Relaciones políticas y económicas entre Japón y los Estados Unidos de América (página 2)
Enviado por Wertheimer Marina
Todo esto generó en Japón un sistema institucional de política exterior pasivo, denunciado reiteradas veces por los socialistas en el congreso, quienes se oponían a la alianza americana y a la posición de subordinación que Japón cumplía en esta relación, manifestada, por ejemplo, en el establecimiento de bases militares estadounidenses en el territorio japonés.
Estados Unidos comienza sus relaciones de cooperación económica con Japón finalizada la segunda guerra mundial. Su política estaba relacionada, en primer lugar, con el preciso objetivo de desarrollar y expandir el sistema capitalista mundial. Para este objetivo, Estados Unidos debía conseguir la superación de las asimetrías existentes entre las distintas economías que integrarían el bloque capitalista. De otra manera, estos países no se habrían encontrado capacitados para comprar las exportaciones norteamericanas. Así, Estados Unidos financiaría sus propias exportaciones, como una manera de prolongar el modelo de acumulación capitalista.
Vemos como esta política americana en Japón de recuperación económica reemplazó los anteriores intentos de democratización y reforma política. Es decir, las cuestiones políticas se reemplazaron por cuestiones de producción. En segundo lugar, reforzando el bloque de países y áreas capitalistas, Estados Unidos buscaba llevar a cabo su política de contención del comunismo.
Según Lopez Villafañe, la antigua alianza americana es reemplazada por la Pax consortia, en un período en el cual Japón está consiguiendo intervenir con mayor independencia en los asuntos mundiales, así como encarar más autónomamente sus relaciones internacionales. A partir de 1976 Japón comienza a tener una balanza comercial favorable, en relación a Estados Unidos.
La economía de Japón creció a pasos agigantados, como ya hemos visto, en primer lugar, por la política de Estados Unidos de contención del comunismo y por su involucramiento militar en la zona, que generó un clima de inversión favorable y, posteriormente, en la década del ochenta, por el aumento de liquidez de Norteamérica para mantener el crecimiento mundial, sin importar que a largo plazo esto le terminara siendo perjudicial. Las empresas filiales de corporaciones de Estados Unidos en Japón, sirvieron de estímulo directo para la industrialización de este último país. De este modo, la antigua posición de subordinación de Japón a Estados Unidos está siendo reemplazada por su nuevo poder financiero y tecnológico
Japón se desarrolló económicamente por esta la política de Estados Unidos. Ahora Estados Unidos es el perdedor. Japón y los países del sudeste asiático tomaron ventajas de la apertura del mercado estadounidense. Estados Unidos se ha vuelto deficitario, y Japón es el mayor ganador, ya que es el único con superávit fiscal con respecto a todos estos países.
En contraste con lo que sucede con la economía japonesa, que se encuentra en plena expansión, la economía estadounidense se encuentra en declinación, hecho que se manifiesta en el incremento de su deuda nacional, a un ritmo que sobrepasa la tarda expansión de la economía; en la devaluación del dólar; en la desaparición del empresariado manufacturero local y su reemplazo por sectores financieros y especulativos; en el extenso control de unidades productivas y tecnología por parte de inversionistas extranjeros (europeos y japoneses); y, por último, en el desmoronamiento de su sector industrial básico. Se puede afirmar, que esta declinación económica de Estados Unidos, si bien afecta a la economía en general, favorece los intereses específicos de corporaciones, bancos y del capital especulador, que se preocupa más en obtener ganancias de la compra y venta de empresas, que en promover la industria y competitividad nacionales. Así, Japón muestra un claro predominio comercial y financiero en los últimos años.
Hoy podríamos catalogar a las relaciones de Estados Unidos – Japón, más como de competencia que de cooperación, cuando Estados Unidos le achaca a Japón que cierra las fronteras de sus mercados, cuando critica su régimen de inversiones extranjeras, o cuando critican el uso que Japón hizo en el pasado de la tecnología norteamericana y la actual renuencia para compartir los nuevos avances tecnológicos, además de la orientación tecnológica de sus inversiones, dejando para el territorio norteamericano los trabajos que requieren de poca calificación técnica.
Pero más allá de esta confrontación, EEUU depende de Japón como de Europa, tanto en lo que hace a inversiones como al comercio.
CONCLUSIÓN
Siguiendo a Dalla Negra, podemos analizar la coyuntura internacional y los roles protagónicos de Japón y Estados Unidos, en sus términos. Así, en un escenario dominado por dos potencias mundiales, la primer potencia tiene el poder militar, y la segunda, la que amenaza a la primera por el poder mundial, tiene el poder económico.
Esta situación se mantiene hasta que la segunda potencia le quita el lugar a la primera, pasando ahora a ser la primer potencia con el máximo poderío militar. Sugiere que el lugar de segunda potencia mundial lo ocupará un tercer país, que tendrá el máximo poder económico.
Llevando esto al contexto que nos compete, podemos afirmar que esto es lo que está ocurriendo actualmente en el caso de Estados Unidos y Japón. Estados Unidos perdió definitivamente su predominio económico, pero aún conserva el militar. Japón es una gran potencia económica, aunque su posición ya comienza a encontrar competidores en el sudeste asiático y China, mientras que paralelamente refuerza cada vez más sus gastos militares.
Bibliografía consultada
Lopez Villafañe, J. Japón y EEUU en la cuenca del pacífico 1945-2000. Siglo XXI ediciones, 1994
BEASLEY, W. G. The Rise of Modern Japan. Tuttle ediciones.
ORTIZ, Renato Lo próximo y lo distante
DALLA NEGRA PEDRAZA, Luis El orden mundial del siglo XXI Ediciones de la Universidad, Buenos Aires, 1998
Wertheimer Marina
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