La evaluación de la educación ambiental para el desarrollo sostenible
Enviado por Gonzalo González Hdez
Resumen
La evaluación de los procesos educativos ha estado en el centro del debate pedagógico en los últimos años, al abordarse desde distintos puntos de vista: como proceso y como resultado. La Educación ambiental para el desarrollo sostenible es parte del proceso pedagógico escolar y por tanto su evaluación está determinada por lo objetivos y el contenido de la misma. La evaluación como elemento regulador del proceso, ofrece información sobre su calidad y efectividad, así como de la necesidad de ajustes de algunos de sus elementos para alcanzar el resultado esperado. La Educación ambiental para el desarrollo sostenible, mide indicadores que van desde lo instructivo hasta lo educativo, incluyendo habilidades, conocimientos, procedimientos y la conducta que debe expresar las convicciones, sentimientos y actitudes. El vínculo entre lo instructivo y lo educativo aporta complejidad al proceso debido a que sus resultados se dan en espacios temporales diferentes y a que los instrumentos evaluadores son distintos. La importancia de la evaluación de la Educación ambiental para el desarrollo sostenible tiene que ver con el desarrollo del proceso en si, además del resultado del mismo, mas aporta información necesaria para conocer cómo se comportan los demás componentes del proceso: objetivo, contenido, método, medios y formas organizativas. Como parte del proceso pedagógico escolar la Educación ambiental para el desarrollo sostenible debe insertarse en su evaluación escolar con sus particularidades.
Introducción
La Década de la Educación para el Desarrollo Sostenible se propone en esencia, impulsar una educación solidaria que contribuya a una correcta percepción del estado del mundo, capaz de generar actitudes y compromisos responsables, y de preparar a los ciudadanos para una toma de decisiones fundamentadas, dirigidas al logro de un desarrollo culturalmente plural, socialmente justo y ecológicamente sostenible, que supere las posiciones antropocéntricas clásicas y que esté orientada a la búsqueda de modelos más comprensivos e inteligentes de interacción con los ecosistemas[1]
El debate acerca de la terminología adecuada para denominar esta Década comenzó a inicios de los 90 del siglo XX, cuando aparecen varias versiones del concepto: educación para el desarrollo sostenible, educación para la sostenibilidad, educación para un futuro sostenible, y la sustentabilidad. Se reconoce una variedad de modelos implícitos de desarrollo sostenible, cuyas interpretaciones y concreciones están estrechamente vinculadas a los diversos modelos de desarrollo social y económico vigentes, asumiendo que los enfoques del desarrollo sostenible están condicionados por la legitimidad en el control y en el uso de los recursos naturales, por lo que las interpretaciones del mismo no son unánimes (PNUD, 2005: 5-15).
El debate en torno a la Educación para el desarrollo sostenible (Hesselink, 2000), se desarrolla en torno a las siguientes posiciones: (1) La Educación ambiental es parte de la Educación para el desarrollo sostenible; (2) La Educación para el desarrollo sostenible es parte de la Educación ambiental; (3) La Educación ambiental y la Educación para el desarrollo sostenible coinciden parcialmente; y (4) La Educación para el desarrollo Sostenible es una etapa en la evolución de la Educación ambiental. Desde cualquiera de estas posiciones se asume la Educación ambiental y la Educación para el desarrollo sostenible, con elementos básicos comunes: la educación, la formación de actitudes y conductas responsables, la preparación de los ciudadanos para asumir su diversidad y un desarrollo equitativo y ambientalmente sustentable. En el presente trabajo el autor asume la concepción de la Educación ambiental para el desarrollo sostenible.
La Educación ambiental para el desarrollo sostenible en cada país está influenciada por su cultura, donde se destacan la diversidad, los conocimientos, las lenguas, la visión del mundo y los valores propios.
Diferentes autores y organismos han planteado bajo diferentes enfoques los objetivos de la Década, el autor selecciona para este trabajo, por su relación con la docencia los objetivos de la Educación para el Desarrollo Sostenible que ofrece Sterling, 1996:
1. Ayudar a entender la interdependencia de todas las formas de vida en el planeta, y las repercusiones que tienen las acciones y las decisiones humanas en el presente y en el futuro sobre los recursos en las comunidades global y local.
2. Tomar conciencia de la influencia estrecha que existe entre economía, política, cultura, sociedad, tecnología y ambiente, y su función en el desarrollo sostenible.
3. Desarrollar capacidades, competencias, actitudes y valores positivos para implicarse activamente en el desarrollo sostenible en los niveles local, nacional, regional o internacional, y orientar los esfuerzos hacia una mayor equidad y sostenibilidad futuras, poniendo énfasis en la integración de los ciudadanos en las decisiones relacionadas con el ambiente y con la economía.
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