- Resumen
- La formación de valores
- Proceso de Enseñanza – aprendizaje
- Propuesta de estrategia docente para la educación de valores
- Planificación
- Ejecución de la estrategia en el proceso docente
- Conclusiones
- Referencias bibliográficas
Resumen
La formación de valores en la educación superior se convierte en una tarea difícil debido a la diversidad de valoraciones personales y sociales que establecen los estudiantes. Formar un profesional consciente y coherente con la realidad implica un trabajo estratégico para la educación. El presente documento presenta algunos lineamientos que buscan servir de base para diseñar estrategias docentes que permitan mejorar los procesos de enseñanza – aprendizaje.
"Pocos negarían que hay en la actualidad muchísimos en las escuelas que no aprenden tan bien como deberían hacerlo simplemente porque no tienen idea muy clara del objeto de su existencia ni están muy seguros de que vale la pena el esfuerzo para aprender". L.E. Ratts
Introducción
A través de los valores el sujeto se conoce a sí mismo, conoce sus necesidades y las posibilidades de satisfacerlas, además proyecta las condiciones ideales para ello regulando su conducta en correspondencia con los contenidos valorativos asumidos. Los valores no existen sin el hombre, que con ellos está en disposición de dar significado a la propia existencia. Las cosas adquieren valor en la medida en que se insertan en este proceso de humanización. (Gervaert, 1976).
Una educación centrada en valores es una educación centrada en el hombre, pues el hombre está, por su mismo ser, llamado a la realización de los valores. El hombre es el protagonista principal de su desarrollo y el desarrollo social, en tanto es un ser activo, transformador de su propia realidad y de sí mismo, pero a la vez determinado por las condiciones concretas en las que se desarrolla.
La tarea de educar en valores es actualmente una de las áreas educativas más interesantes y conflictivas; es un campo que exige una profunda reflexión y discusión y por lo tanto supone un gran cambio. Elaborar una estrategia docente en el proceso enseñanza – aprendizaje dirigido a la formación de valores en los estudiantes universitarios constituye una tarea muy compleja. La formación de valores en el proceso enseñanza – aprendizaje debe partir de la elaboración explícita de las dimensiones social y ética del currículo de las diversas profesiones.
Uno de los objetivos esenciales de la enseñanza – aprendizaje debe estar dirigido a la formación de profesionales con un elevado compromiso social donde su saber científico no sea parte del patrimonio de su riqueza personal, sino de la riqueza de nuestra sociedad, encaminados no sólo a perpetuar los mejores valores de nuestra cultura, a expresar su condición de producto social, sino ante todo su condición de activos creadores de cambio social. Se debe procurar formar un profesional que además de poseer estas características, esté preparado para enfrentar situaciones difíciles, contradictorias, luchar contra el individualismo, la competencia, el arribismo y otras lacras que han surgido en nuestra sociedad como consecuencia de la situación actual.
Un proceso de enseñanza – aprendizaje centrado en la transmisión de conocimientos o en la construcción del conocimiento por el alumno, pero sin la aplicación práctica de esos conocimientos, limita el futuro desempeño del profesional. En este caso no cuenta con las herramientas necesarias, estrategias y mecanismos que permitan regular su comportamiento y asumir una posición activa, reflexiva, consciente y responsable en la toma de decisiones y solución de los problemas de la práctica profesional, ya que no sólo intervienen los conocimientos adquiridos durante su formación, sino el desarrollo de importantes formaciones psicológicas como los motivos, autovaloración, los valores que desde su integridad le dan una direccionalidad al comportamiento humano (Fuentes, 1995).
Si bien en el diseño curricular de las carreras profesionales aparecen reflejadas las exigencias de la sociedad a la formación profesional, no es ajeno el hecho de que el proceso se ha parcializado más hacia el área del conocimiento, limitando el desarrollo de otras áreas, entre ellas la formación laboral, el valor personal y social del propio conocimiento para la actividad profesional.
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