Algo impacto el ala izquierda del avión, -¿a caso éramos atacados? Me pregunte-, aun no nos recuperábamos del primer impacto, que fue leve, cuando el avión nuevamente se remeció una onda expansiva nos abrazo en una bolsa de aire, era una explosión cerca del ala derecha, una gran masa de fuego se acercaba hacia nosotros mientas el avión se estremecía; HARRY, el piloto, pudo maniobrar el avión con las alas defectuosas y llevarnos a salvo a tierra firme cuando salimos del avión; todos, apurados corrimos por miedo a quedar atrapados en la explosión, del avión, dejando nuestras cosas, dentro del avión, pero no fuimos tan lejos cuando la onda expansiva nos atrapo, a MERY se le reventaron los tímpanos, mientas que CYNTHIA se luxo el brazo izquierdo con la estrepitosa caída, todos fuimos arrojados por lo menos 5 metros, al pasar la explosión, al avión estaba en llamas, todo destruido sin rastro de nuestras cosas, todo estaba calcinado.
Con las maniobras que efectuó Harry, logramos aterrizar de emergencia en un claro, paresia tapizado con alfombras verdes, un gran suspiro de alivio se oyó entre nosotros;
Pudimos observar a lo lejos dos montañas, parecían sacadas de algún cuento de hadas, eran perfectas el sol se colocaba ente ellas e iluminaba el bosque que estaba delante de nosotros, caminamos entre la espesura del bosque y sin darnos cuenta estábamos siguiendo un sendero.
Sobrevino una intensa e inesperada lluvia, caminamos por horas bajo ella. No se si los demás se dieron cuenta o no pero al principio pensé que por la lluvia no había oído ningún ruido de animal alguno ni el cantar de las aves, ni siguiera el molesto zumbido de las insectos, la idea se esfumó medida que avanzamos, pero como toda idea dejaba la espina clavada en mi.
Al cesar la lluvia el extraño silencio continuo, un a corriente de aire gélido estremeció mi cuerpo desde los pies hasta el ultimo de mis cabellos, me preocupaba el extraño silencio del bosque, no quería inquietar a los demás y decidí no decir nada, tenia una extraña sensación.
El camino se hacia interminable, el hambre y el cansancio nos alteraba, cada ves se hacia mas y mas grande; a medida de que avanzábamos por el sendero natural, el sonido de una cascada interrumpió el silencio, la espesa vegetación y los grandes árboles no dejaban ver mas allá de 5 metros, seguimos el sonido del agua y nos apartamos del sendero, al llegar había un pequeño riachuelo con gran corriente, una pequeña cascada producía un estruendoso sonido ayudado por el eco de la montaña, que se mostraba imponente, en su rivera.
Nos abrimos paso entre la vegetación, cruzamos el rió, y nos dispusimos a caminar, pero ya no había sendero que seguir la montaña se imponía virgen e impenetrable; Lucho, quien en sus años mozos había sido rescatísta en el estado de Amazonas, en Brasil, tenia ya 59 años pero era de alma joven y conservaba su cuerpo en buena forma; abrió paso por donde la vegetación, no estaba tan espesa, caminamos subiendo la montaña, así llegamos a un claro en medio de la montaña, mientras descansamos, observe que a pesar de la tragedia, nuestro día no se había perdido, la vista que nos ofrecía, el paisaje a las 3 de la tarde, depuse de una lluvia, era reconfortante; las copas de los árboles producían destellos de luz, que se mezclaba con los tonos verdes y marrones de la vegetación; un sector del bosque parecía como si el sol no penetrara, como si la lluvia se hubiese apartado para no caer en aquel lado, solo existía un tono verde totalmente oscuro; la copa de los árboles y la maleza producían sombras y formas de terrible apariencia.
Mire el rostro e mis compañeros, su rostro reflejaba el confort y la felicidad, pero, Sonia tenia un rostro de terror, miraba fijamente la parte oscura del bosque.
¿Que fue eso? -dijo SONIA, con los ojos desorbitados el miedo reflejado en su rostro-, todos nos quedamos petrificados atentos al silencio,
¡No escucho nada! -dijo Mery-;
Es nada -dijo Cyntia-;
¿Sabes que es?, es el sonido de tu estomago que gruñe de hambre -dijo Robert,
¡Jejejejeje!. Todos rieron.
Caminemos rápido y busquemos donde pasar la noche que ya nos cae encima, -dijo Harry.
Esta bien -dijo Sonia; aunque le había causado gracia el comentario de Robert, aun seguía angustiada por el extraño sonido que escucho. Miraba con ojos desorbitados mientras se alejaba caminando con el grupo.
Logramos divisar luces, al otro lado de la montaña, no esperamos mas sacamos fuerza de donde no habían mas y corriendo llegamos a una aldea, allí una pequeña parada en el centro de la calle nos miraba fijamente, no se si asombrada por nuestra presencia o si estaba asustada al vernos con las ropas desgarradas y sucias. Huyendo como si hubiese visto al diablo en persona.
Un anciano, con una cosa extraña en la cabeza que daba la impresión de estar hecho de cuero de serpiente y un cayado tallado minuciosamente y bien trabajado en el que se apoyaba, salio al escuchar a la niña gritar el nombre de su mama.
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