente en duda–o de su modo de representación del universo, cuando faltaba algún sentido o capacidad14.

    Ello podría esclarecer algunas problemáticas cuestiones, aún discutidas en la época: ¿influían la imaginación de la mujer embarazada o las fases lunares sobre futuras anomalías de la criatura? ¿podía un ser humano tener descendencia con animales? ¿debían ser bautizados el retrasado mental cuyo aspecto fuese inconfundiblemente humano, y hasta la mola o degeneración molar del feto? ¿por qué no suponer que entre el animal y el hombre existen también grados intermedios correspondientes a otras tantas especies?15

    Leibniz se cuida mucho de cualquier ataque a propósito de estas especulaciones, al dejar "sentado" lo siguiente: "Todas esas no son más que ficciones, pues no tenemos necesidad de recurrir a tales distinciones, siendo los únicos animales racionales del globo16". Pero, ¿y si fuese cierto? Preguntas todas cuya seriedad puede apreciarse tanto más en la medida en que se comprenda que con ellas se pretende esclarecer los límites de la condición humana, de lo cual dependen obligaciones y derechos religiosos, políticos y sociales de gran alcance.

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