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La Intervención de los Servicios de Inteligencia Israelíes en la Guerra De Irak


Partes: 1, 2

    1. Introducción al sistema de inteligencia israelí
    2. El rol del Mossad previo a la invasión de Irak
    3. La intervención directa de la inteligencia israelí en la guerra de Irak
    4. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN AL SISTEMA DE INTELIGENCIA ISRAELÍ

    A menudo se llama erróneamente ‘Mossad’ al conjunto de los servicios de seguridad e información de Israel agrupados en una estructura llamada Servicio General de Seguridad. Esta estructura esta compuesta por todas las unidades de operaciones especiales, seguridad e información, que sean integrantes del Ministerio de Interior, Defensa y Estado Mayor de Israel. Con este fin, el Mossad se encarga de recolectar la información en el exterior, mientras que el Shabak (antiguo Shin-Beth) de la seguridad interior y en cuanto al Aman, tiene a cargo la información militar (potencial de las naciones árabes, planificación y recolección de la información y estrategia militar).

    Estos tres (Mossad, Shabak y Aman), forman la inteligencia de Israel, que en cincuenta años desarrolló las mejores técnicas de información conocidas hasta ahora. Despertaron admiración los servicios de información israelíes, fueron reconocidos por los autores de novelas de espías y también desarrollaron el temor en los enemigos de Israel. Se dice que Abu Yihad, eliminada por el comando Matkal en Túnez el 16 de abril de 1988, veía ‘agentes’ israelíes por todas partes donde se desplazaba, había adquirido tal fobia que sus guardaespaldas no sabían ya que técnica de contrainteligencia aplicar.

    Con la CIA, los servicios de inteligencia israelíes son los más activos del mundo y la ironía de la historia hace que en algunos encuentros con sus homólogos de los servicios de inteligencia estadounidenses, sean ellos los que dictan los cursos de actualización. Los alumnos habrían superado al maestro.

    Creado el Mossad (el Instituto) el 1 de abril 1951 por una directiva de David Ben Gurion, que le gustaba decir que eran "la materia prima de Israel, esto es la materia gris", no se dudaba, en esa época, que fueran a generar una generación de superdotados y de tácticos fuera de lugar. Estos hombres venían de distintos horizontes, eran agricultores, combatientes del Irgun, supervivientes de Auschwitz, o simplemente sionistas en sus corazones y en sus almas. Comenzaron primitivamente y estudiaron las técnicas del espionaje. Aprendieron, mal que bien, a recoger y analizar las distintas afluencias de información, tanto de fuentes militares, como humanas o técnicas. Pero para hacer frente a las guerras incesantes y a la falta de organización, una profesionalización de los servicios se hacía más que urgente. El Mossad iba a convertirse en el servicio que se conoce hoy.

    EL ROL DEL MOSSAD PREVIO A LA INVASIÓN DE IRAK

    A pesar de lo anteriormente expuesto desde hace varios años, el Mossad parece haber perdido parte de su eficacia, aunque solamente las operaciones que han fracasado han visto la luz, como en el caso de los servicios de seguridad egipcios que desmontaron 7 redes israelíes en 1996, mientras que en los 15 últimos años, se habían instalado solamente 20. Esto provocó una verdadera crisis en los servicios de información israelíes. Esta situación quizá se debe al hecho de que la eficacia de los servicios de información extranjeros aumentó con relación a su nivel de los años 1960, período brillante para la inteligencia israelí entonces pionera en este tema.

    Un informe del Knesset (Parlamento israelí) pone de relieve el deterioro de la credibilidad de los servicios de información israelíes, desde su participación en la campaña de intoxicación sobre la existencia de las supuestas armas de destrucción masiva iraquíes. Conducida con el mismo método que Estados Unidos y Gran Bretaña esta campaña había suscitado una psicosis aguda en el Estado judío, ante la advertencia de los servicios que habían mencionado una posibilidad de ataque a la población por parte de Saddam Hussein para destruir Israel. La investigación parlamentaria, presidida por el diputado del Likud, Yuval Steinitz, no permitió determinar si los servicios se habían equivocado o si habían cedido a presiones del gabinete de Sharon.

    Esta amenaza se presentaba como verdaderamente real durante los seis meses que precedieron al desencadenamiento de la invasión de las tropas de la Coalición en Irak. En marzo de 2003, el ejército israelí había desplegado sus defensas antimisiles en la región de Tel Aviv, con el fin de poder asegurarse contra un posible ataque de misiles iraquíes. Se invitaba a la población a equiparse del material necesario para su protección, como agua mineral, conservas, baterías y linternas. A pesar de esto, el jefe de los servicios de información militares israelíes, el general Aharon Zeevi, ya había constatado que Irak no había desplegado misiles Scud en la parte occidental de su territorio, volviendo improbable la posibilidad de ataques dirigidos contra Israel. Pero sus observaciones pasaron inadvertidas, en el mar de información alarmista difundida por los medios de comunicación y las autoridades israelíes.

    Incluso es posible afirmar que, por sus repetidas declaraciones públicas sobre la ‘amenaza iraquí’, la administración israelí participó ampliamente en la campaña de desinformación llevada adelante principalmente por los Estados Unidos y Gran Bretaña. La primera de estas declaraciones se remonta al 13 de agosto de 2002, dos semanas antes de que el Vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, designe al ‘objetivo iraquí’, en un discurso pronunciado ante un grupo de veteranos norteamericanos.

    En ese clima tenso el ejército israelí anunció haber puesto a punto un nuevo modelo de máscara anti gas, más eficaz y más fácil de utilizar. El Ministerio de Salud, sobre la base de esta información, preparó entonces una posible campaña de vacunación general contra la viruela. A principios de agosto, el mismo Ministerio ya había anunciado que se habían seleccionado a cien miembros de su personal para fabricar el plasma humano necesario para la preparación de una vacuna contra la peste bubónica que podrían contener los misiles iraquíes.

    Al día siguiente, a pesar de las llamadas a la calma del Ministro de Defensa, Benyamin Ben Eliezer, el Director General del Ministerio de Defensa, Amos Yaron, anunció la próxima distribución de píldoras de yodo a la población, con el fin de reducir los efectos de las radiaciones de radioactividad, lo que abasteció naturalmente a la psicosis general y contribuyó a acreditar la idea según la cual Saddam Hussein dispondría de armas nucleares.

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