La gran campaña de independencia de los territorios de la Nueva granada se halló provista de elementos influyentes estos como resultado de manifestaciones espontáneas y bien traídas de ultramar, los pensamientos de labriegos, campesinos, esclavos, nativos americanos y la elite criolla muestran diferencias.
¡Viva el rey, muere el gran gobierno! se gritaba mientras el edicto con los nuevos tributos era destrozado enfrente de la alcaldía de Socorro, algunos de los ciudadanos se concentraban al calor de las consignas, recogiendo los fulgores de artesanos y otros pequeños comerciantes los mas afectados con las medidas, el motín tomaba otros matices, el tabaco y el aguardiente fue repartido y en parte quemado, el blanco de esta ira era Gutiérrez de Piñeres.
Las masas incapaces de comprender la magnitud de la realidad distaban mucho del elemento real del problema la dramática situación socioeconómica impuesta por la monarquía desde sus inicios.
A pesar de su situación el respeto al monarca y a la institución católica se mantenía.
La elite criolla convencida de sus medios acogió su iniciativa revolucionaria, insatisfecho con los nuevos gravámenes y monopolio decretados, pretendía la aristocracia neogranadina canalizar el descontento popular en un gran movimiento de masas, con el exclusivo propósito de arrancarle al gobierno mediante la presión social, rebinmicaciones que los beneficiarse tales como la eliminación de ciertos tributos y la coparticipación en el manejo del estado.
Lejos de poder lograr cualquier transformación en la estructura económica de Nueva granada los insurrectos fueron apaciguados la aristocracia de formación intelectual Europea muestra su filiación a los cambios del pensamiento. Indalecio Lievano, con un criterio bastante débil sostiene (La rebeldía de los oprimidos tomaban la forma de protesta contra la miseria y de anhelo profundo revolucionario, de cambiar las antiguas estructuras sociales), si bien las medidas tomadas causaron gran transcendencia en el territorio dice el mismo Indalecio "(Galán) tenia la convicción de que el movimiento comunero solo podía triunfar si se transformaba en una revolución social que despertara de su letárgica a los sectores populares de la sociedad colonial" ,pero el levantamiento popular en realidad distaba de una lucha contra el régimen monárquico o la masa agrégale el ingrediente contra la explotación de la elite criolla, sobre indígenas, labriegos y esclavos?.
Indalecio Lievano en su texto4 omite las razones por las cuales el pueblo explotado se revela, no dejando en claro los dos elementos que constituyen las manifestaciones; de una forma romántica hace exclusión de los directos involucrados los cuales como se anota en el comienzo de este ensayo son la aristriocracia, los medianos y pequeños artesanos quienes se encuentran afectado por las medidas económicas, Álvaro Tirado mejia afirma "en un comienzo hay identidad de interese entre las clases para oponerse ala corona. Los impuestos afectaban a todos y era preciso liquidarlos.
Tal postulado beneficiado por igual al pueblo a los artesanos a la aristocracia y esta ultima trato de encausar el golpe con las autoridades españolas para que solamente se suprimiera el impuesto o en el mejor de los casos para que aquellas fueran depuestas entrando ellos a ocupar las posiciones de gobierno sin que en lo fundamental, las formas de explotación colonia cambiase.
Por esta razón se colocaron al frente de la insurrección en el comienzo."
Este levantamiento si bien es producto de una manifestación espontánea y sirve como punto de partida, para lo que posteriormente seria un acto de los grupos oprimidos contra los terratenientes y explotadores no es en ningún momento un proceso revolucionario por parte de los grupos que intervienen.
Este seria el segundo aspecto; Las masas o grupos afectados son aquellos que trabajan en los campos, minas, haciendas y en el servicio, la presión social que estos podrían ejercer sobre las decisiones de la real hacienda fueron aprovechados por la elite quienes con gran astucia y malicia los condujeron hasta la firma de las capitulaciones de Zipaquira.
Para finalizar haré una breve observación sobre algunos de sus artículos que a mi modo de ver evidencia en los hechos una fuerte incidencia explotadora de la aristocracia, y en la historiográfica nacional unas de las grandes fallas al ser descritos los documentos sin la mayor intuición y poca interpretación por parte de algunos historiados tradicionales.
Art. 1. Fenecerá en la real hacienda el impuesto que se cobra destinado a la armada de Barlovento.
Art. 2. El tributo de Guías se abolirá.
Art. 3. El ramo de Barajas también se extinguirá.
Art. 9. Que la alcabala, desde ahora para siempre jamás, no haya de seguir su recaudación de todos los frutos comestibles y si solo se deberá pagar el 2% de la venta de grano de castilla, lienzos, mantas, cacaos, azucares, conservas, tabaco, cabalgadura, ventas de tierras, casas, ganados y demás de comercio, y que se exceptúen de esta contribución los algodones por ser fruto que propiamente solo los pobres las siembras y cogen y pedimos que así se establezca por punto general.
"Este párrafo que exigía que el algodón estuviese extenso de los derechos de alcabala, este se entiende como una reivindicación económica del sector artesanal, que empleaba aquel producto como materia prima para la elaboración de hilados y tejidos."
Art. 7. a) que los indios "reducidos" fuesen trasladados a sus lugares de origen y b) que los resguardos que ocupan les pertenezcan por completo, en calidad de propiedad. Quizás este artículo es uno de los más importantes por que exige de las autoridades un trato más humano para los infelices y desventurados indios además que no expresa textualmente pero están implícito la rebaja de la contribución anual que debían cancelar al tesoro público.
Art. 15. Se rechaza una real orden mediante la cual pide su majestad una contribución "gracioso donativo" de dos pesos por cada persona blanca, un peso por cada indio, negro y mulato.
En cambio, como leales vasallos ofrecen donativos voluntarios, que entregaran con sumo gusto, siempre y cuando 1) S.M. pida y haga notar su urgencia, y 2) sirvan para: a) conservar la fé o b) conservar parte de los dominios de la monarquía.
Art. 21. la libra de pólvora constara 8 reales y no 10, como lo ordeno Gutiérrez de Piñires.
Art. 22. que los empleos de primera, segunda y tercera plana hayan de ser antepuestos y privilegiados los nacionales de esta América a los europeos, por cuanto diariamente manifiesta la antipatía que contra las gentes de acá conservan sin que basta conciliarle correspondida voluntad, pues están creyendo ignorantemente que ellos son los amos y los americanos todos sin excepción sus inferiores criados; y para que no se perpetué este ciego discurso, solo en caso de necesidad, según su habilidad, buena inclinación y adherencia a los americanos, puedan ser igualmente ocupados, como todos los que estamos sujetos a un mismo rey y señor debemos vivir hermanablemente; y al que intentarse señorearse y adelantándose a más de lo que le corresponde a la igualdad por el mismo echo sea separado de nuestra sociabilidad.
Las capitulaciones de Zipaquira en cuyo texto original no se halla la más mínima mención a la independencia política del reino contienen reivindicaciones difíciles e imposibles de cumplir por parte de la Corona Española.
Por un ejemplo, la sola supresión del impuesto como Barlovento, guías, barajas… y la rebaja porcentual del derecho de alcabala, causaría al tesoro público, una disminución considerable en los ingresos fiscales con lo anterior doy fin a este ensayo.
BIBLIOGRAFÍA
- Aguirre Lievano, Indalecio, los grandes conflictos sociales de nuestra historia. Ediciones tercer mundo, Bogotá. 1966.
- Ocampo López, Javier, Colombia en sus ideas. Ediciones Fundación Universitaria Central. Santa Fe de Bogotá 1999.
- Rodríguez Acosta, Hugo, elementos críticos para una nueva interpretación de la historia colombiana. Ed. Los Comuneros, Bogota. S.F.
- Tirado Mejia, Álvaro, Introducción a la historia económica de Colombia, Ancora Editores 1998. Bogotá
- Nieto Arteta, Luis Eduardo, economía y cultura en la historia de Colombia, Editorial La Oveja Negra, 1973. Medellín.
Por:
Camilo Andrés Medina