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El monitoreo y manejo de la resistencia a los fungicidas en Cuba

Enviado por Berta Lina


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Metodos para los ensayos
  3. I. Resistencia a las fenilamidas
  4. II. Resistencia a los benzimidazoles
  5. III. Sensibilidad a los Inhibidores de la Biosíntesis de Ergosterol (IBE):
  6. IV. Monitoreo de la sensibilidad a nuevos grupos de fungicidas.
  7. Bibliografía
  8. Anexo

Resumen

Por la importancia económica que presentan varias enfermedades fúngicas en cultivos de primer orden para la agricultura cubana, se hace necesario para su control, el empleo de familias de fungicidas sistémicos, tales como fenilamidas, benzimidazoles, dicarboximidas, triazoles, morfolinas, carbamatos y derivados de estrobilurinas, entre otros. Debido a los riesgos de resistencia que poseen éstos, desde el año 1982, se desarrolló e implementó en el país un sistema de monitoreo para determinar el estatus de la sensibilidad de poblaciones de campo, el cual comprende un conjunto de métodos de laboratorio estandarizados así como monitoreo de las enfermedades y de la eficacia de los fungicidas en campo. Se detectó y estudió la evolución de la resistencia de Peronospora tabacina, Phytophthora nicotianae y P. infestans a las fenilamidas; Mycosphaerella musicola a los benzimidazoles, triazoles y morfolinas; M. citri a los benzimidazoles; Alternaria solani y A porri a los triazoles y dicarboximidas, Penicillium spp y Lasiodiplodia theobromae al tiabendazol. Se implementó el sistema de gestión para el manejo de los fungicidas y la fungo – resistencia que incluye el monitoreo de sensibilidad de las poblaciones fúngicas, la vigilancia de la eficacia de los fungicidas en el campo, el monitoreo de la evolución de las enfermedades y su relación con el clima y la elaboración oportuna de estrategias de control nacional y locales, lo que ha permitido una reducción de las aplicaciones entre un 37.5 y 50% respecto a la estrategia convencional por programas, con una reducción importante del impacto negativo en el ambiente y decrecimiento de pérdidas económicas por concepto de gastos adicionales de fungicidas y daños a los cultivos por causa de las enfermedades.

INTRODUCCIÓN

Los fungicidas han sido usados desde hace alrededor de 200 años para proteger a las plantas de las enfermedades provocadas por hongos. Al inicio, la protección se efectuaba principalmente a las semillas de cereales y los viñedos. Sin embargo, el número de cultivos y enfermedades tratadas, el grado de químicos disponibles, el área y frecuencia de uso y la efectividad de los tratamientos se incrementaron enormemente, muy especialmente desde la segunda guerra mundial hacia acá (Brent, 1995).

Dentro de los primeros grupos de fungicidas pueden citarse los derivados del Cobre y los del Azufre, los cuales aun son ampliamente usados y efectivos. El tercer grupo corresponde a los organomercuriales los que han sido desechados. Varios grupos como las ftalamidas, ditiocarbamatos, dinitrofenoles, clorotalonil, han sido establemente usados por muchos años. Otro número grande de fungicidas más potentes, de nuevas estructuras y con fuerte actividad sistémica fue introducido en los finales de los años 60 y 70. Se incluyen a los benzimidazoles,

2-amino-pyrimidinas, carboxanilidas, fosforotiolatos, morfolinas, dicarboximidas, fenilamidas y los inhibidores de la biosíntesis de ergosterol (IBE). Las nuevas introducciones desde 1980 han sido preferentemente análogas de los fungicidas existentes particularmente los IBE, con propiedades generalmente similares. Desde hace algunos años, varios compuestos nuevos han sido introducidos comercialmente o han tenido una fase avanzada de desarrollo: Estos incluyen los fenylpyrroles, anilinopirimidinas y los análogos de la estrobilurinas. Hasta el presente, son usados alrededor de 135 compuestos fungicidas en la agricultura mundial. El saldo total en 1993 fue de 4.7 billones de dólares (Brent, 1995; Brent y Hollomon, 1998).

A pesar de los progresos en la lucha química contra las enfermedades fúngicas, el fenómeno de resistencia de los parásitos de las plantas a los productos fitosanitarios, constituye actualmente el problema que más preocupa al sector desde el punto de vista agronómico. Un grupo de sustancias químicas que ha presentado con frecuencia dicho problema son los fungicidas que atacan por vía sistémica, por lo que se han informado numerosos casos de resistencia de patógenos en el campo, lo cual provoca un desajuste en el equilibrio poblacional desde el punto de vista ecológico.

Por más de 25 años la industria agrícola ha enfrentado estos problemas. Desde los primeros casos informados mundialmente, los productores de agroquímicos, académicos, científicos, entre otros, han puesto su mayor empeño y esfuerzos encaminados a analizar los fenómenos, sus causas y establecer estrategias. En el momento actual, cuando la sostenibilidad económica, técnica y ambiental se convierte en el reto principal de la agricultura moderna, es imprescindible profundizar en los progresos mundiales para evitar el desarrollo de la resistencia a los fungicidas

También en muchos países de Europa, Asia y América Latina donde se emplean sistemáticamente este tipo de fungicidas, se realizan serios trabajos investigativos y de aplicación con el fin de detectar a tiempo la posible aparición de resistencia para evitar pérdidas de producción en los cultivos de importancia económica.

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