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La etapa de Grinspun como Ministro de Economía

Enviado por Agustín Garrido

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    El comienzo de la nueva era democrática argentina, al menos en lo que respecta a su hacienda, tuvo a Bernardo Grinspun como Ministro de Economía. Fiel a las ideas que lo habían formado como economista y militante radical, pregonó por un crecimiento a toda costa de la economía nacional. Afirma la nota de diario Clarín adjunta:

                Grinspun siempre fue de la vieja guardia. Rígido en sus esquemas, nunca cambió. Para bien o para mal, decía que la ética y la moral eran valores supremos para defender la soberanía nacional. Tenía la visión de los viejos fundadores de la CEPAL…

    Concretamente, basada estas premisas en el desarrollo nacional, fomentando el modelo de sustitución de importaciones -propio al desarrollado por la CEPAL- contra la valorización financiera y la destrucción productiva llevada a cabo por el predecesor gobierno de facto.

    Pues bien, sus conceptos madre pueden verse plasmados en los objetivos de su política económica para los primeros años del gobierno radical:

    • Aumento significativo de los niveles de eficiencia en el sector publico;
    • Delimitación de las actividades y servicios que debe realizar y presta el sector público;
    • Incremento del nivel de ahorro y canalización del mismo hacia la inversión productiva;
    • Reestructuración del sistema financiero y reducción del numero de entidades y sucursales;
    • Orientación del crédito hacia las actividades prioritarias, con plazos suficientes para financiar la inversión;
    • Moderación del fenómeno inflacionario, teniendo presente que "política anti-inflacionaria y política de largo plazo son complementarias en la dirección global de la política económica";
    • Definición de los alcances del papel empresarial del estado e implementación de una política de privatizaciones;
    • Reformulación de la política tributaria a efectos de obtener una mayor equidad distributiva y de facilitar la formación de capital de las empresas;
    • Crecimiento del P.B.I  en un 20% entre 1984 y 1989;
    • Aumento de la tasa de inversión hasta llevarla al 20% del P.B.I.;
    • Incorporación significativa de equipo importado para contar con los últimos adelantos tecnológicos que permiten aumentar la eficiencia de la producción nacional;
    • Moderación del consumo para facilitar la formación de capital, aunque sin recurrir a una fuerte caída del salario real mediante acuerdos que resulten políticamente aceptables;
    • Aumento de las exportaciones de bienes y servicios a una tasa promedio del 7,2% anual durante 1984/89, considerando los precios de 1985;
    • Aumento de las exportaciones de origen industrial a una tasa promedio del 11,9% llevándolas del 14,3% del P.B.I., en 1984, al 16,6% en 1989;
    • Expansión de la exportaciones de productos energéticos (gas, petróleo y derivados) a un ritmo del 16,7% anual, duplicando las ventas al exterior, en términos reales, en un periodo de cinco años;
    • Incremento de la importación de bienes y servicios a una tasa del 9,3% anual en el lapso 1984/89;
    • Fomento de la actividad y producción agropecuaria en todos sus aspectos y alcances; modernización y reestructuración de la industria existente e incorporación de nuevos desarrollos tecnológicos;
    • Sustitución selectiva de importaciones, desechando la sustitución irrestricta valida para otras épocas;
    • Fortalecimiento del empresario nacional a través del fomento selectivo de la pequeña y mediana empresa industrial.

    Como puede observarse, considerando las distintas variables macroeconómicas, desde el Ministerio de Economía se intentó ajustarlas gradualmente.

    Ante la conflictiva realidad social, Grinspun intentó conciliar los distintos clamores sectoriales -claramente disímiles unos de otros- y armonizarlos, llegando por este medio a saldar y lograr, simultáneamente, la estabilidad de precios.

    En cuanto a sus medidas efectivamente materializadas pueden contarse:

    1.    Aumento de salarios de suma fija en diciembre de 1983.

    2.    Incremento de las tarifas de los servicios públicos.

    3.    Fijación de pautas para el incremento futuro de precios, salarios y tarifas públicas.

    4.    La determinación de cambio para el mes de enero.

    5.    Establecimiento de un sistema de control de los precios industriales.

    6.    Reducción de las tasas de interés reguladas.

                Ante los incrementos nominales de salarios otorgados por el gobierno para paliar los aumentos inflacionarios e incentivar la demanda interna, podría decirse que la respuesta empresaria tuvo matices de cautela. En cuanto al control del nivel de precios, los agentes externos al Estado hicieron caso omiso a las directivas establecidas desde la cartera económica. Consecuentemente a esto, una nueva alzada de salarios debió establecerse para así poder equiparar los ingresos argentinos a la suba de precios (intentando mantener el salario real).

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