- El rompecabezas de señales
- La visita de comedo
- De ser un roble me convertí en una espiga de trigo
- Una segunda oportunidad
Resumen: Tuve cáncer y gané la partida
A una persona que esté pasando por la misma situación le diría que lo más importante es que las células malignas o tumores no significan la muerte. Yo y muchos otros somos la prueba viviente. Que hay que tomar las cosas con optimismo, fortaleza y plantearte la meta de curarte y salir adelante. Si alguien ha pasado por ello y lee este relato, va a decir "¡Me estoy viendo en un espejo!, ¡es igual a lo que estoy viviendo!, ¡puedo lograrlo!, ¡voy a ganar!" y van a sentirse acompañados al ver que, "no era yo sola la que me quejaba, no era yo sola la que me sentía la más desgraciada del mundo", "la que sentía que estaba al borde de la muerte", en algunos momentos decía: "¡Dios mío! ¿Por qué me tiene que tocar esto a mí?, "no le he hecho daño a nadie y he llevado mi vida normal"
Y si por casualidad hay personas que están pasando por algo así, esta historia les puede ayudar a enfrentarlo de otra forma, al igual que puede ayudar a sus familiares, porque para los míos no fue nada fácil.
Agradecimiento
Todos los que me han rodeado forman parte de esta historia, unos más o menos compenetrados, pero todos dispuestos a estar conmigo y darme fortaleza para entender que la vida está llena de pequeños detalles.
Mi hijo, mi madre, mis hermanos, mi familia, mis amigos, mis compañeros, mis médicos, mis profesores, los vecinos y quienes han disfrutado de mi cercanía saben el significado de salir victorioso de una enfermedad, tan estigmatizada como es el cáncer.
Al espíritu que siempre me acompaña, a mi ángel de la guarda y sobre todo a Dios, gracias por darme una segunda oportunidad. Estoy convencida que cada ser humano es único y que no todos nos comportamos ante estas pruebas de igual manera, lo importante es el aprendizaje.
Aprendamos a volar y crecer con la misma fortaleza que los niños juegan y ríen, sin temor al miedo.
A victoria la protagonista, gracias por representarme en esta historia. Victoria es el triunfo convertido en realidad y es el nombre de mi padre en versión femenina.
Gracias hijo, gracias madre.
El rompecabezas de señales
Descubrir las señales de Dios es una verdadera hazaña, en ocasiones la incertidumbre no deja entender el lenguaje mágico de lo desconocido y cuesta ubicar las piezas del rompecabezas. El viaje estaba por comenzar y mi voz interior, esa que me gritaba sobre la importancia de disfrutar las vacaciones, me hizo llegar a la Isla de Margarita, en octubre del 2004.
El contacto con el mar reconforta mi ser pero el respeto a sus profundidades me llena de temores, a pesar de ello me encantaría ser un buzo marino; si tuviera que elegir mi vida como animal he pensado en ser un ágil delfín o una majestuosa medusa, ellos son como mi persona, tienen una seguridad única y un objetivo definido. En otros instantes remonto mi ser a las inmensidades del cielo y es allí, cuando cambio de opinión pues me gustaría ser un águila, para remontar todas las alturas y posarme en mi nido a vislumbrar el panorama. Estos animales quizás representan mi tótem como lo describe la película infantil "Tierra de Osos".
Bailando con la brisa del mar Caribe recibí la primera pieza del rompecabezas, unas mises criollas (promotoras) entregaron unos volantes que explicaban la importancia del auto-examen de mamas, es decir, del cáncer de seno. En ese momento, recordé con claridad mis matas de semeruco, con muchas frutillas en cada seno y todas perfectas guidadas en las ramificaciones mamarias; hasta ese momento no era necesario cortarlas porque no había de que preocuparse; es decir, estaban sanas.
Regrese a Caracas para incorporarme a la rutina habitual de trabajo y en paralelo, asumir el Proyecto de Re-estructuración del área comercial de una de las empresas de la Corporación. La semana había transcurrido muy conmocionada, llena de llanto, tristeza y pena por todos los que habían partido de la empresa; mi organismo tenía una lucha interna algo así como David contra Goliat, el bien contra el mal, la luna contra el sol; eran los opuesto más fuertes cargados de emocionalidad que habían debilitado mi sistema inmunológico, estaba enferma con catarro, gripe y dolores musculares; eran los síntomas agudos de un proceso gripal, llámese virus o animalitos que congestionaban los sentidos: vista, olfato y oído.
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