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Remedio para los descontentos de nuestras vidas…

Enviado por Felix Larocca


  1. El rol de los instintos o pujanzas
  2. ¡Ah, el placer!
  3. La comida como agente del equilibrio emocional del ser humano
  4. Lo que lo cambia todo: la psicoterapia intensiva y estructural
  5. En resumen
  6. Bibliografía

"Antes de que la neurociencia lo redescubriese; Freud exploró en detalle las raíces de ciertas emociones. La tristeza, la angustia, la felicidad y, en el caso último de la infelicidad, cuando ésta se muta en la risa o en la carcajada". FEFL en El Payaso Triste: Un Oxímoron de la Personalidad Muy Poco Estudiado.

Esta es una lección acerca de la civilización y los resultados de sus descontentos o pesadumbres, como Freud la percibiera en su famosa obra de la Civilización y sus Descontentos.

Nunca se prevé cuando se trabaja con una paciente que es víctima de una disorexia que muy a menudo la posibilidad de la recaída es asunto muy cierto. De hecho, uno de los más importantes componentes que caracterizan nuestras metodologías para el tratamiento exitoso de nuestros casos es el énfasis en la prevención de las recaídas o relapsos.

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Mural por Diego Rivera

La razón está contenida en el hecho de que los trastornos del comer constituyen una peculiaridad del género humano que es, en su esencia, ilógica.

Desde el punto de vista del equilibrio mental, sabemos por experiencia, que cuando la ansiedad nos visita, que tratamos de reducirla de la manera que podamos lograrlo, desde el mismo instante en que la percibimos.

Los métodos que usamos para reducir nuestras ansiedades nos son específicos como individuos, y asimismo están relacionados con nuestra etapa del desarrollo y con nuestra constitución mental.

Muchos, sintiéndose totalmente impotentes frente a la presencia de afectos desagradables, recurren a comportamientos poco adaptadores ya que no logran la disminución de la angustia o de la depresión de que sufren sin imponerse a sí mismos un gravamen emocional tan doloroso, o peor, que la desazón misma.

El rol de los instintos o pujanzas

Sabemos que estamos dotados de fuerzas que, operando de manera determinada y típica a nuestras diferentes especies, nos conducen a defender nuestras vidas, a escapar el peligro, a evitar el dolor, a reproducirnos, a procurar alimento y a buscar aquello que nos haga sentir bien. A procurar asiduamente, todo lo que nos traiga el placer.

¡Ah, el placer!

Para entender la función de lo que el placer para nosotros significa, la neurociencia nos enseña que en el cerebro existen centros especializados que funcionan solamente para asegurarnos de que lo que nos haga sentir bienestar o la experiencia del hedonismo no se nos agote.

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Thérèse rêvant por Balthus

Los centros del placer en el encéfalo son susceptibles a su estimulación por todo aquello que, en la medida que sea, resulte en una descarga de tensión emocional, amortigüe el dolor, estimule la producción de endorfinas y embriague los sentidos, o produzca sensaciones de extasía.

Las drogas estupefacientes son los elementos más comúnmente usados para lograr este ansiado placer, aunque, ya sabemos, que tenemos la capacidad extraordinaria de conferir, aún a las sustancias más banales, el papel de producirnos deleite, a veces, de forma adictiva.

La comida como agente del equilibrio emocional del ser humano

Una de las ideas más debatibles que a alguien pueda ocurrirle es la que propone que el hambre forzosa y el padecimiento auto-inducido de las anoréxicas puedan constituir una fuente de deleite para ellas. Pero lo es, la evidencia encontrándose en las vidas de las tantas santas ascetas cuyas existencias fuero sesgadas por un rechazo al "placer" carnal del comer.

Ellas (y ellos también) prefirieron la abstinencia dolorosa al pecado de la indulgencia en apetitos terrenales. Con ese sacrificio lograban obtener el gozo vicario de la comunión purificadora con la divinidad anhelada.

Para muchas anoréxicas, su estado de emaciación extrema constituye un signo de su virtud como persona y de su evasión del poder que la carne ejerce en todos los demás, que para ellas son gordos.

Otras — las que caen víctimas de los ciclos de harturas seguidas por las purgas — siendo, por naturaleza, más impulsivas y poco reflexivas, tratan de tolerar el hambre, la que las abruma y, habiendo cedido al instinto de la supervivencia, que las obliga a comer, pretenden recuperar el control perdido, vía los métodos de catarsis que tan familiares nos son.

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El beso por Pablo Picasso

Las personas que utilizan la comida como fármaco para aliviar el dolor y resarcir sus sentimientos de vacío emocional, encuentran en lo dulce, lo sabroso, o lo agradable, una droga que les reduce la tensión en que sus vidas se desenvuelve.

Así engordan y por la misma razón les resulta muy difícil adherirse a la resolución de cambiar.

Entonces, aquí, mencionando, de paso, entra el uso de las drogas que a todos nos son conocidas y cuyo empleo y abuso representan un capítulo especial de nuestras ciencias del comportamiento humano.

Prosigamos con la discusión de la comida, que con la sexualidad humana, ha abierto áreas sorprendentes e inesperadas para la medicina.

Veamos

Ahora tenemos especialistas en la sexualidad humana y en las enfermedades del comer.

Es como si dos instintos básicos, para, y responsables por, nuestra presencia en esta tierra, se hayan dislocado y nos proporcionan — con su experiencia en casos individuales — con trastornos que, en algunas situaciones, amenazan con la muerte.

A primera vista, y viéndolo así, parecería absurdo, pero no lo es.

¿Qué ha sucedido?

Áreas del cerebro que, comunicándose entre ellas, nos garantizan la vida vía su funcionamiento recíproco, coordinado y equilibrado, fallan en su propósito y se tornan físicamente en mecanismos disfuncionales.

Una vez que estos mecanismos aberrantes se han integrado y establecido en la anatomía del encéfalo, resulta muy difícil desarraigarlos, por ello son tan resistentes al cambio.

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Ansiedad por Edvard Munch

Por la misma razón las recidivas son tan comunes, — ya que desafían el proceso de la cura de todas estas dolencias tan peculiares — Y, tanto es así, que para que muchos, las recaídas, son consideradas parte inextricable del proceso mismo de su tratamiento.

Lo que lo cambia todo: la psicoterapia intensiva y estructural

Los avances de las neurociencias son aplicables a las disciplinas del comportamiento y al mismo psicoanálisis.

Desde el principio — en que nuestro método de tratamiento se inicia — para, que el relapso no suceda, un programa de educación intensiva de la paciente y su familia se establece.

Concomitantemente se instituye una terapia reconstructiva de modalidad persistente acompañada del seguimiento necesario para asistir la paciente en sus luchas con el retorno a las demandas de su existencia habitual. (Véanse mis artículos al respecto en psikis.cl y en monografías.com).

Para lograrlo se necesitan determinación y paciencia. Se necesitan persistencia y dedicación. Se necesitan fe básica y la dirección provenientes de manos expertas.

En resumen

No es fácil. Pero es lo único…

Fin de la lección.

Bibliografía

  • Larocca, FEF: El Payaso Triste: Un Oxímoron de la Personalidad Muy Poco Estudiado en monografías.com

  • Larocca, FEF: Anorexia Mirabilis, Anorexia Sagrada en psikis.cl y en monografías.com

  • Freud, S: (1961) Civilization and Its Discontents W. W. Norton and Company

Para amplio un surtido de artículos acerca de este tema: http://www.monografias.com/cgi-bin/search.cgi?query=disorexias%20larocca).

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Tristeza por Tammy Williams

 

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F. Larocca