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Algunos lineamientos teóricos sobre la dualidad democracia-totalitarismo

Enviado por Carolina Bracco

Partes: 1, 2

    1. La noción de totalitarismo en Hannah Arendt
    2. Carl Schmitt y la política entendida como la oposición amigo-enemigo
    3. Democracia y (o vs.) Totalitarismo. Comentarios sobre la teorización de Claude Lefort
    4. Bibliografía

    La noción de totalitarismo en Hannah Arendt

    La característica principal –y quizás más angustiante y desoladora- que atraviesa la teorización de Hannah Arendt sobre el totalitarismo tiene que ver con la privación del pensamiento humano que supone allí donde detenta el poder estatal.

    El hombre, en el sistema totalitario se encuentra desprovisto de su pluralidad, de su ser con los demás, de su condición humana. El hombre, en tanto tal, es apolítico. El pensamiento político es de los hombres. El totalitarismo aísla a los hombres, privándolos del espacio público, de la posibilidad de actuar, de ser.

    Es en este sentido que Arendt identifica al totalitarismo como una forma de dominación radicalmente nueva, en tanto que no se limita a destruir las capacidades políticas del hombre aislándolo en relación con la vida política, como lo hacían las viejas tiranías y los viejos despotismos, sino que va un paso más allá, destruyendo también los grupos y las instituciones que forman la urdimbre de las relaciones privadas del hombre, sacándolo de esta manera del mundo y privándolo hasta de su propio yo.

    El totalitarismo es tan total que "nunca se contenta con dominar por medios externos, es decir, a través del Estado y de una maquinaria de violencia; gracias a su ideología peculiar y al papel asignado a ésta en el aparato de coacción, el totalitarismo ha descubierto unos medios de dominar y de aterrorizar a los seres humanos desde dentro"

    La ideología totalitaria pretende explicar con certeza absoluta y total el curso de la historia; se vuelve por lo tanto independiente de todas experiencias o afirmaciones empíricas, y construye un mundo ficticio y lógicamente coherente, del que se derivan directivas de acción cuya legitimidad está organizada por la conformidad con la ley de la evolución histórica.

    El terror es la realización de la ley del movimiento. Como instrumento permanente de gobierno, el terror total, establece un control en las masas de individuos aislados manteniéndolas en un mundo que se ha convertido para ellas en un desierto: el terror constituye la esencia misma del totalitarismo, y la ideología es su lógica de acción y principio que lo hace mover.

    El terror puede dominar de forma absoluta sólo si aísla a los hombres, porque aislados carecen de poder.

    En este sentido, la ideología totalitaria trasciende los límites de lo político y económico y aspira a alcanzar el dominio sobre la vida y la mente del hombre en su totalidad. No respeta el misterio de la existencia humana y, por ello, tampoco al hombre ni sus innumerables posibilidades. Para llegar a monopolizar todos los aspectos de la vida del hombre, el totalitarismo debe necesariamente ignorar la complejidad de los pensamientos y las acciones humanas. Es en esta misma línea que Kirpatrick sostiene que "los gobiernos totalitarios son aquellos cuyos dirigentes ven en toda la sociedad, la economía, la cultura y la personalidad un campo para la regulación gubernamental. Lo que uno lee, escribe, estudia, publica, elabora, el lugar donde uno vive y trabaja, lo que se paga y quién lo paga, todo se considera incumbencia del gobierno"

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