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La Crisis Económica Internacional: orígenes y consecuencias


Partes: 1, 2

    1. Los hechos
    2. Las diferentes interpretaciones
    3. La crisis no es única, ni aleatoria ni sectorial
    4. La teoría y la política Monetarista
    5. La globalización financiera: características y efectos
    6. Los efectos desastrosos no se han hecho esperar
    7. Las repercusiones de la crisis en Colombia

    Los hechos

    Cuando el 14 de Marzo de 2007, se supo que el número de impagos en el sector financiero de los Estados Unidos se elevaba a 6 millones de usuarios o contratos por un valor de 600 mil millones de dólares, este hecho, de por si grave, ocasionó que una cohorte académica y política, defensores del neoliberalismo y otro grupo amplio de estudiosos de esta disciplina entraron a sospechar que algo andaba mal en el sector financiero pero, quizá peor, en el sistema económico.

    Un mes más tarde, es decir en el mes de abril del 2007, el New Century Financial suspende pagos, el Citigroup, reconoce pérdidas por 5 mil millones de pérdidas y en julio, quiebran dos fondos de inversión del Banco Bear Steam. A comienzos del mes de agosto, de ese mismo año, los bancos de Estados Unidos endurecen los requisitos para conceder préstamos, tras comprobar que 70 firmas hipotecarias de ese país están en bancarrota. A esto se sumaba la declaratoria de suspensión de pagos de 10 bancos y el inicio de investigación de la Comisión de Valores de Estados Unidos a los estados financieros de las firmas de Wall Street: Goldman Sachs, Merrill Linch y Bear Steam. El 8 de agosto de 2007, las bolsas de todo el mundo protagonizaron fuertes caídas en sus valores cotizados, haciéndose entonces visible una crisis en los mercados financieros globales que venía larvándose desde hacía tiempo. El 2007 cierra con un acuerdo entre el FED de Estados Unidos y el BCE (Europa) y los bancos centrales de Inglaterra, Suiza y Canadá para adoptar un plan para afrontar el problema de liquidez del sistema financiero internacional.

    Los acontecimientos del 2008, como ya se sabe, giraron en torno a la declaratoria de cuantiosas pérdidas y con la quiebra de cerca de 170 bancos e instituciones hipotecarias, además de las fusiones, adquisiciones y el salvamento de otros tantos establecimientos con dinero público. Estos hechos, agudizaron la preocupación y la angustia del sector financiero y de otros sectores de la economía y de los trabajadores. No hay dudas que de que estos hechos evidenciaban otro septiembre negro del 2008 para el capitalismo.

    La pirámide financiera creada

    Una rápida mirada a lo sucedido, da cuenta que el problema radicaba en que en pleno fragor del auge inmobiliario se había generado un nuevo negocio en la emisión de títulos «subprime», que consistía en prestar a las familias más humildes, las que quedaban por debajo de la puntuación «óptima» que establecían los bancos, a cambio de un mayor interés. A su vez, la entidad acreedora transformaba las hipotecas en títulos que ponía a la venta en los mercados financieros internos e internacionales, con un rendimiento alto que compensase riesgo. Y realmente eran muy rentables. Esta especie de pirámide financiera funcionaba mientras los precios de la vivienda siguieran subiendo pues, en teoría, el hipotecado siempre podría vender la vivienda por más de lo que le costó y cancelar el préstamo.

    Los compradores aceptaron pagar sólo intereses durante los primeros años de su hipoteca, sin tomar en cuenta que los intereses estaban subiendo. Para colmo de males, las hipotecas de alto riesgo no tienen interés fijo, sino variable. Esto, como ya se sabe, se convirtió en una pesadilla para el comprador, al tener que pagar unos intereses cada vez más altos, por la variación de los intereses, hasta que la cadena no resistió más.

    La solución apresurada y tomada para este problema por varios gobiernos, recordemos, ha descansado en una serie de compras, fusiones, cierre de bancos pero principalmente, la intervención del sector público que con fondos públicos se pretende conjurar la crisis mediante la inyección en solo Estados Unidos de más un billón de dólares para el sector financiero y bancario, otra suma similar de elevada para el sector automotriz y alguna suma sin precisar para el sector de los consumidores. En otros paises, como Francia, Italia, Alemania, Gran Bretaña, los gobiernos también han destinado gruesas sumas de dinero para hacer frente a la crisis.

    Las diferentes interpretaciones

    Como quiera que estos acontecimientos encendieran las alarmas sobre lo que ha venido ocurriendo y no han sido poco los que sobre este problema se han pronunciado. Así, por ejemplo, la interpretación ofrecida por los defensores y aúlicos del neoliberalismo, ha sido la de sostener que la crisis es sectorial y aleatoria, es decir, se da por algún suceso fortuito; que la culpa es del señor Allan Grennspan, y del señor George Busch y, además, la han venido atribuyendo a la codicia excesiva de unos pocos banqueros.

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